La única tortuga hembra de caparazón blando de Shangai que sigue viva en el planeta podría salvar a su especie. La tortuga Rafetus swinhoei tiene casi 100 años de vida a sus espaldas pero si su embarazo se desarrolla con normalidad, podría suponer la salvación de la especie.
Entre los cuatro ejemplares de tortuga de caparazón blando que sobreviven en el planeta, sólo uno de ellos es hembra, por lo que todas las esperanzas están puestas en ella. Vive en el zoológico de Suzhou, en China, donde fue inseminada con el esperma de uno de los machos que sobrevive.
En 2008, la Turtle Survival Alliance unió a ambos ejemplares con la esperanza de que lograran reproducirse de forma natural, pero finalmente los expertos tuvieron que llevar a cabo otros métodos para lograr el embarazo.
Los ciudadores de la única tortuga hembra del planeta esperan que ésta ponga los huevos en las próximas semanas, y sólo entonces se sabrá si la inseminación tuvo éxito. Los científicos tienen todas las esperanzas puestas en que así sea, pues es la última oportunidad que tendrán para liberar a esta especie de la extinción.
Un ejemplar de tortuga de caparazón blando puede pesar hasta 130 kilos, medir casi un metro de largo y vivir más de 100 años. Es la especie más grande de todas las tortugas de agua dulce.