«Tres estados de suspensión» se llama la exposición que reúne los trabajos de tres artistas, quienes a través de la foto performance, video performance, instalación, escultura, textil y la gráfica, indagan en el impacto de la globalización en la degradación ambiental, particularmente en las zonas en las que ellas trabajan y habitan: La Araucanía (tierra), Santiago (aire) y Valparaíso (agua).
Se trata de un proyecto de investigación, creación y producción financiado por Fondart Regional convocatoria 2022, que se inaugura el 7 de octubre (12:30 hrs.) en el Parque Cultural de Valparaíso (Ex Cárcel).
La muestra responde a inquietudes actuales, planteadas desde distintas formas de repensar el territorio que, debido al impacto socioambiental que se vive en ellos, son denominados «zonas de sacrificio».
Así, a partir de cada lugar, se configuran diferentes elementos como diagramas de creación que, desde la experiencia del cuerpo, han desarrollado diferentes poéticas, llevando a cabo acciones performáticas que visibilizan, evidencian y subsanan metafóricamente la relación cuerpo/territorio.
Las obras
En Formas de sobrevivencia simbiótica, la artista Fernanda López Quilodrán realiza un traje de medición de CO2 de tres canales que le permite dialogar, por medio de la exhalación, con la papa y con el aire. Los datos capturados son transformados en palabras asociadas a cada reino y a los efectos en cada uno debido a la crisis climática.
De esta forma, permite configurar poemas, gráficos, imágenes y acciones, a modo de conjeturas que posibiliten la comunicación con otros reinos, estableciendo conexiones y colaboraciones para la construcción de nuevas cartografías y relatos, comprendiendo lo vivo y su capacidad de sobrevivencia, mutación o simbiosis en el contexto de las llamadas «zonas de sacrificio».
Estos datos y poemas se visualizan en una instalación que combina las artes y la ciencia por medio del video, la acción, el texto y la electrónica: «Me pareció pertinente realizar esta simbiosis con la papa, por su característica de tubérculo vernáculo de la región andina de América, por su capacidad de resistencia y por ser un agente principal en la salvación de la hambruna», comentó López Quilodrán.
En tanto, Circunferencias para un sacrificio, Libro blando y Libro situado, de Rocío López Montaner, son obras que consisten en el registro de caminatas circulares, realizadas en tres territorios distintos. Fueron realizadas a cuerpo desnudo, cubierto sólo por palabras escritas con pigmento de polvo de carbón.
El texto transcrito por otra mujer (Ana, madre de la artista) refiere a la correspondencia sensible entre diversos conceptos en clave poética, aludiendo a la relación de intimidad y vulnerabilidad que plantea el vínculo entre madre e hija con el territorio afectado.
Para esta investigación, la artista trabaja a partir de la noción de afecto desde el cuerpo, entendido como una extensión del territorio. Si éste se encuentra en crisis, el cuerpo, sus percepciones y sensibilidades también lo estarán. Entender diversos territorios como zonas de sacrificio, exige la necesidad de visibilizar un existir vulnerable que nos enfrenta a la transgresión de lo sensible.
Estas obras de performance realizadas en diferentes territorios, reflexionan a partir de la configuración entre imagen y soporte, a través de la fotografía, el video, el concepto de libro y el textil: «Me interesa mezclar asociaciones entre las ideas de libro, imagen, video y textil, para ampliar posibilidades formales y conceptuales, multiplicando posibilidades como soportes de una performance, por lo tanto, se puede entender el cuerpo como un espacio de conocimiento y, a su vez, un libro como un cuerpo afectable», señaló López Montaner.
Finalmente, Hielos y Pulso de Denisse Viera (en la foto de portada), responde a las inquietudes vinculadas a los tres territorios explorados, sus espacios naturales, las intervenciones humanas junto a sus huellas, así como las tecnologías empleadas, desde una mirada retrospectiva.
Aquí, a través del despliegue de las cargas simbólicas, el uso de los elementos, agua, fuego y humo como materialidades, presenta imágenes de diálogo entre paisaje, cuerpo y objeto.
El agua y su particular tránsito de estados físicos, así como su paso a objeto, el fuego cuyo carácter dicotómico que, por un lado, se presenta amable y envolvente, desprendiendo calidez y luz, cuando se libera de sus cadenas, danza y retuerce, arrasa, devora, consume e invade todo a su paso, y el humo que, con su cualidad penetra los rincones y espacios más recónditos, simbólicamente cargado, cuya capacidad de limpieza y transmutación es transversal a los territorios y culturas del planeta, son los ejes transversales que se materializan en foto performance e instalaciones.
«Mi trabajo es reflejo de la curiosidad por explorar los territorios, sumergirme en sus historias y contextos sociopolíticos. Identificar las tensiones entre naturaleza, cuerpo – comunidad e intereses económicos, ha sido la columna vertebral que sostiene las imágenes e instalaciones presentadas», planteó Viera.
«Tres estados de suspensión», contó con una primera etapa de investigación en la que también participaron las curadoras Cynthia Francica e Inés Ortega Márquez; una segunda de creación y producción donde se realizó la confección material, grabación y edición de las propuestas performáticas llevadas a cabo en las localidades de Valparaíso, Santiago y La Araucanía; para finalizar con la fase de exhibición que ha contenido a la muestra en Galería Réplica de Valdivia (junio-julio), Museo Ferroviario Pablo Neruda (agosto) y Parque Cultural de Valparaíso (octubre).
Más información en el Instagram del Parque Cultural de Valparaíso (AQUÍ)
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