La Agencia de Protección Medioambiental (EPA por sus siglas en inglés, Environmental Protection Agency) ha llamado la atención sobre la situación del control y seguimiento de los cultivos del maíz transgénico patentado por Monsanto en amplias zonas que se extienden por Illinois, Nebraska, Minnesota e Iowa, ya que una variedad que produce su propio insecticida, podría estar perdiendo efectividad, ante una plaga importante que habría desarrollado resistencia más rápidamente de lo que esperaban los científicos.
Cuando fue introducido en el 2003, el llamado maíz Bt parecía la respuesta a los sueños de los agricultores: Permitiría producir cultivos abundantes utilizando menos agroquímicos debido a que el maíz produce naturalmente una toxina que envenena al gusano de la raíz del maíz. El híbrido fue de tan rápido éxito que éste y variedades similares representan ahora 65% de todas las hectáreas cultivadas con maíz en la nación. Monsanto Co. creó la variedad Bt injertando en la planta un gen de un organismo común del suelo llamado Bacillus thuringiensis. El insecticida natural que produce es considerado inofensivo para el humano y el ganado.
Pero en los últimos veranos, el gusano de raíz ha devorado las raíces del maíz Bt en zonas de cuatro estados del centro del país, sugiriendo que algunos de los insectos se están volviendo resistentes a los poderes insecticidas del cultivo.
El hallazgo de Aaron Gassmann, entomólogo de la Universidad del Estado de Iowa, indica que gusanos de raíz (o alfilerillo) en el maíz en cuatro campos en el noreste de Iowa han evolucionado hasta resistir el pesticida incluido en la planta de maíz de Monsanto. Esto podría llevar a algunos agricultores a cambiar de semillas y utilizar las que repelen insectos, vendidas por competidores del gigante de la biotecnología con sede en St. Louis, y a volver a aplicar insecticidas sintéticos más fuertes en sus campos.
Por su parte, los científicos de Monsanto y Syngenta AG, con sede en Basilea, Suiza, ya están investigando cómo usar un descubrimiento médico llamado interferencia por ARN para, entre otras cosas, lograr que los cultivos sean mortales para los insectos que los coman. Si esto funciona, un insecto que muerde una planta así podría ingerir código genético que aniquilaría uno de sus genes esenciales.
LOS AGRICULTORES
La mayoría de los agricultores rotan la plantación de maíz con otros cultivos en una antigua práctica para reducir la propagación de plagas, pero algunos han abandonado la rotación porque necesitan grano adicional para el ganado o porque tienen contratos por maíz con productores de etanol. Otros agricultores han evadido la rotación para aprovechar precios altos del maíz, el cual llegó a un precio récord en junio.
«En este momento, francamente, es muy rentable cultivar maíz», dijo Michael Gray, un profesor de agronomía de la Universidad de Illinois, quien está rastreando el daño al maíz Bt en el estado. Algunos científicos temen que ya sea demasiado tarde para evitar el aumento de la resistencia, en gran medida debido a la manera en que los agricultores han estado plantando el cultivo.
MODIFICACIÓN GENÉTICA EN CUESTIÓN
El descubrimiento se produce en medio de un debate sobre si los cultivos modificados genéticamente que ahora saturan la principal zona agrícola de EE.UU. y están cambiando la forma en que operan algunos agricultores.
Estos cultivos a prueba de insectos y resistentes a los herbicidas facilitan tanto el cultivo que muchos agricultores dependen en gran medida de la tecnología, de una forma que viola un principio básico del manejo de plagas, que advierte que usar un mismo método año tras año les da a las plagas más oportunidades de adaptarse.
Si el gusano de raíz efectivamente se vuelve resistente al maíz Bt, esto «podría convertirse en el mayor ejemplo en Estados Unidos de daño económico por resistencia del insecto a un cultivo modificado genéticamente», dijo Bruce Tabashnik, un entomólogo de la Universidad de Arizona. «Es una plaga de gran significancia económica, una peste de 1.000 millones de dólares», agregó.
El Ciudadano.