Universitario es juzgado en Estados Unidos por proteger parques nacionales

El debate sobre la desobediencia civil se reavivó en Estados Unidos gracias a un estudiante universitario que apeló a ese método para frustrar un remate de contratos para la explotación petrolífera en protesta por perforaciones cerca de parques nacionales en el occidental estado de Utah

Universitario es juzgado en Estados Unidos por proteger parques nacionales

Autor: Mauricio Becerra


El debate sobre la desobediencia civil se reavivó en Estados Unidos gracias a un estudiante universitario que apeló a ese método para frustrar un remate de contratos para la explotación petrolífera en protesta por perforaciones cerca de parques nacionales en el occidental estado de Utah.

En diciembre de 2008, cuando estaba por terminar el mandato del presidente George W. Bush (2001-2009), Tim DeChristopher participó en una subasta del Bureau of Land Management (BML, oficina de gestión de tierras) y ofertó 1,8 millones de dólares por unos terrenos que no pensaba comprar.

Funcionarios de la BML descubrieron la treta, DeChristopher fue detenido y acusado de falso testimonio y de violar la Ley Federal de Reforma de Subasta de Gas y Petróleo, de 1987, que autoriza al Servicio Forestal a tomar decisiones e implementar normas para otorgar contratos en terrenos con combustibles fósiles.

El joven activista, entonces estudiante de economía de la Universidad de Utah, recaudó fondos y «en menos de una semana tenía el dinero para pagar la subasta», contó a IPS su abogado Patrick Shea.

Pero «el dinero fue rechazado por las autoridades, que no querían dar un lugar a los ambientalistas», apuntó.

El gobierno de Barack Obama invalidó la subasta, archivó 77 contratos de terrenos, entre los que estaba uno por el que DeChristopher había ofertado. Pero nunca se retiraron los cargos en su contra.

El activista de 28 años puede ser condenado a 10 años de prisión por dos delitos. El juicio de una semana se realizó a principios de marzo.

El jurado ignoró todos los hechos, según defensores del joven. En especial que las acciones de DeChristopher fueron motivadas por imperativos morales y una profunda preocupación por las consecuencias del cambio climático.

El juez Dee Benson, de la Corte de Distrito de Estados Unidos en Salt Lake City, capital del estado de Utah, dictaminó que los miembros de jurado no deberían ser informados sobre la anulación de la subasta ni sobre el rechazo del dinero para no revelar los fines políticos del imputado.

«Lo que pasó es que la industria petrolera ejerció una enorme presión sobre la fiscalía y otras organizaciones para procesarlo», dijo Shea a IPS.

«Nadie en Wall Street fue a la cárcel por la crisis financiera, que perjudicó a mucha más gente de la que pudo verse afectada por la acción de Tim», añadió.

«El fiscal dijo que pediría 41 meses, demasiado tiempo por una acción que no dañó a nadie y corrigió al sistema como siempre ha sido corregido en Estados Unidos, mediante la desobediencia civil», indicó.

EL PAÍS DE LA DESOBEDIENCIA CIVIL

El historiador estadounidense Howard Zinn discute en un artículo publicado en 1999, «la histórica y honrosa tradición de acciones de desobediencia civil, es decir infracciones técnicas a la ley en defensa de importantes valores sociales».

La sentencia fue condenada por tres grandes organizaciones ambientalistas del país, Greenpeace, Rainforest Action Network y 350.org en una carta abierta divulgada el 7 de marzo de este año.

«Hay una enormidad de ejemplos inspiradores de desobediencia civil en Estados Unidos para proteger el aire que respiramos, el agua que tomamos y el clima del que dependemos», señala.

«Así como los racistas debieron ser procesados cuando el Movimiento de Derechos Civiles y los británicos cuando el Motín del té en Boston, la industria del gas y el petróleo y sus amigos del Congreso legislativo deberían ir a prisión por perseguir el poder y buscar beneficios a costa de la salud de nuestros hijos», escribió Phil Radford, director del capítulo estadounidense de Greenpeace, en un blog.

«La sentencia contra Tim es radical y desproporcionada en relación con sus acciones», indicó Radford. «DeChristopher actuó para proteger nuestro futuro de la contaminación por dióxido de carbono y de las irresponsables manos» de los petroleros.

El fundador de 350.org, Bill McKibben, aseguró en una declaración divulgada el 3 de este mes que «Tim mostró el poder de la desobediencia civil. El gobierno debería darle una medalla, no una condena, y con el tiempo será recordado como una de las primeras batallas de la lucha por un ambiente en el que se pueda vivir».

«Si el gobierno federal cree que silenciará a la gente con ese tipo de procesos, debe pensarlo mejor», señalaron los tres directores de las organizaciones ambientalistas.

De hecho, hay más probabilidades de que lo promueva, pues «esas situaciones son, precisamente, las que nos recuerdan por qué tenemos que ser creativos, protestar de forma no violenta y generar movilizaciones de masas», remarcaron.

«La desobediencia civil sin violencia es una de las mejores estrategias que tenemos», dijo a IPS el activista Scott Parkin, de Rainforest Action Network. De hecho, «la gente ha realizado acciones de protesta legales y no modificó nada. Tenemos que reforzar la lucha», remarcó.

El caso de DeChristopher concentró gran apoyo de la población. Las protestas en Salt Lake City atrajeron a personas de diferentes comunidades, muchas de ellas sin antecedentes de activismo ambiental ni político, indicó Parkin.

La sentencia será dictada en junio. Shea trata de que DeChristopher deba hacer servicios comunitarios en vez de ir a la cárcel.

Por Cléo Fatoorehchi

IPS


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