Uso de antibióticos para engordar aves de corral atenta contra la salud humana

En muchos países todavía utilizan antibióticos vitales, de uso exclusivo para personas, para conseguir que los animales destinados al consumo humano engorden más rápidamente

Uso de antibióticos para engordar aves de corral atenta contra la salud humana

Autor: Chevige González Marcó

En la industria mundial de la cría de animales para consumo humano, la aplicación de antibióticos no es sólo un método para enfrentar enfermedades, sino también una técnica que se usa para engordar mas rápidamente a los animales. Al final, el procedimiento puede causar graves perjuicios a la salud humana.

Un reciente informe encendió las alarmas: cinco de las principales empresas avícolas estadounidenses administran a sus pollos antibióticos mucho más penetrantes de lo que las autoridades suponen.

De acuerdo con la información obtenida, las empresas Tyson Foods, Pilgrims Pride, Perdue Farms, George’s y Koch Foods utilizan de manera rutinaria una variedad de antibióticos, no solo cuando hay brotes de enfermedades, sino durante gran parte de la vida de las aves.

El principal problema es que, aunque las dosis de los medicamentos son muy bajas, bastan para propiciar el desarrollo de superbacterias, aquellas que son resistentes a los medicamentos convencionales que se usan en las personas.

No sólo en Estados Unidos, dice la ONU

La  práctica de usar antibióticos vitales, de uso exclusivo para personas, para conseguir que los animales destinados al consumo humano engorden más rápidamente no es sólo una práctica común en Estados Unidos, sino en muchos países del mundo. Lo confirmó este año un informe de las Naciones Unidas. Allí se alerta sobre cómo también por esa vía nos estamos volviendo más resistentes a los antibióticos.

Las estimaciones registran cerca de 700.000 muertes al año en el mundo debido a la resistencia causada por esa técnica de engorde animal.

Según advierte el informe, en el que han colaborado la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de Salud Animal (OiE), al menos 64 países, esto es, un 42% del total, han limitado estas prácticas para engordar a los animales. La mayor parte de estos países se encuentra en Europa.

Para los industriales, no importa la salud, importan sus ganancias

Uno de los principales detonantes de estos métodos de engorde es la bajísima inversión que se realiza en los sectores tanto agrarios, como ganaderos y alimentarios en general, según denuncian los organismos de la ONU.  Hace apenas unos meses, The Bureau of Investigating Journalism (TBIJ) alertaba precisamente de cómo en las granjas de pollos de India se utilizaba colistina (un potente antibiótico contra infecciones) para engordar a los animales.

El informe de la ONU, desde luego, no llama al optimismo. Únicamente 10 países cuentan con una regulación específica para limitar el escape de antibióticos procedentes de los desechos de las fábricas que los producen.  Algo que, según indica el texto, “es insuficiente para proteger el medio ambiente de los peligros de la producción de antimicrobianos”.

A ello se suma, además, el hecho de que otro informe de la organización Access to Medicine Foundation destapó a principios de año que de las 18 mayores farmacéuticas del mundo, únicamente 8 limitan la cantidad de residuo de antibiótico en sus vertidos. Como consecuencia, la cantidad de antimicrobianos que se filtran al medio ambiente es ingente.


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