Trabajadores salmoneros, pescadores artesanales y el senador Nelson Ávila denuncian que supuesta “fuga” habría sido programada por las empresas salmoneras por mala calidad y bajo precio de los salmones, y no producto de la destrucción de las jaulas. Los salmoneros dicen por su parte que las especies cultivadas no provocan daños al ecosistema. El hecho ahondará la crisis de la pesca artesanal de la zona, servirá de justificación para despedir a cientos de trabajadores y permitirá a las empresas cobrar millonarios seguros y créditos al Estado.
El 31 de diciembre pasado, cerca de 700 mil salmones y truchas escaparon de sus balsas-jaulas en centros de cultivo del litoral de Calbuco y Puerto Montt. Según la versión entregada por el Servicio Nacional de Pesca de la X Región (Sernapesca) y las empresas salmoneras, la fuga habría ocurrido “por el viento y el oleaje” que destruyó las rejas de las balsas.
Las empresas se justifican diciendo que al momento del rompimiento de las jaulas, no había personal en los centros de cultivo. Hasta ahora Salmón Chile, organismo que agrupa a las salmoneras, reconoce que se escaparon 190 mil salmones y 500 mil truchas.
Los salmones escaparon desde los centros de cultivo en Calbuco y Hualaihué, ambos de la empresa Mainstream. En tanto que las truchas eran de la firma Aguas Claras..
El intendente de la Xª Región, Sergio Galilea, dijo que se ha logrado recuperar un 60% de las especies, agregando que “el tema medioambiental aún no se ha medido, pero sabemos que se está trabajando en recuperar los ejemplares”.
Por su parte, Carlos Odebret, de Salmón Chile, dijo que la fuga masiva no tendrá consecuencias ambientales. Justificó esto diciendo que se está recapturando a las especies y que “no existen estudios que avalen que estos peces provocan daños al ecosistema”.
Para los pescadores y habitantes de la zona esto claramente es falso. El salmón atlántico, que puede llegar a los 7 kilos, es reconocido por ser carnívoro, afectando a especies endémicas como róbalos, puyes y especies jóvenes.
El senador Nelson Ávila acusó que “esta fuga sería intencional y programada por las empresas, para evitar los costos de cosechar un salmón en mal estado y a bajo precio y para justificar futuros despidos en el rubro”.
“Resulta muy sospechoso que esto suceda justo en un momento crítico para el producto que comercializan, por la crisis y el virus ISA”, argumenta Ávila.
Ricardo Casas, presidente de la Federación de Sindicatos Industria Pesquera y Ramos afines de la X Región (FETRAINPES), agregó que “no es la primera gran fuga de salmones, lo que sostenemos es que la empresa habría soltado voluntariamente los salmones, porque así se beneficia de los millonarios seguros comprometidos”.
SALMONES ASEGURADOS
Los salmones de los centros de cultivo están asegurados por las empresas “no así los trabajadores”, recuerda Casas. Al senador Ávila, en tanto, no le sorprendería si además de los seguros, bajo el pretexto de las pérdidas millonarias provocadas por esta “fuga” en el contexto de la crisis, pidan dentro de los próximos días subsidios y préstamos al Estado. “Ya lo deben estar haciendo, usando todo tipo de tretas, como el argumento-amenaza de la necesidad de mantener los puestos de trabajo”, señaló.
Dicho y hecho. Hoy La Tercera publica en su sección de Negocios el llamado que hace la Asociación de Bancos al gobierno para que garantice créditos por unos US$ 300 millones para poder otorgar préstamos a las empresas. Las salmoneras, con el apoyo de la banca, argumentan que no podrán seguir operando sin ese crédito, aun cuando en noviembre el gobierno lanzó un plan que les permite acceder a créditos de hasta US$ 450 millones.
DESASTRE AMBIENTAL Y SOCIAL
Francisco Marín, coordinador de la Campaña Salvemos el Mar, asegura que la fuga es otra estrategia más de “una industria que está desapareciendo y va en absoluta decadencia, que al no querer procesar la mortandad del salmón, lo bota al mar generando un desastre ambiental”. Marín, al igual que Ávila, considera sospechoso e insólito que habiendo transcurrido más de una semana desde el desastre el gobierno todavía no implemente medidas paliativas.
Con la fuga de estos 700 mil salmones se genera una emergencia sanitaria y ambiental en la zona costera de toda la X y parte de la XI región. De acuerdo al biólogo de la Agrupación Gremial de Pescadores artesanales de Aysén y zonas aledañas (AGO de Aysén), Héctor Kol, “el impacto es enorme, estamos hablando de una especie carnívora foránea, que puede terminar con la vida de otras especies marinas, además, todavía no se ha descartado que estén infectados con el mortal virus ISA”.
Pero este no es el único desastre provocado por las empresas salmoneras, ni en este mes ni mucho menos a lo largo de su catastrófica historia. En este preciso instante se están extrayendo 500 toneladas diarias de salmón putrefacto en Melinka, XI región, que fueron botadas al mar por empresas salmoneras de la zona. Sernapesca no ha denunciado esta situación ni mucho menos coordinado con el gobierno ayuda para la población, afectada de vómitos, fiebre e incluso caída de piel en los niños pequeños.
Las únicas medidas de ayuda estatal se estarían destinando a las negligentes empresas, realidad que indigna al Movimiento de los Pueblos que es la organización que ha levantado la campaña Salvemos el Mar. Miembros de esta organización acompañarán al senador Nelson Ávila en su próxima visita a la zona. “Hay que apuntar a proteger a los trabajadores, a las comunidades afectadas y a implementar de inmediato un gran plan de mitigación del daño ambiental, social y económico provocado por las salmoneras”, propone Marín.
Francisco Figueroa Cerda