Controlar los medios, controlar a la gente

Aumentan casos de gripe A


Autor: Mauricio Becerra


Aumentan casos de gripe A. No habrá vacunas suficientes. Más víctimas mortales de gripe A. La gripe A desbordará los hospitales. Sin rápida vacunación habrá explosión de gripe A. Tres mujeres mueren por gripe A en 24 horas. Más de 15.000 casos semanales de gripe A. No besar ni estrechar manos para evitar contagios. La llegada del invierno complicará la salud pública…

Son algunos de los miles de titulares de medios de estos meses. ¿Mortal amenaza, como cuando la peste diezmaba Europa en la Edad Media? Lo cierto es que esta nueva gripe es leve y quienes la sufran, salvo muy pocos, no correrán peligro. En el sureste asiático, por ejemplo, conviven tres tipos de virus: gripe de invierno, gripe A (contagiosas y leves), y gripe aviar (grave pero escasamente contagiosa). ¿Acaso ha ocurrido una tragedia en el Sureste asiático?

Además, los países del Norte disponen de datos de lo ocurrido en el hemisferio Sur, donde ahora acaba el invierno. Ha habido 1.796 fallecidos por gripe A en todo el hemisferio Sur, pero cualquier gripe de invierno deja, en España por ejemplo, de 1.500 a 3.000 muertos. La gripe A es más contagiosa que la gripe de siempre, pero más benigna y su mortalidad mucho menor, aseguran los colegios de médicos de España. “El 95% de los casos serán leves y se resolverán en una semana como cualquier gripe común”, aseguran.

Las noticias sobre gripe A han sido -y son- un obsceno ejercicio de ruido. No es información, sino manipulación, irresponsabilidad, distorsión interesada y majadería. Un ceremonial de confusión que recuerda películas de aventuras en las que una legión de ojeadores arma un pandemónium con palos y latas y espanta la caza hacia los señores blancos con sus precisos y carísimos rifles.

Tal como recién ha denunciado la Organización Médica Colegial de España (OMC), “se ha creado una alarma y angustia exageradas sobre la gripe A”. Rodríguez Sendín, presidente de la OMC, no descarta intereses económicos tras la alarma por la pandemia, porque la exagerada importancia a mal tan común no responde a intereses sanitarios. En plata: la alarma causada por la gripe A no es inocente ni casual.

Cómo diría Al Capone, hay que seguir la pista del dinero. ¿Quién se beneficia del miedo colectivo a la gripe A? Aparte de muchos políticos profesionales (porque el miedo hace maleables y manejables a los ciudadanos), conviene a grandes empresas del sector farmacéutico-industrial. Ya hemos podido ver sus movimientos para quedarse con una  buena porción del multimillonario pastel de las vacunas contra la gripe y de los antivirales, que presumiblemente se ingerirán sin estricta necesidad, pero a espuertas.

Una muestra de la ética del mundo farmacéutico-industrial la proporciona el informe de la Comisión Europea de 8 de julio sobre abusos contra la competencia en el sector farmacéutico. Según ese informe, los grandes grupos farmacéuticos recurren a prácticas inaceptables para impedir que los medicamentos genéricos lleguen al mercado. Porque los genéricos (cuyo uso recomienda la Organización Mundial de la Salud), son mucho más baratos que los caros medicamentos de esas compañías.

¿Qué tiene que ver la inmoral actuación de impedir que fármacos genéricos lleguen al mercado con la alarma creada por la gripe A?

Quien está dispuesto a impedir o retrasar que millones de ciudadanos pobres puedan mejorar su salud o incluso salvar la vida tomando genéricos, ¿no hará cualquier cosa para que la venta de vacunas y antivirales le permita ganar aún más?

Los medios informativos independientes y libres, en general ya no existen. El cuarto poder desapareció, fagocitado por operaciones de los ochenta de absorción, fusión y concentración de empresas. Y la mayoría de medios informativos hoy son propiedad de corporaciones, grupos de empresas y conglomerados financieros. No hay cuarto poder y en los medios informativos priman los intereses de la minoría privilegiada que los posee. Esa minoría dicta la agenda informativa. No como una sesión de Spectra, la organización malvada contra la que lucha el agente 007. Con normalidad, sin aspavientos, cotidianamente, por medio de un entramado de complicidades, servidumbres y otras malas artes propias de la aplicación del capitalismo neoliberal.

Quien controla la información controla la conducta cotidiana, controla a la gente.

Y contra eso deberíamos reaccionar.

Xavier Caño Tamayo

Centro de Comunicaciones Solidarias

El Ciudadano


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