El FBI espía correos del periodista del diario La Arena (Argentina) que viajó a Irán

No es nada común que un medio de comunicación de la  provincia de La Pampa, Argentina, reciba un correo electrónico del FBI norteamericano

El FBI espía correos del periodista del diario  La Arena  (Argentina) que viajó a Irán

Autor: Director

No es nada común que un medio de comunicación de la  provincia de La Pampa, Argentina, reciba un correo electrónico del FBI norteamericano. Parece que las denuncias de Wikileaks son ciertas y hoy, en todo el mundo, todos estamos bajo sospecha.

En la redacción de La Arena se esperaba el arribo por correo electrónico del artículo del columnista Emilio Marín. Grande fue la sorpresa cuando en las computadoras que reciben ese envío se observó que, en lugar de mostrar como siempre el nombre del periodista como remitente, aparecía en cambio la leyenda «Federal Bureau of Investigation». Ante el asombro, se procedió a abrir el e-mail y se observó que en su interior, además del artículo escrito por Emilio Marín, figuraba una dirección: «[email protected]». A través de Internet se pudo comprobar que, efectivamente, corresponde al famoso FBI norteamericano, es decir, el organismo de seguridad del gobierno de Estados Unidos.

La conclusión no puede ser otra: la cuenta de correo electrónico del periodista está siendo objeto de espionaje por parte de la oficina estadounidense y, por alguna razón técnica -o alguna torpeza de los espías encargados de llevar a cabo esa tarea- el nombre del organismo se coló en la ventana del remitente.

WIKILEAKS TIENE RAZÓN

En los últimos meses, el sitio Wikileaks, del australiano Julian Assange, ha revelado infinidad de documentos que muestra cómo Estados Unidos espía a gobiernos y ciudadanos de todo el mundo con absoluta impunidad. La difusión de semejante operación de intromisión en los asuntos internos de otras naciones y de la vida privada de tantas personas prueba que no existen fronteras éticas para los hombres que responden al gobierno de Washington.

Es sabido que el derecho a la inviolabilidad de los correos electrónicos es equiparable al de la correspondencia, por lo tanto, quebrar ese límite significa, lisa y llanamente, cometer un delito. Sólo con una orden de un juez puede ingresarse a una cuenta de correo electrónico o a la correspondencia de un particular, pero, para los espías de la Casa Blanca, esos límites no existen. La «guerra contra el terrorismo» o contra «el eje del mal» de los últimos presidentes norteamericanos justifican estos atropellos. Y otros peores, como autorizar el uso masivo de la tortura en centros de detención como Guantánamo y otros de nombres no tan conocidos ubicados en Irak, Afganistán y Pakistán, entre otros países.

Cualquier persona que consulte Internet podrá observar la infinidad de archivos que hablan de los métodos de espionaje del FBI. El famoso programa «Carnívoro» (o «DCS1000») es, según un experto que escribe en el sitio rebelión.org, «un controvertido sistema de espionaje electrónico desarrollado por el FBI especialmente para el sistema operativo Windows, que se coloca en los equipos de los proveedores de servicios de Internet y controla las comunicaciones electrónicas que tienen lugar a través de ellos. El sistema recibe la denominación «Carnívoro» porque ‘llega hasta el hueso’ de una investigación. El nombre había sido pensado sólo para uso interno pero trascendió, y al hacerlo recibió más de una crítica. Esto hizo que los funcionarios del FBI optaran por cambiar el controvertido nombre por otro que no tuviera connotaciones negativas, por eso el sistema ha sido rebautizado bajo el título DCS1000 (por las palabras en inglés que corresponden a sistema de recolección digital)».

METICULOSOS

Es bien sabido que el columnista Emilio Marín estuvo en febrero último en Irán, invitado por el gobierno de ese país junto a otros diez periodistas latinoamericanos. Desde Teherán escribió una serie de notas que fueron publicadas por La Arena sobre la actualidad política, social y económica de la nación persa con un enfoque independiente.

Parece que la intensa actividad de la Embajada de EE.UU. también comprende el seguimiento meticuloso de los diarios regionales del interior del país y de cuidar que ninguno de ellos desobedezca los patrones informativos que prescriben seguir los lineamientos de las grandes cadenas noticiosas occidentales, especialmente en «temas sensibles» como la guerra contra el «eje del mal», en donde han ubicado a Irán.

El Ciudadano/ La Arena


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