Un titular central, a cuatro líneas y acompañado de dos subtítulos. «El 52% de los imputados por delitos en el extremo norte del país son ciudadanos extranjeros». Así abrió su portada de este martes el diario El Mercurio.
Sin ningún reparo, el medio coloca en los subtítulos las nacionalidades de los países vecinos (peruanos, dominicanos, bolivianos y colombianos) que, según los datos del Ministerio Público que utilizó el periódico, cometen -en su mayoría- delitos de tráfico de drogas y de personas. Y, debajo de ellos, aún otro epígrafe que destaca nuevamente a las personas llegadas de República Dominicana como las que «lideran el ingreso ilegal en el país». El cuerpo de la nota difunde los datos desglosados por nacionalidades sobre los tipos de «delitos».
¿Cuál es la lectura que un seguidor de este medio extrae de este tipo de contenido? La asociación es clara en el binomio delito-extranjero y pone encima de la mesa el rol que tienen los medios en el crear y alimentar los estereotipos, el racismo y la xenofobia hacia el otro, el que es distinto, el que viene de afuera. En definitiva, para aplicar y justificar políticas restrictivas a determinados colectivos.
Precisamente, entrevistado por El Ciudadano, el presidente del Comité de Refugiados y secretario general de la Coordinadora Nacional al Migrante, Rodolfo Noriega, abogado establecido por más de una veintena de años en Chile, criticó la nota por considerar que «es perjudicial para la integración porque genera de por si animadversiones, rechazo, intolerancias» y por el tratamiento «alarmista» del tema.
Coincide con él Pedro Santander, director del Observatorio de Comunicación y Medios de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), quien -en conversación con este medio- calificó de «tremendamente irresponsables» a los titulares de El Mercurio.
En cuanto a los datos relativos al narcotráfico, Noriega aseguró que la mirada de el decano «da cuenta de denuncias a las personas que son parte del circuito y hablan de intervenciones policiales específicamente a las personas que transportan las drogas, las que están en situación de más vulnerabilidad, mientras que no se menciona a los que controlan el negocio».
El cuerpo del texto no aporta información sobre las causas de la llegada de estas personas, ni de las dificultades que un extranjero tiene para entrar al país o conseguir una visa para trabajo o residencia, sobretodo si se trata de una persona procedente de alguno de los países vecinos. «Hay que recordar que hoy día a los migrantes dominicanos, por ejemplo, se les exige una visa consular tan compleja que no hay forma de poder ingresar», apuntó Noriega.
Otro sesgo del medio tiene que ver con el uso del lenguaje y cómo éste contribuye a crear el imaginario colectivo. El redactor «utiliza el tema de la migración irregular como sinónimo de delito», denunció el abogado. Una asociación que se ha convertido en «una tendencia preocupante en Chile» -afirmó- y que, además, favorece el rechazo social y genera problemas de convivencia que llevan a la discriminación.
Santander compartió la mirada de Noriega y aseguró que «se comete una impruedencia al tratar al unísono y como equivalente el delito de narcotráfico -que es algo muy propio de todas las fronteras, apunta- con la falta por entrar de forma ilegal a un país». Para él, «Los medios tienen derecho a tener su línea editorial. Ahora, en lo deontológico, el tratamiento informativo que se hace de la migración como si fuera lo mismo que el narcotráfico, es un descuido inaceptable de El Mercurio. Y añadió: «Las personas migran porque son pobres, por razones sociales y económicas, salen de su país a buscar mejores condiciones».
El director del Observatorio mediático cerró su análisis con un enfoque político: «En situaciones de inestabiliad política como la que vive Chile, la estrategia de alimentar la xenofobia facilita la salida de la crisis neoliberal por la derecha«. A lo que el abogado peruano agregó: «Al final, se trata como un tema criminal a la incapacidad del Estado de poder tener una política migratoria que garantice el derecho a migrar«.
Meritxell Freixas
@MeritxellFr