Este sábado 24 de abril se realizó en el Cine Arte Alameda la actividad que celebró los 5 años del periódico.
Bajo el lema “5 años rompiendo el cerco informativo”, el periódico El Ciudadano congregó cerca de 500 personas que disfrutaron de la música de Mauricio Redolés, Los Peores de Chile y Combo Ginebra, en una noche que no sólo tuvo tiempo para el festejo, sino para rememorar los inicios de esta aventura informativa, destacar el papel que ha jugado dentro del panorama mediático nacional y los desafíos que hoy tiene por delante.
Los Astronautas con una performance electrónica comenzaron a preparar el ambiente para el aterrizaje de “Redolés y los Si Me Llaman Boys” quienes se presentaron pasada la medianoche, encendiendo los ánimos con una mezcla de rock y ritmos latinos que acompañaron los versos antipoéticos del vate de Yungay. “Quien Mató a Gaete”, “Amor Carreteao”, “Llegando a Yungay”, “Eh rica” y otros clásicos de su repertorio, inauguraron una noche que sorprendió por su aplicada producción (puntualidad de las presentaciones, buen sonido, regalos y venta de accesorios del periódico, etc), así como por los casi 300 libros que se recolectaron para la futura biblioteca de Pelluhue, localidad de la costa de la séptima región afectada por el terremoto.
Tras la presentación, Bruno Sommer, director y fundador de El Ciudadano, subió al escenario para dirigir unas palabras a la concurrencia. En ellas recordó los inicios del periódico en la sureña ciudad de La Unión, su posicionamiento al lado de trabajadores y organizaciones sociales, la proyección nacional y el eco que en éste tienen los ideales libertarios que otorgaba Luis Emilio Recabarren a la prensa proletaria. Asimismo, agradeció a los lectores de esta media década y comprometió toda la libertad de investigar e informar -que otorga su independencia de poderes fácticos- en la construcción de una resistencia social popular que haga frente a los embates cotidianos del capitalismo transnacional.
El punk rock de siempre nuevamente demostró su esencialidad en cualquier fiesta que se precie de carnavalesca y proletaria. “Los peores de Chile”, banda que tuvo su apogeo a mediados de los 90 con temas como “Cicciolina” y “Síndrome Camboya” -presentes en su disco homónimo- entregaron su descarga punk, matizada con rockabilly y otros arreglos (notable interacción entre la armónica de Pogo y el guitarrista Jando Guzmán), desatando el desorden no sólo entre el fiel público que los sigue, y justificando por actitud las siempre criticadas reuniones a que suelen echar mano ciertas bandas prescindibles en la actualidad.
Antes de la presentación de “Kombo Ginebra” se dio paso a un extraño acto de humor negro que celebró a los responsables del periódico. Así, subieron al escenario varias personas que, en una particular ceremonia, terminaron embetunándose la cara con crema de torta y compartiéndola con algunas personas del público, situación que no fue bien comprendida por un par que se saldría de casillas. Hilarante y espontánea “acción de arte tendiente a desenmascarar a los responsables de El Ciudadano”, según dijeron quienes guiaban el acto, el Kote y el Mao.
“Kombo Ginebra” hereda toda la tradición de las orquestas de cumbia tradicionales, pero enriqueciéndola con otros elementos sonoros (violín, acordeón, saxofón) y una actitud más rockera, lo que le permite oscilar entre públicos más ortodoxos y las nuevas generaciones de pachangueros. Minuciosos a la hora de la ejecución y los arreglos, hicieron bailar a toda la concurrencia con canciones extraídas del repertorio tradicional latino (toques de cumbia, de salsa y merengue, bajo el cedazo Ginebra) y cerraron una inflamada noche de festejos, que se desarrolló sin mayores contratiempos.
Los 5 años de El Ciudadano deben ser un impulso a nuevos medios de comunicación surgidos desde las bases sociales, medios regionalistas y territoriales, que hagan frente al monopolio informativo y al anestesiamiento que los grandes consorcios comunicacionales derraman sobre el grueso de la población.
En estos momentos hay tiempo para festejar, para tomar un segundo de descanso y volver a recuperar fuerzas para la lucha diaria que permita construir un mundo mejor, la comunidad humana plena. Sabemos que El Ciudadano es sólo una más de todas aquellas instancias que luchan por esto.
Por Cristóbal Cornejo
El Ciudadano