El Movilh (Movimiento de Integración y Liberación Homosexual) denunció este miércoles una abierta censura hacia este movimiento y a la comunidad homosexual por los diarios impresos El Mercurio y La Segunda, ambos de la cadena de Agustín Edwards. En un periodo de dos años la agrupación ha sido mencionada en sólo dos ocasiones, lo que es un evidente retroceso en torno a la “mediana apertura” de años previos al 2013.
En efecto, mientras desde 1991 todos los medios llamaban “Movilh” a este movimiento, estos impresos sólo se referían a la organización como “los homosexuales”, publicando por primera vez el nombre a fines de los 90. Comenzó así una lenta y mediana “apertura” que si bien el movimiento valoró en su momento, ello quedó en el pasado.
La única vez en su historia que La Segunda le destinó dos páginas a la agrupación fue para sindicar al dirigente Rolando Jiménez como terrorista e integrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, ambos hechos falsos y que por cierto fueron vinculados directa y explícitamente al Movilh.
Salvo dos ocasiones, denuncia el movimiento, de manera persistente La Segunda y El Mercurio Impresos se han negado a publicar cartas al director sobre derechos de la diversidad sexual enviadas por cualquiera de los activistas.
En los últimos dos años, el Movilh denuncia que ambos impresos han omitido noticias de impacto nacional y cubiertas por todos los otros medios, incluidos los internacionales, que tienen relación directa con la calidad de vida de las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBTI).
En una declaración, la organización lamenta que los mencionados medios sistemáticamente censuren el trabajo del Movilh en materia de diversidad sexual, mientras al mismo tiempo se esfuerzan para vincularlos a otras temáticas que son polémicas y “condenables socialmente”.
El Movihl afirma que claramente hay un estrategia de censura corporativista, que atenta contra el ejercicio libre y profesional del periodismo, y que está cruzada tanto por clasismo, «como por un línea ultraconservadora que ve a nuestra organización como un peligro para el estatus quo o, si se quiere, como una lacra para los liderazgos de opinión o como un obstáculo para los objetivos “implícitos” de dichos medios».
«Felizmente, en el país existe una prensa mayoritariamente sensible con los derechos LGBTI, que transmite los hechos sin censura, ni clasismo, ni intentos por desacreditar o censurar a un movimiento social por una fijación editorial que en nada se relaciona con el ejercicio periodístico y que es ajena al tema que en este caso convoca: la no discriminación y la igualdad para todas las personas», agrega el comunicado.