Tecnología Invisible

“The impact of technology will increase ten-fold as it is imbedded in the fabric of everyday life. As technology becomes more imbedded and invisible, it calms our lives by removing annoyances while keeping us connected with what is truly important” Mark Weiser, 1988; XEROX Palo Alto Research Center

Tecnología Invisible

Autor: Ramiro Rodriguez


Falta poco más de un año para el 21 de Octubre del 2015, la fecha en que Marty McFly y el Doctor Emett Brown llegan al futuro de autos voladores que todos estamos esperando. Pero el paisaje que se ve por la ventana sigue pareciéndose al del año de la película, 1985. Claro que en ese entonces la contaminación no era un problema grave, nadie había escuchado hablar del calentamiento global.

Ahora que estamos en el futuro, ¿Donde está mi Hoverboard? ¿Donde están los robots que me hacen el aseo y el desayuno? Al parecer todo fue un engaño, pero la tecnología no ha estado durmiendo: se han logrado cosas más ambiciosas y de forma casi invisible.

tecnologia-invisible-630Moverse por Av. Italia un domingo es como transportarse a un pastiche de épocas pasadas: decenas de familias y jóvenes están interesados en muebles construidos a mano, la comida artesanal u orgánica y tecnologías rescatadas de otros tiempos, como las cámaras polaroid. Buscan “diseño independiente” y hay cientos de objetos altamente cotizados, completamente anacrónicos y separados de las cadena de multinacionales del retail y su proceso industrial altamente tecnológico, cuya trama busca satisfacer nuestras vidas. Todos los que cuando niños imaginaron el futuro como “Star Wars” y “Volver al Futuro” ahora parecen rechazarlo, como si estuvieran escapando de una máquina que va a comernos vivos. Algunos rescatan que nunca tuvieron esos objetos (me declaro culpable: nunca use una cámara instantánea y me muero por tener una) y varios de los cafés de moda tienen colgado el cartel “no hay wifi, hablen entre ustedes” como un estandarte de guerra contra algo, que no es la tecnología porque sí aceptan redcompra.

Y no es un problema que afecta solo al último barrio hipster de turno: el sueño del Google Glass ha sido un fracaso en cualquier lugar fuera de Silicon Valley e incluso en San Francisco (que está al lado) hay mas de un “Glasshole” que ha sido golpeado por usarlo. Y es que la gente no está dispuesta a ver personas convertidas en cyborg, más bien prefieren los lentes “vintage”. Y aunque el nuevo prototipo de Oculus Rift realmente te hace sentir dentro de mundos imposibles, lo que parece ganar más popularidad es el rescate de videojuegos antiguos y la estética 8-bits.

El movimiento de ciclistas crece, se hacen más populares los talleres de bordado y pintura, las ferias de vinilos son más cotidianas que los tarreos (¿Alguien se acuerda de los tarreos?). La tecnología avanza hacia otro frente: hacerse invisible.

Hace un par de semanas Foursquare decidió separar su app en dos: la original ahora solo sirve para buscar restaurants y bares en la ciudad, y la nueva, Swarm, promete cambiar la forma en que interactuamos con esa misma información: usando el monitoreo constante de tu ubicación te avisa si hay un amigo cerca de fiesta, incluso si no estás con el teléfono en mano. Esto es un cambio de paradigma cada día mas común: las apps ahora saben cuando necesitamos la información que nos pueden dar, y no existe la necesidad de sacar el teléfono del bolsillo para “revisar”; En consecuencia es menos tiempo mirando una pantalla, porque ahora puedo esperar que la información simplemente llegue. Lo mejor de Swarm es que funciona sin clics, touchs o pantallas: solo con pasar cerca de un amigo y tener instalada la app estoy generando una interacción.

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Cuando compras una mayonesa en Líder la caja está conectada a un servidor de “big data” que decidirá cuantas de esas mayonesas hay que re abastecer, cual es el estante óptimo para ubicarlo y, en el futuro, podrá predecir cuanta mayonesa consumes y que otros productos mandarte a la casa automáticamente. No importa si eres un valiente que anda con Google Glass en la calle o sigues con el viejo Nokia que nunca se rompe, ahora no puedes evitar interactuar con estos cerebros artificiales.

Como es típico de la tecnología que empieza a aparecer en nuestras vidas, la idea no es nueva: en la época de oro del Xerox PARC (Si, de donde Gates y Jobs se “inspiraron” para hacer el Windows y el Mac) Mark Weiser acuño el concepto de “Calm Technology”, que viene a ser lo opuesto del mucho mas popular “Realidad Virtual”. La idea es que la tecnología debe ser diseñada con menos botones e interfaces posibles y de esta manera inmiscuirse menos con los hábitos naturales de nuestras vidas.

En un futuro no muy lejano aplicaciones con sensores en nuestras casas y autos van a poder ayudarnos a comprar, comunicarnos con gente, informarnos, y mucho de lo que hacemos con pantallas y botones ahora será con comandos de voz o completamente automático. Y como la tendencia es hacer todo más pequeño, nuestras casas van a dejar de tener cables y aparatos grandes, volviendo a ser como antes. El resultado es mucho menos tiempo frente a la pantalla o con la cabeza agachada para ver la pantalla de un teléfono, una costumbre que cada vez parece desagradarle más a todos. Todo ese tiempo que no ocuparas frente a las pantallas puede ser re invertido en un juego de mesa moderno como Los Colonos de Catán, el que es cada día mas popular incluso entre los fanáticos de los videojuegos. Que paradoja.

La era de la computación sin interfaz podría estar a punto de llegar, pero no está libre de derrotas. El mes pasado el famoso Square Wallet (donde es CEO Jack Dorsey, de Twitter) fue retirado de la App Store. La aplicación te permitía pagar en las tiendas sin pasar la tarjeta al monitorear constantemente tu ubicación. Square sabe que estás en una tienda y le avisa a la caja registradora (que es un iPad) para que te cobre lo que pediste sin hacer colas o tener miedo a que clonen tu tarjeta. Al parecer estaba un poco adelantada para su tiempo.

A pesar de lo que el canalla de Tony Hawk nos hizo creer por un día, lo mas seguro es que el futuro viene sin Hoverboards. Y los autos no serán voladores, aunque sí compartidos, self-driven y con rutas optimizadas, para que necesitemos menos de ellos, podamos cambiar los estacionamientos por ciclovías, con ello descongestionar las calles y que la ciudad tenga aire limpio, como en los viejos tiempos.

Fuente: Disorder.cl


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