TVN… Esto no tiene nombre

Podría sonar pretencioso tratar de explicar la profunda crisis que atraviesa TVN en sólo unos párrafos. Sin embargo, se hace necesario. Más aún considerando que sólo quedan por quemar los últimos cartuchos de independencia, marcada, más allá de su programación o línea editorial; por la autogestión económica que hoy se encuentra en franca peligrosidad a causa de las sucesivas malas decisiones y cada día más nefasta comercialización de su pantalla.

TVN… Esto no tiene nombre

Autor: Sebastian Saá

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En lo que va del año suman alrededor de dos mil millones de pesos por mes en pérdidas, una cifra que no está ni cerca de ser acortada. Quedar en cero significa que el canal de todos los chilenos debe solicitar al Congreso más capital para seguir funcionando, lo que vulnera ampliamente la independencia editorial que, con altos y bajos, ha mantenido hasta ahora. También podría declararse en quiebra y vender sus activos o venderse por completo si no logra una aprobación presupuestaria.

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Escenarios nefastos generados por malas gestiones e incompetencia. Ejecutivos que toman las decisiones y que claramente han demostrado no ser aptos para hacerlo. Es más, esta última administración batió un record imposible de igualar: 100% de fracasos en su pantalla. Puras pérdidas. Y claro, muchos podrán decir que a la teleserie “La Chúcara” le va muy bien pero, ¿sabían acaso que esa novela estaba planificada y aprobada por la administración anterior y la ex directora del área Quena Rencoret, hoy en Mega?. ¿Qué nos queda entonces como crédito de una buena administración? Nada.

Admirable incapacidad que se evidencia día a día en balances y sintonía. Incapacidad de conducción que para muchos de sus empleados quizás “se está haciendo a propósito”.

“Cualquiera sea la solución que planteen, nos genera suspicacia lo que está pasando”, señala un dirigente de uno de los tres sindicatos del canal. Y tiene razones para dudar, el 15 de mayo volvió a tabla en la comisión de Transporte y Telecomunicaciones del Senado la “Ley Larga de TVN”, una ley que descansaba desde el 2010, luego de que se solicitaran varias modificaciones y que hoy se analiza nuevamente para ser aprobada con prontitud.

En dicha ley, se plantea la necesidad de que TVN se convierta en un canal de corte cultural y educativo y con un fin claramente social y promocional, algo que a la larga podría traducirse en que en vez de tener dos señales diferentes y complementarias, una comercial y una cultural, tal como dio a entender la Presidenta en su última cuenta pública; podríamos tener una sola televisora al servicio del gobierno de turno, una ventajosa pantalla para promover políticas públicas, campañas ministeriales y de un cuánto hay, disfrazada de cultural.

Pero ese no es el único riesgo real. Pedir dinero al Congreso podría significar incluso la definitiva privatización de una propuesta de televisión que por décadas fue independiente, rentable, competitiva y lucrativa, sin por ello perder la esencia de lo que significa el concepto de canal de todos los chilenos, como reza su slogan.

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Una triste realidad que hoy tiene costos altísimos. El viernes se despidió a 52 trabajadores y en los próximos días deben seguirle (antes de que termine julio) dos veces más personas hasta llegar a la meta propuesta por Carmen Gloria López, su directora ejecutiva, al directorio del canal. Una que contempla la reducción de al menos 10% de la planta de trabajadores, la que hoy consta de casi 1400 personas, reducción que supuestamente abaratará costos y sumará utilidades.

Pero los sindicatos son claros en este tema. “La reducción de personal en un 10% no garantiza éxito. La única forma de lograrlo es con claridad programativa y ejecutivos que privilegian al canal y no sus propios intereses”.

Pero vamos por parte. La ola de despidos del viernes fue un duro revés para los trabajadores del área de prensa. Uno de sus programas más emblemáticos “Esto no tiene nombre”, quizás el único que mantenía viva la esencia de canal preocupado por los problemas de la gente, fue destrozado por completo.

Desde hace un año el espacio de prensa fue sufriendo considerables bajas en su equipo hasta llegar a una última temporada que no sólo fue tibia en su propuesta y mucho menos combativa que las anteriores, sino que además se hizo con sólo 7 trabajadores pues los demás fueron anteriormente cesados de sus funciones.

Claramente, la línea editorial confrontacional de este espacio despertaba resquemores no sólo en algunos ejecutivos sino también en el directorio. “Se le hizo la guerra”, dice un ex colaborador de ese equipo. “Hacíamos mucho ruido”.

Si a esto se le suma el bombástico proyecto llamado “Centro de Noticias”, un cambio cosmético que prometía poner al canal estatal a la altura de emisoras como la BBC, finalmente TVN se encuentra en el pie que hoy lo vemos, con un noticiero que prometió mucho y que no ha hecho más que quedarse en el cuarto lugar de las preferencias, con jefaturas más preocupadas de desmentir a los medios de comunicación que hablan de ella que de mejorar realmente el contenido de su noticiero, cargado a la falta de perspectiva y notas rancias.

El domingo, por ejemplo, mientras Canal 13 tenía un reportaje de Contacto dedicado a Sampaoli, Chilevisión y Mega estaban en la calle, con las familias de los jugadores y sus vecinos. Prensa de TVN, en tanto, prefirió ir con una nota que en Mega y el 13 se había mostrado hace semanas: qué comían, quién peinaba y cómo vivían los jugadores de la selección en el búnker de Pinto Durán. Parece que nadie le contó al editor del noticiero que la Copa América ya terminó y que eso era interesante antes de ayer o hace una semana, pero no ayer.

Sabido es además que el director del área, quien en su momento fuera un combativo director de La Nación Domingo, hoy por hoy se dedica más bien a cumplir con los equilibrios, privilegiando la ecuanimidad antes que el golpe periodístico o las quijotescas batallas por defender a los ciudadanos que en el pasado marcaron la línea del canal público.

Se habla de llamadas permanentes de La Moneda para presionar por los contenidos de prensa. Puedo asegurar que no sólo son desde ahí, algo que confirma una secretaria del área. En vez de mandar tantas cartas firmadas por todos sus rostros quizás sería bueno, si de verdad quieren levantar a prensa nuevamente, atender a los contenidos que a los chilenos les importan y dejar de mirarse el ombligo.

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Curioso resulta además que en medio de esta crisis, Santiago Pavlovic, representante de los trabajadores ante el directorio de TVN, enviara un mail a todos los empleados con un manifiesto que, más que acercarse a una opinión de un compañero, parece sacado de una declaración de principios de sus directores. “Parece el vocero del directorio”, comenta un trabajador. Y varios lo vieron así.

En su carta, escrita con mayúscula y que tiene tono de punteo, Pavlovic dice estar “desolado” y, de paso, aclara que fueron los “jefes más directos”, quienes decidieron las exoneraciones. Acto seguido, se manda joyitas de antología como por ejemplo: “La situación empresarial se estaba tornando inviable, no solamente por los fracasos de audiencias, sino también porque no recibimos ni un peso del Estado, pese a que somos el único canal público y estatal, con una misión y obligaciones hacia los chilenos, y porque no tenemos las espaldas financieras que tiene el canal del señor Luksic, y las espaldas empresariales de las otras empresas comerciales nacionales y transnacionales que controlan los canales de la competencia”.

Cualquiera que sepa de televisión sabe que no es imprescindible tener espalda financiera para hacer programas de calidad. Peor aún, TVN la tenía con un excedente que superaba los 80 millones de dólares hasta comienzos del año pasado. Pero ¿Qué paso señor Pavlovic? Se lo gastaron programando fracasos. Dejemos por favor de usar a Luksic o Heller y sus millonarias inversiones en el 13 y Mega como excusa de una mala administración.

Pavlovic reconoce las pérdidas mensuales de más de mil millones de pesos por parte de la administración actual pero así y todo se da el lujo de hablar de la crisis mundial y del caso de la BBC de Londres como una forma de justificar la crisis de TVN. Otra mirada desacertada. TVN está en crisis porque le permitieron llegar a esto con malas decisiones programáticas, las mismas que hoy los tienen en cuarto lugar con un promedio diario de sintonía que jamás tuvieron en el pasado y que en nada tiene que ver con lo que la televisión chilena vive en su realidad.

Mega tiene ganancias, Canal 13 repunta, Chilevisión con dos pesos fue primero y hoy es segundo. Entonces, ¿Por qué creer que a los trabajadores se les puede engañar con argumentos tan poco certeros y que no hacen más que esconder el problema de fondo?
Como señala un trabajador, “basta mirar el organigrama actual para darse cuenta que más bien parece un árbol genealógico”. Ahí está la base de esta mala gestión, en ejecutivos que han privilegiado amiguismos y camarillas antes que productos competitivos y de calidad.

“TVN se tiene que financiar y vamos cuartos, nada sostiene un análisis diferente”, señala un dirigente. Y claro, si el tercer piso del canal, espacio destinado a gerencia y asesores, está lleno de amigos de del director de programación, Nicolás Acuña, muchos de ellos gente que jamás ha hecho televisión comercial en su vida y que más bien se dedica al cine o las redes sociales.

Es más, si el director de programación se jacta en reuniones sociales de que contrató a su esposa por más tiempo y con más sueldo que los demás compañeros de trabajo que cumplen su misma función y con iguales méritos. Si ese mismo director de programación señala en una reunión de trabajo que la crisis de TVN “no la veo como un problema sino más bien la oportunidad para experimentar. Porque total, si te va mal vas a sacar los mismos cuatro puntos que sacamos ahora”, entonces, ¿cómo pretenden que TVN mejore o se vuelva competitivo si no apuntan al problema de fondo y siguen privilegiando su propio beneficio? ¿Acaso les importa TVN en realidad o más bien están preocupados de lucir su pseudo intelectualidad a toda costa?.

Para colmo, la propia directora ejecutiva decidió asesorarse por una productora que no sólo es su comadre sino además fue despedida de TVN hace unos años por realizar proyectos millonarios y fallidos y cuestionada además por dejar amarradas dos producciones externas para que fuesen realizadas por la productora de su pareja, también despedido de TVN.

Es decir, ¿hasta cuándo culpan a la situación mundial o la falta de billetera si lo que aquí falta es profesionalismo y transparencia?
La semana pasada se decidió contratar a dos nuevos ejecutivos luego de un concurso público. Uno de ellos ocupará un cargo nuevo. Es el subdirector del canal. Se trata de Francisco Espinosa, un ex funcionario del TVN que comenzó ordenando las facturas de Mario Conca y luego se convirtió en la mano derecha del gerente de programación de Mauro Valdés, Marcelo Bravo.

La administración de Valdés fue aquella que comenzó con la debacle en TVN. Fue en este mandato que se destruyó el área de entretención, se dejó partir a casi la totalidad del área dramática a Mega, se cerró el área deportiva y se permitió una fuga de figuras y rostros que hasta hoy le penan a su pantalla y a su bolsillo.

Entonces, cuando señalan que el señor que fue puntal, avaló y hasta motivó gran parte de esas decisiones es hoy el nuevo subdirector del canal, algo huele muy mal en TVN.

Es claro que la televisión debe hacerse por gente que respire televisión, animales de pantalla chica capaces de interpretar a la audiencia y no ingenieros, contadores, cineastas, actores o montañistas. Basta mirar cómo terminaron experimentos similares en otros canales en el pasado.

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Y ni hablar del área dramática, dirigida hoy por una productora que cuando intentaron despedirla hace poco tiempo, logró quedarse porque su contrato tenía una clásula que avalaba su permanencia y que nadie vio a tiempo. Esa misma ejecutiva, primero cuestionada y hoy puesta como cabecilla de dos producciones que supuestamente serían un lujo total para la estación, terminó poniendo en pantalla no sólo productos de factura mediocre y clara falta de rostros y guión, sino además dos nuevos fracasos que al canal le costaron millones.

Muchos hablan de casting horroroso de la teleserie “Matriarcas” pero acaso alguien sabe que el papel protagónico (hijo de Di Girolamo en la ficción) se le ofreció a Jorge Zabaleta y este lo rechazó porque venía saliendo de otro fracaso: «Dueños del Paraíso», y prefirió no quemar su capital actoral. ¿Y que el protagónico no fue el único rechazado por actores de renombre? O sea, casting por descarte.

Y eso sin contar la poca cercanía de contenidos con la audiencia y sus gustos. Cero empatía, cero cercanía, cero sensibilidad.

Y “La Poseída”, que pintaba para buena el primer minuto y medio y terminó siendo un sketch en la vecindad del chavo (como comentó un conocido actor nacional), pero en versión terror. Oscuro, aburrido, lento y con un guión escolar. Ni el desnudo de la señora de Acuña logró subir la sintonía la semana pasada. Porque está mal hecha, mal pensada, mal trabajada.

Y no sólo juegan con la pantalla, juegan con los trabajadores. El estado anímico de ellos ha sido vulnerado por la administración actual. Uno de los sindicatos mandó la semana pasada una carta a sus miembros advirtiendo de los despidos que se vendrían. Eso, más la incertidumbre reinante en los pasillos ha generado un estado de stress colectivo muy insano y en el cual nadie sabe a quién le tocará mañana. Inhumano, poco solidario, carente de sensibilidad, tanto como el despido en Chilevisión de un camarógrafo emblemático, el “Viruta”, mientras estaba al aire con el matinal. Así, como si no fuera nadie, como si la historia de nuestra televisión no fuera la historia de sus trabajadores. Una falta de humanidad imperdonable para un medio tan emocional como este.

Peor el caso del área deportiva, teniendo una Copa América ad portas y con la majadería y soberbia tradicional de los malos jefes, decidieron cortarle el contrato a Fernando Solabarrieta para poner un sucedáneo de baja categoría y totalmente desconocido, al que hubo que presentar en LUN para que pareciera más cercano. Craso error.

El resultado: perder por goleada frente al 13 y Claudio Palma. Porque díganme si me equivoco, ¿No habría sido lindo ver esos penales gritados por Solabarrieta?, ¿Escucharlo relatar ese gol de Alexis o esas magistrales atajadas de Bravo?.

Y no se trata de chauvinismo sino de tener dos dedos de frente. En vez de estar preocupados de responder a los caprichos de Bonini o de gastar tiempo y recursos públicos para levantar emprendimientos personales, que por lo demás deberían ser auditorados por el mismo canal por irregulares, el señor Müller debió atender al público y sus preferencias, tomar buenas decisiones, no hacer cambios radicales si no ha ía justificación alguna para llevarlos a cabo y no perder por paliza y sumar más ceros a los números rojos de la estación. Esa sí es causal de despido en todos lados, menos en TVN por supuesto. Total, se juega con el capital de todo un país.

Se lo han farreado todo estas dos últimas administraciones. Rostros, trabajadores, espectadores… Todo. Y nos vienen a decir cómo hacer televisión. Quisiera entender por qué el señor Solari y el directorio del canal siguen avalando lo que a todas luces será el peor fracaso administrativo de su historia. Es comprensible que algunos de ellos estén más ocupados en justificar sus boletas a SQM o su futuro político que de tener una buena gestión. Pero de una vez por todas, ¿acaso al gobierno no le importa TVN o más bien le importa tanto que prefiere hundirlo en tiempo record en manos de la señora López y compañía para así devaluarlo y desmembrarlo con gozo?
Al menos los sindicatos han entrado en una etapa de sensatez y prometen cumplir el rol por el que fueron elegidos por sus pares. Esta semana comienza un debate interno que buscará por todos los medios sumar lineamientos para una administración favorable. Lineamientos que, aseguran, harán públicos y llegarán hasta los políticos y todos quienes puedan tomar mejores decisiones para el canal antes de que sea demasiado tarde.

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Hace meses que lo planteaban en forma extraoficial, hoy es un hecho indesmentible ya que uno de sus dirigentes fue quien lo comentó. Están cansados de ser la piedra de tope y lucharán con todas sus fuerzas para que de una vez por todas pongan oído y hagan algo por salvar a TVN.

“Esta administración no lo ha hecho ni lo va a hacer bien”, dice uno de sus dirigentes. Hace rato les venimos diciendo lo mismo, menos mal que abrieron los ojos.

Entre tanto, Pablo Millas escribe en Facebook, con la misma preocupación que lo hacen cientos de ex TVN, “En programación urge se miren al espejo y asuman sus responsabilidades que por dignidad debieran enfrentar. Ejemplos a la vista sacan a Solabarrieta y ponen a un desconocido para el gran público… resultados a la vista. Teleseries sin conexión con el público chileno y al matinal lo mataron. Hoy es un programa anodino, con un equipo amarrado por jefes desorientados. Truncaron carreras, empobrecieron TVN y le quitaron el rol protagónico que tenía”.

Se farrearon a Leighton y sus hijos de inmigrantes, a Schwartz y su programa sobre teatro, a sus actores y creativos, a los periodistas más investigativos que tuvieron en los últimos años, a Solabarrieta… ¿Qué más tienen que hacer mal estos ejecutivos para que de una vez por todas el gobierno y los políticos entiendan que TVN es el mejor modelo de televisión pública del continente, el único medianamente independiente y que con una administración correcta incluso ha sido punzante y representativo de todo un país?

¿Por qué debemos pagar los chilenos por la mala gestión de sus ejecutivos actuales si, en cualquier otro canal o cualquier otro lugar de trabajo alguien con esos resultados ya habría sido removido?

TVN está en la UCI y de una vez por todas hay que hacer algo.

Por Laura Landaeta L.

El Ciudadano


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