Chile enfrenta los tiempos tras el terremoto con dilemas por delante. El más claro y urgente es la reconstrucción, en donde la ciudadanía ha demostrado su capacidad de reacción y solidaridad mucho antes que la Armada diera la señal de alerta, mucho antes de que llegara la “ayuda humanitaria”, con metralleta en mano.
Las grietas que dejó el terremoto y maremoto que azotó a Chile son mucho más profundas que las evidentes marcas físicas de un fenómeno de estas características. Las rupturas sociales y las réplicas emocionales dan cuenta de una sociedad individualista que no sabe reaccionar ante la inoperancia del Estado o las imposiciones de un sistema que genera deseos y envidias.
En la edición de abril, de El Ciudadano, conozca qué no se ha dicho del terremoto, los efectos sociales y culturales que dejará en la ciudadanía y los negocios que está generando para unos pocos esta tragedia.
Además, lea el análisis que realiza el historiador Gabriel Salazar sobre las razones profundas de los saqueos, sepa los detalles inéditos de la renuncia de la directora de la Onemi, la discusión internacional de la influencia del sol sobre los sismos terrestres y la otra cara militarizada de Concepción, entre otros temas.
¡Corra por ella antes que se agote!
El Ciudadano
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