En el contexto de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado en Chile, hacemos un repaso de la historia y presente de la llamada «Escuela de Las Américas», la academia militar de Estados Unidos para América Latina.
¿De dónde surgió tanta barbarie del Terrorismo de Estado en nuestra América entre las décadas de los 60s y 80s? La pregunta admite varios planos y respuestas, y puede decirse que procede desde muchos lugares, pero uno de ellos particularmente importante es el Fort Benning y los complejos y bases donde ha funcionado la llamada «Escuela de Las Américas», hoy «Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad», organismo donde más de sesenta mil militares y policías de veintitrés países de América Latina han pasado por esta institución, entre ellos, violadores sistemáticos de derechos humanos y criminales de lesa humanidad, como Leopoldo Fortunato Galtieri, Manuel Antonio Noriega, Vladimiro Montesinos, o Manuel Contreras.
Breve historia de la «Escuela de Las Américas»
Lo que a partir de 1963 se llamó como «United States Army School of the Americas» (USARSA) o popularmente conocida como «Escuela de Las Américas», tiene una historia previa que es preciso contar.
La escuela del Ejército de Estados Unidos para formar militares latinoamericanos partió en 1942 en el «Fort Amador», uno de los tantos enclaves militares de Estados Unidos en los territorios aledaños al Canal de Panamá. La localización en Panamá no es casual: la existencia misma de Panamá, como escisión de Colombia concretada en 1903, fue impulsada por el gobierno estadounidense como forma de construir un canal que uniese los océanos Atlántico y Pacífico, arrebatándole la iniciativa a Francia, que desde décadas atrás intentaba tal obra.
Luego, en 1949, la escuela es trasladada al llamado «Fort Gulick», donde había funcionado un hospital para los miles de trabajadores que trabajaron en la construcción del canal, donde según cifras fallecieron unas 27 mil personas y otras tantas decenas de miles resultaron heridas.
En esos años, el gobierno de Estados Unidos logra imponer dos acuerdos de «cooperación militar» que serán centrales en la implementación del «School of Americas»: la «Junta Interamericana de Defensa” en 1942, y el “Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca” o TIAR en 1948.
En el Fort Gulick se formaron miles de militares de prácticamente todos los países del continente latinoamericano, siendo un foco central de la injerencia política y militar de Estados Unidos hacia América Latina desde entonces, formando a varias generaciones de militares responsables de los más graves crímenes y violaciones a derechos humanos en toda América Latina y el Caribe, con particular masividad entre las décadas de 1960s y 1980s.
La Escuela de las Américas y el Terrorismo de Estado en Chile
En el marco de la política estadounidense de intervención y adoctrinamiento de las fuerzas armadas en la región, miles de militares chilenos han pasado por sus escuelas de formación, en las que se enseñó desde sus inicios las estrategias, tácticas, y acciones de represión y exterminio desplegadas por las dictaduras y autoritarismos que proliferaron en las décadas de 1960s a 1980s.
En el caso de Chile, tal situación incluso se mantuvo en los tres años del gobierno de la Unidad Popular, donde los envíos de militares a la escuela de formación militar y política en Panamá se mantuvieron, a pesar de las voces críticas ante aquello. La continuidad de esta relación de dependencia y subordinación política-militar fue interpelada y criticada por parte de la Unidad Popular, sin conseguirse una acción decidida en ello (Ver «Las Fuerzas Armadas: Chile o el Pentágono». La mirada del dirigente socialista Raúl Ampuero a días del Golpe de Estado.
La influencia estadounidense en las filas de las Fuerzas Armadas chilenas fue profunda y es, como en el resto de las dictaduras latinoamericanas, una parte esencial de las explicaciones del horror y el terrorismo de Estado masivo ejecutados con infinita crueldad e inhumanidad en esos años. Para poner un ejemplo, la trayectoria de Manuel Contreras, Director de la Dirección de Inteligencia Nacional de la dictadura y tiranía de Pinochet, es elocuente.
Manuel Contreras ingresa a la Escuela Militar, en 1944. Luego pasa a la Academia de Guerra, donde conoce a Augusto Pinochet, para posteriormente, en 1967, pasar a instruirse en el Fort Benning, en Estados Unidos, donde estuvo hasta 1969. Es desde aquí que en el 2004 obtuvo el título de “Master en ciencias estratégicas y de inteligencia militar”. Las especialidades del «Mamo» Contreras: armas, guerrillas, técnicas de inteligencia, y lucha antisubversiva. La operativa más concreta de lo que a nivel más general la política imperial del Gobierno de Estados Unidos nombró como «Doctrina de Seguridad Nacional».
«Aquella época, la del origen del terror que viviría Chile un par de años más tarde cuando Pinochet le ordenara crear la DINA, fueron los años más felices de los Contreras Valdebenito», hace referencia un reportaje acerca de los objetos dejados por Pinochet al morir, haciendo referencia a su matrimonio con María Teresa Valdebenito, con quien tenía un departamente en la ciudad de Virginia (La herencia maldita de Manuel Contreras, por Macarena Gallo y Jorge Rojas, The Clinic).
El traslado al Fort Benning (hoy Fort Moore) y la continuidad de la injerencia militar de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe
Por la presión en su centroamericana sede central en Panamá, en 1984 la Escuela de las Américas se traslada precisamente a Fort Benning, el lugar donde años antes Manuel Contreras había sido instruido como tantos otros militares ejecutores del terrorismo de Estado. La nueva localización de la principal sede en el Estado de Georgia (al norte de Florida), permanece hasta hoy aunque bajo un nuevo nombre desde el 2001, pasándose a llamar «Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad».
En otro cambio de nombre, en el presente año Fort Benning fue rebautizado como «Fort Moore», en atención a las nuevas políticas de eliminación de militares vinculados a la causa confederada y pro esclavista, facción derrotada en la Guerra Civil de Estados Unidos de 1861-1865.
Pero más allá de los cambios de nombres y el paso de los años, en la base militar se sigue instruyendo a cientos de militares latinoamericanos cada año, en una abierta colonización política e ideológicas de las fuerzas armadas de la región.
Una red de organizaciones nucleadas en «School of The Americas Watch» (Observatorio de Escuela de Las Américas) han mantenido la denuncia y acción contra la continuidad de este organismo y política de imperialismo, injerencia, y violaciones graves a derechos humanos. Entre los vínculos más notorios y extremos de la actualidad de la operación de este centro y red de entrenamientos e instrucción militar y político-militar de no pocos agentes militares de todo el continente, cabe señalar que entre los países que más efectivos han enviado en los últimos años, se encuentran los países de Colombia en primer lugar, y Chile en segundo, según reporte del año 2017 («Chile, segundo país latinoamericano que más militares envía a la Escuela de las Américas», Radio Universidad de Chile). El secretismo sigue predominando y las cifras más actualizadas de los números de esta instrucción masiva se desconocen en detalle.
Por otra parte, en su momento hubo señales de parte del candidato y luego presidente Barack Obama en el sentido de cerrar la escuela y sus cursos de instrucción, lo que no se llevo a cabo finalmente, suscitando importantes manifestaciones durante su mandato, demandando el cierre de estas instrucciones.
Para poner un ejemplo referencial de la época reciente, que muestra la continuidad de la presencia del actuar de la Escuela de Las Américas: el crimen contra Berta Cáceres, la dirigenta social, ambiental y feminista hondureña asesinada por su oposición a proyectos hidroeléctricos en su país, fue ejecutado y planificado por Henry Hernández, y Douglas Bustillo, ex militares hondureños, graduados de la Escuela de Las Américas, y mercenarios de la empresa transnacional eléctrica DESA, bajo la conducción como autor intelectual del agente de inteligencia Roberto David Castillo Mejía.
El lazo entre militares, ex militares, y la poderosa y creciente industria de mercenarios se repite en numerosos crímenes y situaciones de alta violencia militar y paramilitar contra la organización, movilización y protesta social. Y fue Honduras, un nuevo país víctima en el año 2009 de una operación de Golpe de Estado contra el Gobierno de Manuel «Mel» Zelaya, con protagónica participación del Gobierno de Estados Unidos, en particular, como corroboraron cables filtrados de Wikileaks, de parte de la Secretaria de Estado del Presidente Obama, Hillary Clinton.
En la contingencia más reciente, parte de los efectivos militares mercenarios que ejecutaron el magnicidio del presidente de Haití Jovenel Möise, en su mayoría colombianos, fueron también entrenados en el «Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad» en Fort Benning (hoy Fort Moore). Y participan de manera frecuente como «guardias privados de seguridad» de grandes empresas y proyectos extractivos en diversos territorios de nuestra América.
En otra de las aristas de estas «cooperaciones militares» y policiales, en nuestro país, como en tantos otros territorios del continente americano, se ha instalado también un enclave de estos centros de instrucción militar-policial destinada al entrenamiento de tácticas y técnicas antisubersivas, de control de revueltas populares, y conflictos urbanos. Localizado en la base «Fuerte Aguayo», comuna de Concón, Región de Valparaiso, este centro está inmerso en la red que como para todos los rincones del planeta, tiene el imperio estadounidense, en este caso, el «Comando Sur» destinado al continente americano. Este lazo de sujeción hacia la geopolítica imperial del Gobierno de Estados Unidos, se mantuvo y fue ampliando durante los gobiernos de la Concertación, y luego ha sido incluso intensificado en la última década, donde los dos gobiernos de Sebastián Piñera han sido un factor de ampliación y profundización de esta tendencia.
Como muestra de la permanencia de la estrecha relación entre las Fuerzas Armadas estadounidense con las ramas armadas chilenas, bajo el actual Gobierno encabezado por Gabriel Boric han permanecido realizándose ejercicios conjuntos con el «Comando Sur» estadounidense en territorio nacional (operaciones «Estrella Austral» y «Fused Response»), y no hay noticia alguna de un eventual fin de los cursos de instrucción que se realizan en el Fort Benning hoy Fort Moore, a militares chilenos.
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Enlaces recomendados:
Página web de «School of The Americas Watch» (Observatorio de Escuela de Las Américas)
Documental «Hidden in Plain Sight» («Oculto a la vista de todos»), sobre La Escuela de las Américas de Estados Unidos