Por iniciativa de Consortium for Street Children (CSC), una de las redes internacionales más importantes dedicadas a la protección de los derechos de las y los niños de la calle, se celebra el 12 de abril el Día Internacional del Niño o Niña en Situación de Calle, como objetivo de este día encontramos que es indispensable lograr que las voces de millones de niños de la calle en todo el mundo sean escuchadas y sus derechos no sigan siendo ignorados. A partir de entonces esta iniciativa ha crecido al punto que en la actualidad se celebra en más de 130 países.
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Según los informes del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), existen 100 millones de niñas y niños abandonados en todo el mundo, de los cuales 40 millones pertenecen a América Latina.
Con edades que oscilan entre los 10 y 14 años, son condenados a intentar sobrevivir en el único “hogar” que tienen disponible, esto es, las calles del continente. Es por ello que Unicef a través de sus programas que abarcan 36 países y territorios de América Latina y el Caribe, trabajan con todas las partes interesadas para que los Objetivos de Desarrollo Sostenible sean una realidad para cada niño.
“Niños de la calle” es un término general que se aplica a la niñez en alto riesgo de las áreas urbanas, sin tomar en cuenta las diferencias entre ellos. No son todos abandonados, y no todos viven en la calle. Unicef distingue entre dos grupos de niños según la situación de sus familias:
- La niñez “en” la calle es el grupo más grande. Trabajan en las calles, pero mantienen relaciones cercanas con sus familias. La mayoría (aproximadamente un 75%) mantiene sus vínculos familiares, y aunque pasan mucho tiempo lejos de ellos, sienten que tienen un hogar.
- Las niñas y niños “de” la calle (aproximadamente el 25%) están sin hogar y tienen los vínculos familiares rotos debido a la inestabilidad o a la desestructuración en sus familias de pertenencia. En algunos casos han sido abandonados por éstas y en otros casos ellos mismos decidieron irse. Comen, duermen, trabajan, hacen amistades, juegan en la calle y no tienen otra alternativa que luchar solos por sus vidas
La respuesta respecto a ¿Por qué algunos niños viven o trabajan en la calle? Es realmente compleja. Cada niño tiene su propia historia única. Las razones de su conexión con las calles variarán de un país a otro, de una ciudad a otra y de una persona a otra.
Estos factores también variarán con el tiempo, como la pobreza, el desplazamiento debido a desastres naturales y los conflictos o la ruptura familiar, todos conducen a un aumento en el número de niños de la calle en un área determinada.
La discriminación, la falta de acceso a la justicia, la falta de estatus legal (debido a la falta de registro de nacimiento, por ejemplo) contribuyen a una situación en la que un niño vive o trabaja en la calle.
En cuanto al ámbito internacional de instrumentos jurídicos, encontramos que, la Convención sobre los Derechos del Niño integra en su normativa disposiciones específicas, para proteger a los/as niños/as de estas condiciones y que obliga a los Estados Parte a su cabal cumplimiento.
Dicha Convención rescata su capacidad para expresar opiniones, lo que implica considerarlo como “Sujeto activo en la búsqueda de alternativas para vivir mejor”.
Como últimas estadísticas encontramos que el 3 de mayo de 2017, Unicef presentó su Informe Anual 2016, en el que señala que un tercio de la población en México son niños, niñas y adolescentes, de los cuales 21 millones viven en condiciones de pobreza (Unicef, 2017). Dentro de los lugares donde se pueden observar a los niños de la calle, estos se encuentran principalmente en cruceros, avenidas, mercados y estaciones del metro de la Ciudad de México.
A pesar de que existen alrededor de 40 organizaciones de la sociedad civil (OSC) dedicadas a los niños y niñas de la calle en la Ciudad de México el trabajo que realizan ha predominado una visión asistencialista, sin coordinación ni continuidad, que más que lograr el objetivo de reintegrar a los niños de la calle a su familia o a la sociedad, lo único que ha conseguido es arraigarlos aún más en las calles, pues éstos terminan sirviéndose de los programas asistenciales como un medio más para obtener recursos para sobrevivir.
Foto e información: CNDH
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