El número de niños migrantes que llegan a México creció nueve veces desde el inicio del año, al pasar de 308 a casi 3 mil 500, alertó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Durante una sesión informativa sobre la situación humanitaria en El Salvador, Guatemala y Honduras, el organismo reveló que alrededor de 275 niños arriban al territorio mexicano todos los días para intentar cruzar a Estados Unidos o tras ser retornados a sus países de origen.
La Unicef destacó que los niños y adolescentes representan al menos el 30 por ciento de la población migrante en muchos albergues mexicanos, y que la mitad de ellos han viajado sin sus padres, una cifra que también registró su máximo histórico en el país.
Henrietta Fore, directora ejecutiva del Fondo, relató que los menores llegan solos, agotados y con miedo, luego de realizar peligrosos viajes, con el riesgo de ser víctimas de la violencia, explotación y el reclutamiento de bandas y de trata, que se han triplicado en los últimos 15 años.
“La comunidad mundial no puede hacerse de la vista gorda. Tampoco podemos esperar a que desaparezcan las causas fundamentales de la migración. Los niños necesitan nuestro apoyo ahora, tanto dentro de estos países como a través de las fronteras”.
Henrietta Fore
Fore resaltó que Unicef proporciona a los niños migrantes atención sanitaria móvil, refugio, espacios seguros y vías alternativas a la educación, así como asistencia en salud materna y neonatal para las madres y los infantes. Además, lleva a cabo programas de localización y reunificación familiar para poner en contacto a los niños migrantes con sus familiares y reintegrarlos de forma segura a su comunidad de origen.
De acuerdo con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, más de cinco millones de personas en El Salvador, Guatemala y Honduras necesitaban asistencia para sobrevivir antes de la pandemia de covid-19. Actualmente la cifra se duplicó y ahora es de 10 millones, equivalente al 30 por ciento de la población de los tres países.
El secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Mark Lowcock, recordó que el año pasado los huracanes Iota y Eta afectaron a unos siete millones de personas, mientras que el aumento de la desigualdad, el desempleo y las carencias continúan empujando a millones de personas de estas naciones a la pobreza.
La ONU estimó que luego de los sucesos del año pasado, las personas más vulnerables, como mujeres y niñas, las poblaciones indígenas, agricultores y las personas desplazadas, necesitarán de más apoyo durante este año y los siguientes.
“Somos conscientes de que, además de los esfuerzos por salvar vidas, hay que abordar las causas profundas de los problemas existentes, y se está llevando a cabo un esfuerzo conjunto de los gobiernos y la ONU para abordar los problemas de estructura que obligan a las personas vulnerables a desplazarse”.
Mark Lowcock
El Ciudadano / Agencia APRO