Por Guadalupe Grajales
Ahora que se acerca la revisión salarial o contractual para los trabajadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, nos percatamos de la trascendencia que tiene el que el sindicato histórico de la BUAP haya obtenido el reconocimiento oficial por parte del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral el pasado 20 de diciembre.
De todos es sabido que el SUNTUAP tuvo que esperar 20 años a que le dieran la esperada “toma de nota” y el cobijo que recibieron los otros sindicatos por parte de las sucesivas administraciones centrales de la universidad hizo el resto: la creciente afiliación de los trabajadores académicos y administrativos a sendas organizaciones gremiales que poco o nada han hecho por mejorar sus condiciones salariales, sus prestaciones y condiciones de trabajo en general.
No tiene uno que convencer a los miembros de estos sindicatos de que su afiliación no les ha reportado beneficio alguno, pues la supeditación de estas organizaciones gremiales a la parte patronal logró que los trabajadores fueran perdiendo no sólo poder adquisitivo sino también el trato equitativo en cuanto a las prestaciones obtenidas con el SUNTUAP. Lo único que tenían que hacer los nuevos sindicatos era preservar las condiciones de trabajo logradas por el SUNTUAP, pero ni siquiera eso pudieron hacer.
Simplemente se mostraron mansos ante el incremento exponencial de la subcontratación.
Y no sólo eso, también aceptaron la inclusión del capítulo 16 que es un minicontrato dentro del contrato para los trabajadores administrativos contratados a partir del 16 de febrero de 2015, lo que ha generado la estratificación del propio gremio.
La suerte estaba echada: cómo podíamos esperar que estas organizaciones gremiales, nacidas para acabar con el SUNTUAP, podrían cumplir con su función si, desde su nacimiento, tienen el sello patronal y no son el resultado del derecho de asociación de los trabajadores para velar por sus intereses.
Recordar la manera en que surgieron tanto la ASPABUAP como el SITBUAP es indispensable para darle su justo valor al reconocimiento oficial del SUNTUAP. No importa si este año no podrá hacer la revisión salarial o contractual de los trabajadores, pues los titulares son los otros dos sindicatos, su sola presencia imprimirá otra dinámica a las negociaciones.
Por lo pronto, el SUNTUAP ya dio a conocer su posicionamiento: un conjunto de propuestas fundadas en datos oficiales respecto al Índice Nacional de Precios al Consumidor reportados por el INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática). Según esto la inflación general anual cerró el año 2021 en 7.36%.
También incluye en su posicionamiento una serie de consideraciones en torno al impacto que ha tenido en la bolsa de los trabajadores el teletrabajo: desde la compra de equipo y servicios de internet hasta el incremento en las horas de trabajo y la conversión del hogar en el lugar de trabajo. Todavía estamos por ver las consecuencias que ha acarreado en lo laboral la pandemia que azota al mundo, pero si alguna organización puede garantizarnos que la revisión a fondo de las condiciones laborales de los trabajadores académicos y administrativos de la BUAP se hará con vistas a defender sus intereses y no a facilitarle el camino a la administración de la universidad, esa organización es el SUNTUAP.
Imagínense ustedes si no vamos a darle la bienvenida a la única organización sindical independiente con la que contamos los trabajadores universitarios.
¡VIVA EL SUNTUAP!