El fragmento de la entrevista a Gabriel García Márquez, premio Nobel de 1982, fue registrado por el documentalista español, Jon Intxaustegi, el 6 de mayo de 1994 en La Habana, Cuba.
Te puede interesar: Museo Internacional Barroco expondrá «Los Caprichos de Goya»
La revista cultural TintaLibre publicará la entrevista completa este lunes, inaugurando la alianza entre el periódico El País y el diario digital infoLibre.
El premio Nobel de 1982, Gabriel García Márquez, inicia la entrevista diciendo que “Cien años de soledad es un vallenato de 450 páginas y lo digo con absoluta seriedad… El amor en tiempos del cólera es un bolero de 380 páginas”:
“Lo han tomado como mal chiste o buen chiste, es verdad, pero yo creo que Cien años de soledad es un vallenato de 450 páginas y lo digo con absoluta seriedad. La estética es la misma, el concepto es el mismo, el recurso es el mismo, historias que andan por ahí y que se pierden, se pierden en el olvido popular. El amor en los tiempos del cólera es un bolero de 380 páginas y lo digo con toda seriedad”
Gabriel García Márquez: Cuando nadie sabía qué eran los cantos vallenatos, recuerdo que de muy niño iba a oír a los acordioneros, que llegaban durante las fiestas, porque el origen de la música vallenata es esa, es juglaresca: eran unos músicos viajeros que iban de pueblo en pueblo contando un acontecimiento que había ocurrido en alguna parte, eran periódicos ambulantes y se acompañaban con acordeones. A mí, al principio, lo que más me interesaba era el cuento que contaban, no tanto la música. Pero después siempre se me quedó vinculada la historia, los hechos y prácticamente la vida de la región a una música. Tengo la impresión de que de todos mis libros el que mejor sintetiza el Caribe es Del amor y otros demonios. En El amor en los tiempos del cólera la ciudad no tiene la autenticidad caribe tan acentuada, tan asombrada como la tiene en Del amor y otros demonios y, en realidad, si en algún libro mío puede verse hasta qué punto de verdad los caribes somos una mezcla de muchas razas a partir de la cual ha surgido de verdad una nueva cultura, es en este libro.
A pesar de que Del amor y otros demonios se sitúa en Cartagena, yo lo veo muy cubano, con vivencias y formas de vida que aún perduran.
—En ninguna parte el libro dice que la ciudad es Cartagena y eso no es puramente casual. Me interesa esa incertidumbre para que quede claro que donde ocurre el libro es en cualquier ciudad del Caribe. Jamás había yo tratado el ingrediente africano de la cultura Caribe tan cerca como en este libro. En Cartagena, por las condiciones especiales de la etapa colonial y por las condiciones muy especiales del colonialismo español, esas culturas no prendieron ni se conservaron como en Cuba. Toda la información que hay ahí no la hubiera podido obtener en Cartagena y probablemente en ninguna otra ciudad del Caribe.
“Es un tema que yo traigo y al que nadie quiere hacerle caso, pero el Caribe no es un área geográfica sino cultural: no abarca solamente el mar Caribe sino que para mí empieza en el sur de los Estados Unidos, todo lo que es Luisiana y La Florida, y se extiende hasta el norte del Brasil, es decir, no es un territorio geográfico sino un territorio cultural”
He tomado elementos de la cultura africana incorporada al Caribe tanto de Brasil como de Cuba y funciona como si fuera en Cartagena. Yo nací en Aracataca, que es un pueblo colombiano de tierra adentro, pero no muy adentro, Caribe puro, y esa es una región no solo de Colombia, sino todo el ámbito del Caribe cuya cultura está fundamentalmente determinada por la música. Probablemente, la ciudad más Caribe sea Panamá. Donde uno siente el Caribe es en Panamá, yo lo siento ecológicamente, lo siento en el sentido de que mi organismo empieza a sentirse en su medio ecológico en el Caribe. Me sucede muy fácilmente cuando vengo de Europa, en la primera escala que hace uno en el Caribe. Bajo, respiro y ya soy otra persona. Yo creo que es una cosa que no se ha estudiado suficientemente, hasta qué punto el acondicionamiento ecológico de los seres humanos es fundamental en su vida.
También puedes leer: Hollywood: guionistas alcanzan acuerdo, actores siguen en huelga
¿Es verdad que con los primeros pesos que ganaste te diste un crucero por el Caribe?
—Lo que sería estupendo es recoger todas las leyendas que hay sobre mí, porque a lo mejor es más interesante que mi vida.
¿No será que tú las provocas?
—A ver, yo no he hecho un crucero por el Caribe pero, cuando estaba escribiendo en Barcelona El otoño del patriarca, de pronto hubo un momento en que me di cuenta de que me había salido de mi medio ecológico y había cosas que ya no sentía.
“Se olvida el color del mar, se olvidan los olores, olores salvajes. De pronto me encontré que no me acordaba de cosas concretas, que me hacían falta elementos para expresar esa realidad”
La emoción, los sentimientos, la consciencia de dónde era no me faltaba porque donde está el escritor lleva su mundo, el poeta lleva su mundo y donde lo pongan, en el Polo Norte o en el Polo Sur, lo lleva dentro. Pero no recordaba bien cómo eran ciertas cosas, los olores, los sonidos, la temperatura.
“Es muy difícil imaginarse el calor cuando hay frío y viceversa. Me preocupé mucho porque se me bloqueó la novela; entonces la interrumpí e hice un recorrido que me llevó a Santo Domingo, desde Santo Domingo bajé por todo el arco del Caribe hasta Cartagena y recuperé todo lo que necesitaba, toda la gasolina que necesitaba para escribir el libro”
No tomé una nota, sencillamente era cuestión de vivir, de andar en eso, recorrer todas las islas del Caribe, una por una, sin hacer absolutamente nada más que ver, simplemente, y no cuestión de un año: tres días acá o una semana allá. Cuando regresé, el libro salió como un chorro hasta el final; sencillamente, había vuelto a meterme dentro de la salsa, pero eso es distinto a que se me olvide, es decir, no se deja nunca de ser, realmente debe ser lo que uno es: no se deja de ser de donde es.
Te puede interesar: Confirman templo prehispánico en cerro de San Miguel, Atlixco
La entrevista completa estará disponible en la revista TintaLibre, además El País e infoLibre subirán una versión descargable en la web.
Foto: Twitter
Recuerda suscribirte a nuestro boletín