Ciencia Ficción en México: a 102 años de Eugenia

El 29 de marzo de 1919 nació Eduardo Urzaiz Rodríguez, pionero del género de la Ciencia Ficción con su novela que habla de la eugenesia

Ciencia Ficción en México: a 102 años de Eugenia

Autor: Alexia Stuebing

El año pasado me hice amiga de un chico chileno en Instagram (bien motherna), me llamó la atención las publicaciones que tenía sobre libros y comencé a seguirlo. Poco a poco empezamos a hablar más y más, hablábamos sobre cómo es vivir allá, vivir acá, de libros; le conté de una revista que estaba editando sobre Ciencia Ficción en Chile y me preguntó qué autores conocía, le hablé de la recopilación Años Luz de Marcelo Novoa, de Hugo Correa, de Antoine Montagne, de la revista Rocket y la Editorial ZigZag. 

–Ah sí, sí, los ubico, pero me refería más bien a escritores mexicanos, ¿qué me recomendarías para leer Ciencia Ficción mexicana? *léase con vocecita chilena aguda* 

–*Inserte meme de pikachu boquiabierto*

¡No supe qué responderle! Hasta tuve que recurrir a la vergüenza de googlear algo de rápido y contestarle cualquier cosa para no quedar en ridículo. De ahí me invadió un extraño sentir de culpa: culpa por no leer a mi gente, culpa por andar de malinchista literaria, culpa porque ni siquiera supe decirle si existe tal cosa en México. 

En esa ocasión juré una vendetta personal contra mi ignorancia nacional y decidí buscar más sobre el tema, y ¿qué creen? ¡Sí hay Ciencia Ficción en México! (aplausos). 

Entre mis hallazgos descubrí que hoy, 29 de marzo de 1876, nació Eduardo Urzaid Rodríguez, el escritor de la que se considera la primera novela de Ciencia Ficción en México: Eugenia, escrita en 1919. 

Charla con Sifuentes

Pude contactar a Gerardo Sifuentes para hablar sobre el tema. ¿Y ese quién es?, quizás te preguntarás, como lo hice yo cuando me recomendaron hablar con él sobre Ciencia Ficción en México (si ubicas quién es, tú muy bien, estrellita dorada para ti). 

Pero la verdad yo ni pío había escuchado sobre él y resulta que es todo un máster: es un tampiqueño que estudió ingeniería industrial en Puebla, pero que realmente se ha dedicado al Periodismo Científico y al género de la Ciencia Ficción (CF). Fue director editorial en la revista Muy Interesante México, ha escrito varios libros (entre ellos Paracosmos, una antología de cuentos que te recomiendo mucho) y ahorita anda con su tesis de maestría en Comunicación en la UNAM (con un tema súper interesante de uno de los pioneros de la CF: Hugo Gernsback).

Para hacer todo esto mucho más surreal, Gerardo y yo nos conectamos en una videollamada e incluso nos presentaron pantalla a pantalla (las nuevas caras). Luego de unos problemas de conexión, ya clásicos de estas plataformas virtuales, comenzamos a platicar.

Monólogo sobre Eugenia 

Le expliqué a Gerardo un poco sobre mi intención de abordar la CF mexicana y sobre mi hallazgo del natalicio de Urzaiz y la obra Eugenia: esbozo novelesco de costumbres futuras. A lo que se descosió en un monólogo bastante interesante. Aquí se los dejo (con una pequeña manita de gato y omitiendo todos los glitches de la zoomtrevista y las trabas naturales de cuando la lengua traiciona nuestra velocidad cognitiva):

Cuando Urzaiz publica Eugenia no se le llama Ciencia Ficción, es una utopía, es algo que él se imagina. Pero hay que verlo en el contexto, esto es 1919, México está saliendo de la Revolución y hay un proyecto con cierto perfil socialista en todo el país, y en Yucatán en particular.  

Él es cubano, nace en Cuba y llega a Yucatán a los 14 años, se vuelve maestro normalista, médico partero y escribe Eugenia en un contexto en el que él está apoyando las reformas de Yucatán: Yucatán era un estado muy progresista, fue de los primeros estados en comenzar a discutir el voto femenino, claro con todas las reservas de la época. 

Eugenia es una historia de amor donde se vive en una sociedad mexicana en la que se apoya la eugenesia, la ciencia del buen nacer; un tema que se discutía en Europa. Pensemos también que Europa va saliendo de la Primera Guerra Mundial [1914-1918], la cual fue un desastre impresionante. Las ideas científicas de ese entonces no eran las mismas que hoy tenemos: se creía que la Ciencia y la Tecnología eran la solución para TODO. 

La genética estaba en pañales, pero se creía entonces que para combatir las enfermedades se debían crear humanos sanos. Y este autor pensaba que era una buena manera de crear ciudadanos ejemplares. Hay que precisar algo: toda utopía, toda, tiene algo de fascista porque es la visión de un autor [algo así como genética de autor], es el mundo ideal que perfila un autor; y en este sentido este doctor tenía unas ideas de cambio y las proyectó en Eugenia.

Portada de la novela EUGENIA de Eduardo Urzaiz.

La obra es una utopía donde impregna todas sus ideas para mejorar la sociedad mexicana: lo que quiere decir que su ideal es una sociedad que escoge a sus mejores ejemplares de la raza para fertilizar a las hembras más fértiles y mejor condicionadas para tener mejores mexicanos del futuro; que a la distancia tiene ese sabor fascista. 

En 2019 cumple un siglo la obra, vale la pena recapitularla, pero siempre teniendo en cuenta el contexto en el que se escribió. 

Hace unos diez o 15 años hubo una discusión entre escritores de Ciencia Ficción, bastante nerdo el asunto, sobre si Eugenia podía ser o no considerada como una novela de Ciencia Ficción. En ese entonces yo decía: ¡Es que es bien fascista! Sí, porque lo estamos comparando con el Nazismo que surge unos diez años antes y que acaba como ya todos sabemos. Eso de buscar una raza mejorada era algo que permeaba en la clase ilustrada de aquella época [que se discutía sin pelos en la lengua, como algo bien normal].

Yucatán era progresista, sí, pero con las reservas de la época. La novela es importante porque es pionera en estas cuestiones, pero sí hay que verla en el contexto postrevolucionario, hay que leerla considerando que para que un trabajo sea considerado como Ciencia Ficción debe contener un novum, algo nuevo, y aquí lo nuevo era la ciencia de la eugenesia, la ciencia del buen nacer.

El autor con su experiencia, como médico partero, como agente político, vio en la eugenesia una solución para los problemas del futuro y como tal abordó esta temática. Es importante recordar la obra por ser pionera, aunque hay que tener en cuenta ese debate que existe en si la utopía puede ser considerada como Ciencia Ficción. 

Igual hay que pensar que la historia en sí es un romance, con un triángulo amoroso situada en un México del siglo 23 con la eugenesia de fondo, algo bien peculiar. 

Por otro lado, pensemos en otras condiciones que rodeaban a la obra: 1) el nacionalismo era algo que permeaba en todos los países, el Cardenismo era de alguna forma el régimen nacionalista de la época; 2) la red eléctrica no era como tal una novedad, pero no estaba tan extendida como ahora; 3) en 1919 no había radio, había teléfono pero no había radio; 4) es más, la palabra tecnología aún no era algo que circulará en la sociedad, sino hasta mediados de los 20’s; 5) y por último, la Ciencia y la Tecnología sí eran esa solución para todo pero sus abordajes eran muy diferentes a los de ahora, un siglo de diferencia.

Coincido con Naief Yehya, autor de la antología de ensayos, Mundo dron: Breve historia ciberpunk de las máquinas asesinas, cuando dice que la Ciencia Ficción es un retrato de las ansiedades del presente. No busca ser una predicción, sino reflejar lo que se vive en el presente y extrapolarlo. De hecho, el término técnico de esta novela es algo así como de anticipación extrapolativa.

La Ciencia Ficción pregunta: ¿Qué pasaría si…?, ¿Qué tal si…? Eugenia pregunta ¿qué tal si en un par de siglos las ideas postrevolucionarias permean, junto a la Ciencia, y forman un modelo de selección darwiniana elegida por los humanos?

En 1919, Europa salía de la guerra más brutal que habían tenido y al mismo tiempo la Química comenzaba un boom tremendo, la electricidad era la tecnología de moda. Era un mundo en gestación, que todavía tenía mucho por experimentar. ¡Todavía no había aviones, ni pensar en vuelos comerciales! Lo más avanzado era la telegrafía inalámbrica. Estamos hablando de otro mundo [¡de otro siglo!].

En ese mismo año, Hugo Gernsback, [uno de los padres] de la Ciencia Ficción moderna, editaba las primeras revistas de electricidad, para más tarde crear el término cienciaficción, así pegado. En este contexto la obra Eugenia sí podría considerarse como pionera del género en México. 

Toda utopía tiene un sello autoritario, un debería ser de acuerdo a un autor. 

Ya como tal, lo que conocemos como Ciencia Ficción mexicana creo que data de los años 80’s, tiene su apogeo en los 90’s y culmina, quizás, con la antología de Andrea Chapela: Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio. 

La Ciencia Ficción y la pandemia 

La pandemia ha puesto al descubierto varios errores y fallas de nuestros sistemas capitalistas, de nuestros modelos económicos, medidas sanitarias y muchísimas carencias sociales (llámese tolerancia, empatía, ética, moral), y teniendo en cuenta que la Ciencia Ficción es una reacción del presente (frase que tomo prestada de Gerardo), no suena tan alocado hablar del revival del género.

En 2008, como igual señaló Gerardo, con la crisis económica de la Gran Recesión, surgió un boom por la literatura y la ficción sobre zombies. En este último año, el coronavirus además de convertirse en un enemigo de calibre mundial, se ha convertido en un agente de cambio a nuestra percepción; que en español no es otra cosa más que decir que el canijo se ha metido en cada aspecto de nuestras vidas, no tan sólo con la salud. 

Series y películas sobre pandemias no son un tema novedoso, son consecuencia de gente que ha estado al tanto de lo que pasa en el presente y que especula con aires exacerbados. La antología de Chapela, que Gerardo menciona: Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio, abre con la frase:

“A good science fiction story should be able to predict not the automatic but the traffic jam” de Frederick Pohl.


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