La emergencia sanitaria por covid-19 trastocó todas las actividades de la ciudadanía en materia social y laboral; no obstante, el mayor impacto fue a nivel salud, sobre todo al recocer la importancia de una buena alimentación.
Además, las autoridades estatales y nacionales ayudaron a difundir los efectos positivos que la nutrición puede tener en la población, lo que aumenta la posibilidad de que las personas busquen apoyo profesional para mejorar sus hábitos alimenticios.
Lo anterior, de acuerdo con la maestra María de Lourdes Silva Fernández, directora de la facultad de Nutrición de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP); y la doctora María de Lourdes Meza Jiménez, catedrática investigadora en Nutrición en dicho centro educativo.
En rueda de prensa, presentaron el informe “Cambios en los estilos de vida postpandemia”, que reúne todas las modificaciones que encontraron al interior de la comunidad UPAEP, tras dos años conviviendo con el virus.
Durante su ponencia, explicaron que los pacientes postcovid son el sector de la población que ha reportado un mayor interés por cuidar su salud a través de mejorar la calidad de sus alimentos, lo que les permitió tener una mejor recuperación.
Resaltaron un estilo de comida saludable y accesible para las familias poblanas es “la alimentación tradicional mexicana”, como lo son las sopas de pasta, caldos de verduras, carnes asadas, así como el consumo de frutas y verduras de temporada.
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Agregaron que para modificar la alimentación de forma integral, es necesario acudir con un nutriólogo, ya que la utilización de recursos como “el plato del buen comer” sólo funciona si un experto explica el valor nutricional de cada alimento y las porciones que deben ingerirse, en función de la edad y estilo de vida.
Sin embargo, reconocieron que un factor determinante para acceder a una buena alimentación es la economía de las familias, que se vio afectada desde la pandemia por covid-19 y continúa dañada por la inflación actual.
“La calidad de los alimentos se puede ver modificada en su consumo, porque no me alcanza para comer lo que yo necesito comer. También con la inflación actual en alimentos pues se ve modificado el consumo de los mismos, sobre todo en poblaciones desprotegidas”
María de Lourdes Silva Fernández
Directora de la Facultad de Nutrición de la UPAEP
Alteraciones negativas tras la pandemia
También señalaron que durante la emergencia sanitaria por covid-19 se reportaron alteraciones a los ciclos de sueño de las personas, lo que afecta directamente a su salud, ya que esto reduce la posibilidad de que el organismo regenere tejidos, descanse o segregue sustancias indispensables para su funcionamiento.
Explicaron que en general, un ciclo normal de sueño para un adulto debe ser entre siete y ocho horas de descanso; además, para que se considere suficiente, debe realizarse en ausencia de luz, sin presencia de pantallas o aparatos electrónicos y sin ruidos.
Señaló que dentro de la comunidad UPAEP, conformado por el alumnado, cuerpo docente y personal administrativo; el 28 por ciento de las personas cambiaron sus horarios de sueño durante la pandemia, pues dormían hasta la madrugada.
Añadieron que otro factor negativo durante el homeoffice fue la falta de horarios fijos para realizar actividades dentro de casa, lo que redujo la movilidad y las actividades de esparcimiento.
Foto: Agencia Enfoque
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