El pueblo de Argentina exige justicia al FMI. ¿Quién la impartirá?

En 2018 el FMI concedió el mayor préstamo de su historia a Argentina: $56.300 millones de dólares.

El pueblo de Argentina exige justicia al FMI. ¿Quién la impartirá?

Autor: El Ciudadano México

Autor/a Fernanda Vallejos
Traductor/a Maria Inés Cuervo

En diciembre de 2021, el FMI publicó una sorprendente revisión interna de su acuerdo de préstamo de 2018 con Argentina que admitía fallos sistemáticos en el diseño y la entrega del préstamo, y violaba sus propios estatutos. A pesar de las repetidas advertencias su personal, el FMI no cumplió con su deber de due-dilligence en la concesión del mayor préstamo de su historia.

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Durante los últimos dos meses, miles de personas salieron a las calles de mi país, Argentina, mientras el Congreso debate la devolución del préstamo que el Fondo Monetario Internacional nos concedió en 2018.

Durante décadas, el Fondo Monetario Internacional ha hecho sufrir a mi pueblo. El compromiso del FMI con Argentina sigue siempre un patrón ya conocido: los préstamos del Fondo van acompañados de exigencias de recortes en los servicios públicos, en los salarios y en las prestaciones, y de la venta del ámbito público. La riqueza de unos pocos debe protegerse de las demandas de la mayoría, parecen decir los tecnócratas y los gestores de los préstamos. Los resultados son ahora también trágicamente conocidos: la desigualdad, la pobreza y la inseguridad se disparan.

Se podría pensar que aprendimos la lección, pero en 2018 el FMI concedió el mayor préstamo de su historia a Argentina: $56.300 millones de dólares.

No es casualidad el momento en que se produjo este acuerdo, ya que se completó justo antes de que se celebraran las elecciones presidenciales. Los detalles se ocultaron al público y a aquellos de nosotros en el Congreso encargados de la supervisión. Nuestro ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó que el representante de los Estados Unidos en el Directorio del FMI admitió entonces que la intención era que el préstamo influyera en las elecciones a favor del mandatario de derecha, Mauricio Macri, aliado del entonces presidente estadounidense Donald Trump. La apuesta del FMI por la reelección de Macri les daba acción en ambos sentidos. Si el aspirante Alberto Fernández ganaba, quedaría encadenado a las difíciles condiciones del préstamo, incluido un reembolso de $20.000 millones de dólares previsto para 2022. Y así fue, el candidato que el FMI probablemente prefería perdió, pero el ganador se quedó con el préstamo del perdedor. El gobierno de Fernández se ha visto agobiado por la carga de miles de millones en reembolsos en medio de una pandemia, mientras permanece atascado en las negociaciones con el Fondo para acordar las condiciones de reembolso. Mientras tanto, vimos cómo el préstamo permitió a los ricos sacar su dinero del país. Sin inmutarse, el FMI siguió desembolsando cada tramo del préstamo, y en efecto financió conscientemente la fuga de capitales y dejó que el pueblo de mi país sufriera las consecuencias.

Muchos empezamos a investigar la legalidad de este préstamo. Ahora tenemos la prueba. En diciembre de 2021, el FMI publicó una sorprendente revisión interna de su acuerdo de préstamo de 2018 con Argentina. El informe admitía fallos sistemáticos en el diseño y la entrega del préstamo. No sólo violaba nuestras leyes aquí en Argentina, sino también los propios estatutos del FMI. A pesar de las repetidas advertencias su personal, el FMI no cumplió con su deber de due-dilligence en la concesión del mayor préstamo de su historia.

La evidencia es clara y, sin embargo, no parece haber ningún mecanismo establecido de rendición de cuentas para que se haga justicia, un doloroso recordatorio del nivel de impunidad en el que opera el FMI. Sin embargo, la historia de mi país no es única. Nuestro vecino Ecuador negoció un préstamo con el Fondo en 2020 que obligó a despedir a miles de trabajadores de la salud pública y a privatizar el Banco Central, lo que provocó una grave recesión y un aumento de la pobreza. Los pueblos de Grecia, Pakistán, Kenia y muchos otros países han sufrido de forma similar.

Es hora de cambiar la historia. El Fondo debe rendir cuentas. Debe haber consecuencias por el daño permanente que causa a la población de países como el mío. Pero, ¿quién impartirá la justicia que buscamos con tanta desesperación y determinación?

Hay una vía de justicia disponible que deberíamos aprovechar: hacer que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) investigue al FMI por sus préstamos ilegítimos.

Es evidente que el FMI es responsable de avalar el proceso de fuga de capitales que siguió a la concesión de su préstamo a mi país. Es evidente que actuó en contra de sus propios estatutos y artículos de acuerdo, en lo que parece haber sido un intento descarado de seguir la agenda de su mayor contribuyente (el gobierno de los Estados Unidos), a expensas de un país con profundas dificultades financieras. El FMI tiene la obligación de reparar el daño causado a nuestro pueblo cuando concedió este préstamo. Debemos hacer justicia por esta tragedia que nuestras comunidades se vieron obligadas a soportar y pedir reparaciones.

En Argentina vemos como la historia se repite una y otra vez: el FMI sigue actuando con impunidad, infundiendo su forma de colonialismo financiero sin rendir nunca cuentas por los daños que deja a su paso. Llevando este caso a la CIJ, Argentina puede reclamar su soberanía y demostrar que el FMI no está fuera del alcance de la justicia internacional, y preparar el camino para que otros países sigan su ejemplo.

Fernanda Vallejos es una economista y política argentina, exdiputada nacional elegida en la provincia de Buenos Aires. Trabajó como asesora en el Ministerio de Economía y en el Congreso Nacional. Es Coordinadora de Finanzas de Soberanxs, una nueva organización política.

Foto: @GabrielaCerrano / Twitter

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