Andrés Manuel López Obrador, presidente de la República, ha puesto el dedo en la llaga sobre lo que sucede en varias universidades del país y ha esbozado parte del camino que hay recorrer para superar la deficiencias y malos manejos. Veamos parte de lo que expresó: “En las propias universidades debe surgir un movimiento de reforma universitaria que lleve a transparentar el uso de recursos y avanzar en los procesos democráticos internos. Y que no haya privilegios arriba y también que no haya influyentismo, nepotismo, mafias, que son las que dominan para asignación de los cargos académicos”.
“Así como existen líderes charros —ya cada vez menos— en los sindicatos, así existen caciques que dominan en las universidades; ellos ponen rectores, es lo más antidemocrático que puede haber, y manejan el presupuesto a sus anchas en forma discrecional”.
El presidente mencionó como mal ejemplo lo que sucede en la Universidad de Guadalajara (UdeG) donde “el señor Padilla que no es el rector, pero es el que manda”. Ejemplos como éste hay muchos, entre ellos, la Universidad de Hidalgo, donde el grupo conocido como “la sosa nostra”, no solo impone rectores, también diputados federales, estatales, síndicos, líderes de los sindicatos universitarios, etcétera.
Le faltó decir al presidente que los cacicazgos universitarios fueron fomentados, arropados por los gobiernos estatales y nacional y en cierto sentido cómplices. En Jalisco, Hidalgo, Veracruz, Chiapas y otras entidades, algunos grupos autollamados de izquierda, comunistas, o socialistas, acudieron a los gobiernos estatales y federal para tener su apoyo y expulsar de las instituciones educativas y entidades federales a sus opositores.
En Puebla, cuando menos, así fue. El 8 de agosto de 1971, en prolongada sesión extraordinaria el Consejo Universitario, por unanimidad, determinó dirigirse al secretario de gobernación Mario Moya Palencia para exponerle la “situación de violencia que vive la UAP”, todavía no declarada Benemérita.
Tal medida, según algunos consejeros universitarios, obedecía a que «el gobierno del Estado de Rafael Moreno Valle (abuelo del depredador panista Rafael Moreno Valle Rosas que robó millones de pesos con la anuencia o silencio de la derecha poblana) no ha hecho caso a ninguna de nuestras demandas”. (Vid. acta del Consejo de esa fecha).
En esas fechas persistía enemistad entre el presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez y el gobernador Moreno Valle que para ese 8 de agosto de 1971 ya había ordenado dos matanzas: el 15 de febrero de 1969 en Huehuetlán El Chico con 18 campesinos muertos y decenas de heridos, por oponerse a los resultados electorales; la otra fue el 28 de enero de 1970, en Oro Negro (Monte de Chila) campesinos inconformes con el despojo de sus tierras son balaceados con saldo de 32 muertos, nunca se supo el número de heridos (igual que el 2 de octubre de 1968).
A ese criminal currículo de Moreno Valle, habría que aumentarle otras acciones depredadoras: siendo secretario de Salubridad y Asistencia del gobierno de Díaz Ordaz , en 1965, no pudo resolver las peticiones salariales de los médicos residentes e internos y pretendía, entre otras cosas, que los uniformes de trabajo fueran parte del salario; las divergencias entre médicos y gobierno se tornaron difíciles, esto motivó la intervención, a través de interpósitas personas, del secretario de gobernación Luis Echeverría, así nació la enemistad entre ambos personajes que fue aprovechada por grupos universitario de la UAP para llevar agua a sus molinos.
La pretendida reunión con el secretario de gobernación Mario Moya Palencia, no se realizó, pero el gobierno del Estado, en un comunicado, expresó su respeto a la autonomía universitaria; por otra parte, algunos miembros de la UAP continuaban con labores parciales, mientras otros grupos de profesores se abstenían de acudir a las instalaciones por temor a las balaceras en Ciudad Universitaria donde se cumplían ya 50 días de paro parcial.
En el exterior universitario, grupos estudiantiles masones, anticomunistas, liberales y de extrema izquierda tapizaron la ciudad de Puebla de manifiestos donde expresaban su exigencia de respeto a la autonomía universitaria y manifestaban su encono contra el porrismo que disputaba la dirección de la institución.
Las divergencias fueron creciendo con grupos armados de derecha e izquierda. Hubo muertos y heridos, entre los primeros Marco Antonio Márquez Martínez, de los segundos Julio Acevedo y José García. La prensa también participaba en el conflicto, El Sol de Puebla, bajo la dirección de Salvador Borrego, uno de los mejores periodistas nacionales y conocido por dos libros de su autoría: Periodismo Trascendente y Derrota Mundial, con más de 100 ediciones; el otro diario dirigido por el combativo Manuel Sánchez Pontón, después convertido en enemigo acérrimo de la UAP por la expulsión de su hijo de igual nombre que pertenecía al grupo galáctico que después sería eliminado por el Partido Comunista, como fueron eliminados otros grupos antagónicos de ese Partido.
Eran dos segmentos universitarios enfrentados con distintos propósitos: la derecha confesional que combatía todos atisbo de renovación universitaria e incluso llegó a organizar a las Cámaras de Comercio, Patronal, estudiantes de colegios confesionales y militantes de la vela perpetua, en contra del festival de Avándaro llamado Rock y Rueda, en el cual algunas jóvenes mostraban desnudos sus pechos. Este grupo tenía el apoyo del gobierno estatal.
En contraparte, el gobierno federal apoyaba a la vieja corriente liberal que en 1961 propuso la primera reforma universitaria con principios semejantes a los que expresaba la de la Universidad de Córdova, Argentina en 1918 que fue un movimiento para democratizar la Universidad y otorgarle un carácter científico. Este apoyo tenía, entre otros propósitos, cambiar al gobernante estatal que era Moreno Valle y posicionarse como gobierno federal progresista, similar al del general Cárdenas.
Los conflictos continuaron, y el 14 de abril de 1972, pide licencia por seis meses, el doctor Rafael Moreno Valle y el Congreso del Estado nombra gobernador interino a Gonzalo Bautista O’Farril. Con este cambio hay modificaciones en la estructura de lo que sería el moderno cacicazgo universitario. Lo mismo sucedió en la U de G. En la UAP crece el Partido Comunista, en la Universidad de Guadalajara, la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), misma que apoyó e hizo crecer a Raúl Padilla. Cacicazgos diferentes, iguales propósitos: abusos del poder.