La Enfermedad del Parkinson (EP) o Mal de Parkinson es una alteración neurológica que se genera en el sistema nervioso central y se caracteriza por la pérdida prematura de las células del cerebro encargadas de producir una sustancia química llamada dopamina.
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La dopamina es esencial para el desarrollo de algunas funciones del sistema nervioso central, ya que influye en la actividad locomotora (movimiento del cuerpo), afectividad, regulación hormonal y el consumo de agua y alimentos.
La escasez de esta sustancia en el cerebro provoca problemas con el movimiento del cuerpo, los cuales son característicos de este padecimiento.
El Día Mundial del Parkinson tiene el objetivo de crear conciencia e informar a la población sobre esta enfermedad, con el fin de ayudar a las personas que la padecen, así como implementar acciones para la prevención o el retraso de la aparición de síntomas.
Esta efeméride fue establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1997 y es celebrada cada 11 de abril debido al natalicio del neurólogo británico James Parkinson, quien, en 1817, describió las características de esta enfermedad, la cual fue nombrada por él como Parálisis Agitante.
En nuestro país, no hay cifras oficiales de cuántas personas tienen este padecimiento, sin embargo, la Secretaría de Salud prevé una prevalencia entre 40 a 50 casos por cada 100 mil habitantes, cada año.
Además, la OMS estima que la EP podría convertirse en el padecimiento grave más común para el año 2040, debido al aumento de sobrevida y enfermedades degenerativas, por esta razón el Mal de Parkinson es considerado como un problema de salud pública.
Esta enfermedad se manifiesta entre la cuarta y sexta década de vida de las personas, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud. El 70% de las personas que la padecen tienen más de 65 años, mientras que 15% tienen 50 años y en menor cantidad, se han registrado casos en personas menores de 40 años (Parkinson juvenil).
A pesar de que continúan las investigaciones sobre este padecimiento, hasta la fecha se desconoce su origen, sin embargo, en 15% de los casos intervienen factores hereditarios.
Síntomas
Los síntomas de esta enfermedad van apareciendo de poco en poco, es decir, de manera crónica, progresiva y silenciosa, ya que se hacen presentes cuando células del cerebro ya se han dañado o muerto.
Algunos síntomas iniciales de esta enfermedad son: alteraciones del olfato, trastornos de la sensibilidad, del sueño, del estado de ánimo y trastornos viscerales, como el estreñimiento. Estos síntomas iniciales pueden presentarse hasta 10 años antes del inicio de los síntomas motores.
Los síntomas presentes en estados avanzados de la enfermedad son: alteraciones de la memoria, alucinaciones visuales, irritabilidad involuntaria y difícil de controlar, psicosis, delirio, ideas de daño y demencia.
Además, los síntomas de motricidad clásicos:
- Lentitud de los movimientos (bradicinesia)
- Movimientos involuntarios cuando se está en reposo manifestado mediante temblores de manos, brazos, piernas, mandíbula y cara
- Rigidez en brazos, piernas o tronco (hipertonía)
- Problemas de equilibrio y coordinación
- Alteración de la marcha y postura
- Disminución del tono de voz
Tratamiento
La o el profesional de la salud que atiende esta enfermedad es neurólogo y será el encargado de prescribir el tratamiento más adecuado para el paciente, de acuerdo con su edad, actividades y fase en la que se encuentre el padecimiento.
Esta enfermedad se controla de manera sintomática a través de fármacos. Asimismo, se trata con terapias de rehabilitación y ocupacional. La primera incluye ejercicios, fisioterapias y actividades que mejoran los componentes del habla, de la voz, dicción, deglución y respiración.
La terapia ocupacional da apoyo a los pacientes en el desarrollo de actividades básicas diarias, así como terapias psicológicas, emocionales y estimulación cognitiva.
De igual manera, este padecimiento se puede tratar mediante un procedimiento quirúrgico llamado estimulación cerebral profunda, en el que se le coloca al paciente un sistema similar a un marcapasos en las áreas del cerebro que controlan el movimiento del cuerpo.
Si el paciente con EP lleva un tratamiento correcto y se atiende de manera oportuna, podrá tener una vida normal, de acuerdo con la Secretaría de Salud.
Prevención
Algunas acciones que están al alcance de nuestras manos para prevenir o retrasar esta enfermedad son:
- Realizar actividad física de manera regular con el propósito de fortalecer nuestro cuerpo y mejorar nuestro equilibrio
- Dormir suficientes horas al día
- Llevar una alimentación saludable
- Controlar el estrés
- Mantener el cerebro activo mediante lecturas o actividades cognitivas
Foto: Gobierno de México
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