Si las personas dejan de consumir azúcar, no solo mejorarían su salud, también contribuirían a luchar contra el cambio climático y superar las crisis económicas asociadas con la pandemia de coronavirus.
Esta es la conclusión de un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB), el cual analizó los posibles beneficios colaterales para el clima y la sostenibilidad que implica darle usos alternativos a las tierras de cultivo de caña.
¿Qué beneficios se pueden obtener?
La Unión Europea es el principal productor mundial de azúcar de betabel (remolacha), con alrededor del 50% de la cantidad total. Sin embargo, este producto representa solo el 20 % de la producción mundial de azúcar, mientras que el otro 80 % se produce a partir de la caña de azúcar. La UE tiene también una importante industria dedicada a la refinación de caña de azúcar importada, principalmente de Brasil.
El estudio, realizado por los doctores Lewis King y Jeroen van den Bergh del ICTA-UAB, estima la redirección de las tierras de cultivo de azúcar existentes para usos alternativos.
Las emisiones de CO2 podrían caer entre 20.9 y 54.3 toneladas métricas si la UE redujera su consumo de azúcar de acuerdo con las políticas sanitarias y el exceso de caña de azúcar brasileña se redirigiera a la producción de etanol.
Estos ahorros serían alrededor de cuatro veces mayores que una estrategia alternativa de reforestación de las tierras de cultivo de betabel azucarero existentes en la UE y duplicarían los de la producción de etanol de remolacha azucarera en la Unión Europea.
¿Cómo reducir el consumo de azúcar?
El azúcar es uno de los peores alimentos para comer desde la perspectiva de la salud, mientras que tiene un gran potencial para la producción de biocombustibles.
Lograr una reducción en el consumo de azúcar probablemente implicaría un enfoque similar al que ha ayudado a la UE a reducir el consumo de tabaco en su población en las últimas décadas: con educación y políticas dirigidas a un cambio de costumbres en el consumidor, donde los altos impuestos juegan un papel decisivo.
Se ha demostrado que los impuestos sobre el azúcar son efectivos y políticamente populares en países como el Reino Unido y, por lo tanto, presentan un instrumento político prometedor para contribuir indirectamente a lograr los objetivos del cambio climático.
Los impuestos del azúcar no afectará solo al uso final, sino que también reducirá el uso de azúcar por parte de los sectores de producción, como las bebidas.
El estudio “Impuestos al azúcar para objetivos climáticos y de sostenibilidad” fue publicado por la revista científica Nature Sustainability el 25 de julio de 2022.
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Ilustración: Iván Rojas