Un incendio en un hospital para pacientes con COVID-19 ubicado en Bagdad, dejó al menos 82 personas muertas y 110 heridas este domingo 25 de abril, drama que provocó la cólera de los iraquíes y llamados a la dimisión de los responsables.
El siniestro se produjo por cilindros de oxígeno «almacenados sin respetar las condiciones de seguridad» en el hospital Ibn al-Khatib de Bagdad, citó la agencia de noticias AFP a fuentes médicas.
El primer ministro Mustafa Al Kazimi anunció tres días de duelo nacional y la apertura de «una investigación inmediata», cuyos resultados quiere «en 24 horas».
Al Kazimi también suspendió de sus funciones al jefe de Salud del sector oriental de Bagdad, al director del hospital y a los jefes de seguridad y mantenimiento técnico. Estas personas están siendo interrogadas y no podrán quedar en libertad «hasta que se juzgue a los culpables».
Numerosas víctimas se hallaban bajo ventilación cuando estallaron las bombonas de oxígeno, lo que causó un incendio que se extendió rápidamente, según médicos y bomberos.
Un primer balance de fuentes médicas había señalado que se trataba de 23 muertos. Luego, un segundo reporte de una fuente oficial lo elevó a 53.
La tragedia ha generado un gran rechazo entre los iraquíes, después de que fuentes médicas la atribuyeran a la negligencia, vinculada con frecuencia a la corrupción endémica que azota al país. «Dimisión del ministro de Salud» encabezaba las palabras clave en Twitter en Irak.
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