La pesca indiscriminada es uno de los grandes problemas contemporáneos. La demanda de vida marina en ciertos países asiáticos, sobre todo el Japón, pone en peligro la diversidad de población acuática. Ante ese imperativo urgente, un importante organismo de regulación de la pesca tomó una determinación: fomentar una medida que apunte a duplicar la cantidad de peces en los océanos en los próximos diez años.
La Comisión de la Industria Pesquera del Pacífico Central y Occidental (WCPFC, por sus siglas en inglés) anunció su decisión después de una reunión de cuatro días en la ciudad japonesa de Fukuoka. Ecologistas de todo el mundo recibieron con satisfacción la decisión, alegando que el plan para reducir las capturas es crucial pero que es sólo un primer paso para salvar al atún azul (o atún común, en contraposición al rojo), cuya población se ha visto muy reducida por la sobrepesca.
Lo más importante de la determinación es que Japón, el mayor consumidor mundial de atún azul y país que ha tenido conflictos por su consumo ilimitado de ballenas y otros seres marinos, también se ha comprometido a reducir sus capturas. Esa palabra, cuyo control y cumplimiento es tarea de los organismos internacionales, es un buen comienzo para el cambio.
Fuente: Buen Diario