Desde el portal change.org, la mayor plataforma digital de peticiones del mundo, R. Y. Matuk Mamud ha iniciado una petición dirigida a todas las personas que conocen y condenan cómo opera la entidad sionista de Israel en Palestina, en función de proponer el nombre de Ahed Tamimi como digna candidata al Nobel de la Paz 2018.
El petitorio, que ha sido ya firmado por miles de personas, solicita que se tome en cuenta a la joven palestina, quién fue encarcelada injustamente durante 8 meses por no dejarse coaccionar por un soldado israelí.
La selección se justifica en la entereza de Ahed que, siendo menor de edad, fue puesta en prisión por negarse a la opresión y a todos los atropellos y delitos internacionales que comete diariamente Israel sobre las personas que viven en la Franja de Gaza.
Ahed superó con una fortaleza intachable esos 8 meses de prisión, donde se cometieron violaciones legislativas en los interrogatorios: ausencia de sus padres o de su abogado, acosada y víctima de violencia de género, con la ausencia total de personal femenino, intimidada y continuamente amenazada ella y su familia. Ahed explica que su experiencia en la cárcel ha hecho aumentar sus deseos de convertirse en una abogada especializada en derecho internacional.
De acuerdo con la postulación, se solicita que se reconozca en la persona de Ahed a todos los hombres, mujeres y niños que son encarcelados por el régimen militar israelí únicamente por defender su derecho a la identidad palestina y a defenderse de la opresión y el totalitarismo militar en ese lugar olvidado por todas las Naciones.
Un símbolo para todos los niños encarcelados
Desde el 30 de marzo, día que comenzó la marcha por la Tierra Palestina y el Retorno (y coincidiendo con los 70 años de ocupación israelí), han ascendido a 155 las víctimas mortales y 17.000 los heridos por la represión brutal israelí. Son varias las ONG las que han expresado preocupación por la situación en Gaza, mientras la ONU ha condenado la respuesta tan violenta de Israel sobre los civiles palestinos.
Actualmente hay más de 350 menores de edad en prisiones y centros de detención israelí, según organizaciones de derechos humanos. En un comunicado, Amnistía Internacional (AI) indica que el caso de Tamimi es un recordatorio de la «constante violación por parte de Israel de los derechos humanos de los niños palestinos».
Con toda la información y los datos que se encuentran disponibles, se plantea a la sociedad civil global la siguiente pregunta: Si ella, con su lucha diaria, una niña-mujer como tantas otras, nacida bajo un régimen de ocupación que protesta contra la opresión y el totalitarismo, y que intenta defender sus derechos y libertades no es ejemplo a tener en cuenta para el Nobel de la Paz, entonces ¿quién lo es?
Tamimi tiene méritos, pero Occidente controla el Nobel
«No me considero víctima de la ocupación», señala Ahed. «Las víctimas son el judío o el hijo del colono que ya lleva un arma con 15 años. Yo soy capaz de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, él no. No ve la realidad. Su corazón está lleno de odio y resentimiento hacia los palestinos. Él es la víctima, no yo. Siempre digo que yo lucho por la libertad, así que yo no me convertiré en la víctima».
Sin embargo, como señala Shenila Khoja-Moolji, las niñas como Ahed que critican el colonialismo y se manifiestan por visiones de cuidado comunitario no son la feminidad empoderada que Occidente quiere validar. Ella busca la justicia contra la opresión en lugar del empoderamiento que solo beneficia a sí misma. Tal vez por eso la cobertura mediática de Tamimi no se compara con la de Malala.