El canciller de Surinam, Albert Ramdin, fue elegido por aclamación como nuevo Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), sucediendo en el cargo a Luis Almagro en mayo próximo. Su elección refleja el fuerte respaldo de la Comunidad del Caribe (CARICOM) y América Latina, pero también plantea grandes desafíos para la diplomacia regional, en un escenario marcado por tensiones políticas y económicas que afectan a varios países del continente.
Véase también: México respaldará a Albert Ramdin para la Secretaría General de la OEA
La votación, realizada en la sede de la OEA en Washington, se desarrolló en un ambiente de consenso regional, donde, a pesar de algunos desacuerdos, se destacó el apoyo de la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños. Ramdin, quien asumirá su cargo en medio de una serie de crisis que incluyen la situación política en Venezuela, las disputas comerciales entre Estados Unidos, México y Canadá, y el creciente interés de China en la región, tendrá que equilibrar múltiples intereses y fortalecer la relevancia de la OEA frente a estos desafíos.
La elección de Ramdin fue celebrada especialmente por los países del CARICOM, que por primera vez en la historia de la organización designan a uno de sus miembros para liderar el organismo. Durante la Asamblea General de la OEA, representantes de países como Dominica y Perú pidieron que la votación se realizara por aclamación, ante la retirada de la candidatura de Paraguay, representada por Rubén Ramírez. Esta decisión puso de manifiesto el consenso alcanzado en favor de Ramdin, aunque no sin tensiones diplomáticas, como se evidenció en los intercambios entre las delegaciones de Brasil y Paraguay.
El nuevo Secretario General se enfrentará a una OEA que ha sido criticada por su manejo de situaciones de crisis. En su discurso, la secretaria general de Relaciones Exteriores de Brasil, María Laura da Rocha, instó a Ramdin a revisar la postura de la OEA respecto a los regímenes autoritarios, señalando que la organización había perdido relevancia y capacidad de acción frente a las crisis regionales.
Por su parte, Michael Kozak, encargado para América Latina del Departamento de Estado de EE. UU., calificó la elección de Ramdin como «histórica» y reafirmó el compromiso de la administración estadounidense con la defensa de la democracia, la lucha contra los delitos transnacionales y la necesidad de una transición política en Venezuela. Kozak también hizo un llamado a reducir la influencia de actores extracontinentales, haciendo referencia directa a China y su creciente presencia en América Latina.
Con la complejidad de las relaciones entre países con gobiernos de izquierda y los intereses geopolíticos de Estados Unidos, el reto de Ramdin será inmenso. Además, deberá gestionar con cautela los conflictos internos en la OEA y restaurar la confianza en un organismo que, según muchos analistas, ha perdido parte de su efectividad en la resolución de crisis regionales.
En este nuevo capítulo de la OEA, Albert Ramdin tendrá que demostrar su habilidad para navegar entre los intereses contrapuestos de los países del Caribe, América Latina, y las grandes potencias internacionales, buscando no solo la estabilidad política en la región, sino también una mayor integración hemisférica.
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