Australia ha pasado de luchar contra el fuego a hacerlo contra el agua. El país oceánico está atravesando por el peor temporal de los últimos 20 años, que ha causado numerosas inundaciones que se han juntado con los devastadores efectos de los incendios que todavía siguen activos a lo largo del territorio.
La región más afectada vuelve a ser Nueva Gales del Sur, en el sureste de Australia, tanto así que los bomberos trabajan a destajo para poder rescatar a las personas atrapadas.
La Oficina de Meteorología local emitió una alerta de clima severo en las próximas horas e informó que se pronostican más de 200 milímetros de lluvia para algunas partes del estado durante la noche de este sábado, que se podrán más extremas las condiciones climáticas en el trascurso de este domingo.
«Existe la posibilidad de fuertes lluvias e inundaciones repentinas amenacen la vida», declaró Jane Golding, funcionaria de la Oficina de Meteorología al diario The Sydney Morning Herald.
«Este es un sistema muy peligroso (…) No es algo que vemos tan a menudo. Se espera que caiga hasta el doble de la cantidad de lluvia vista del sábado para mañana», dijo Golding.
Una gran franja de la costa de Nueva Gales del Sur ahora está siendo azotada por las tormentas extremas, con condiciones que probablemente no disminuyan hasta el lunes por la noche, según la pronosticadora de Sydney BoM, Jenny Sturrock, citada por el rotativo.
El Servicio de Emergencia del Estado de Nueva Gales del Sur dijo que había rescatado a 13 carros de personas mientras las lluvias y los vientos extremos seguían afectando la región.
Hay más de 600 voluntarios en el terreno donde se registran las inundaciones repentinas de este sábado con la advertencia de que el clima siga azotando.
Con información de La Vanguardia y el Demócrata.
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