La ONU se está preparando para posibles flujos de entre uno y hasta cinco millones de refugiados ucranianos que podrían escapar de su país próximamente, dependiendo del rumbo que tome la guerra que ha estallado en Ucrania.
«Estamos preparando con ACNUR (Agencia de Naciones para los Refugiados) planes de contingencia para la salida de una población de entre uno y hasta tres millones de personas hacia Polonia y de entre uno y hasta cinco millones considerando todos los países vecinos», dijo la directora regional de UNICEF para Europa y Asia Central, Afshan Khan.
Hasta ahora al menos 100.000 personas han abandonado ya sus hogares en Ucrania, y varios miles han sido capaces de cruzar a países vecinos, según ha declarado la portavoz de la agencia de refugiados de la ONU, Shabia Mantoo, en una sesión informativa de la ONU en Ginebra.
Ucrania. Polonia, Moldavia, Rumanía y Eslovaquia se cuentan entre los países más afectados con una ola de refugiados sin precedentes, aunque la afluencia de ucranianos que intentarán ponerse a salvo de la acción militar rusa dependerá de la rapidez con la que el presidente Vladimir Putin alcance su objetivo.
La Comisión Europea maneja la cifra de entre 20.000 y un millón. Sean los que sean y a diferencia de la crisis migratoria de 2015, cuando la guerra siria provocó el que hasta entonces había sido el mayor éxodo a Europa desde la II Guerra Mundial, serán bien recibidos. Para los ucranianos, además, sería comparativamente fácil viajar a otros países europeos, dado que existe un régimen de exención de visados entre la UE y Ucrania. Eso significa que las personas con pasaporte ucraniano pueden entrar con fines turísticos sin permiso especial y permanecer en los países de la UE hasta tres meses. En Polonia, una de las puertas de salida para los ucranianos, la normativa vigente prevé que estos puedan permanecer en el espacio Schengen durante 90 días sin necesidad de visado. En caso de guerra, las autoridades podrán expedir permisos de residencia de mayor duración, previa consulta con Bruselas.
Los preparativos para la acogida de refugiados ucranianos comenzaron hace varias semanas, aunque los efectos de este flujo, dada la movilidad con la que podrán moverse los ucranianos, van más allá de las vecinas Polonia, Eslovaquia, Hungría, Moldavia y los países bálticos. También Israel se prepara para recibir a miles de personas procedentes de Ucrania, de ahí que el sábado declarara el estado de emergencia. Según el Gobierno, en Ucrania viven unos 15.000 ciudadanos israelíes. De momento, el plan es que la aerolínea israelí Arkia les ofrezca vuelos especiales desde Kiev a Tel Aviv.
Israel no solo se siente responsable de sus ciudadanos en Ucrania, sino también de las comunidades judías de ese país. Ucrania fue el centro de la judería europea hasta el Holocausto. En la actualidad, 400.000 judíos viven en Ucrania, incluido el presidente Volodimir Zelenski. Unos 200.000 ucranianos judíos tienen derecho a la Aliá, el derecho de inmigración israelí para los judíos de la diáspora. Tras la anexión de Crimea en 2014, se calcula que 30.000 personas ejercieron este derecho.
El ministro del Interior de Rumanía, Lucian Bode, por su parte, ha asegurado que su gobierno se prepara para la llegada de «cientos de miles de refugiados en una afluencia incontrolada». «Estamos analizando cuántos campos de refugiados podemos instalar en un tiempo relativamente corto: 10, 12, 24 horas. Estamos analizando las capacidades de alojamiento existentes en los condados fronterizos, pero también estamos discutiendo la segunda etapa, con los condados vecinos, y la tercera etapa en todo el país», explicó. Rumanía, dijo, tiene refugios y el «equipo necesario», como generadores de emergencia o suministros de alimentos, para acoger y alimentar a «un número importante» de personas.
Según informa Javier Espinosa, en Rumanía hay colas de hasta 28 kilómetros. Las autoridades están dejando salir a mujeres y niños y devolviendo a los hombres a la fronteras. Las ONG han criticado a Rumanía por no estar preparada para un mayor número de refugiados. Sólo hay unas 2.500 plazas de acogida, que no serían suficientes en caso de duda.
El ministro del Interior de Eslovaquia, Roman Mikulec, dijo que su gobierno también estaba dispuesto a participar, pero el gobierno de Bratislava no quiere dejar entrar a nadie en el país sin controles. La vecina República Checa ya se ha ofrecido a reforzar la vigilancia de la frontera Schengen con Ucrania. No queremos «asustar a la opinión pública pero si el conflicto se intensifica, tenemos que reaccionar juntos a la situación desde el principio», dijo el Ministro del Interior checo, Vít Rakuan.
En Varsovia, el portavoz del gobierno polaco, Piotr Müller, aseguró que «si llegan refugiados de Ucrania a Polonia» serán acogidos, ya que «se han llevado a cabo preparativos» para esta situación. En Polonia, ya viven 1,3 millones de ucranianos, migrantes económicos en su mayoría. Müller subrayó que «en situaciones de conflicto armado puede haber desplazamientos de personas, no solo internos, también a países vecinos», y recordó que su Gobierno puso en marcha «recientemente» un plan para «prestar ayuda humanitaria» a Ucrania.
Mientras tanto, la Cruz Roja polaca anunció que ultima los preparativos para instalar ocho puntos de acogida a refugiados en las provincias orientales polacas.
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