Hasta 22 países de todo el mundo afrontan graves crisis alimentarias este año, por lo que se debe extremar la vigilancia y actuar para prevenir nuevas hambrunas, advirtieron hoy en Roma responsables de Naciones Unidas.
El subdirector general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Daniel Gustafson, destacó en un acto que se deben poner todos los esfuerzos en «prevenir» ese tipo de situaciones.
«Es demasiado tarde para intervenir» cuando se declaran crisis, emergencias y catástrofes por inseguridad alimentaria, declaró.
Actualmente se encuentran en alguno de esos tres estados un total de 22 países, que necesitan un constante análisis y apoyo humanitario, según el último informe mundial sobre crisis alimentarias elaborado por una red en la que participan agencias de la ONU y otras organizaciones.
Si en 2016 había en el mundo 108 millones de personas pasando hambre, este año se espera que aumente todavía más la demanda de ayuda.
Los peores pronósticos se ciernen sobre Sudán del Sur -donde ya se ha declarado la hambruna en varias zonas-, así como Somalia, el Yemen y el noreste de Nigeria, que corren el riesgo de sufrirla debido a los conflictos armados, la sequía y el colapso de sus economías.
Pero también padecen hambre millones de personas en otros países, como Siria, Afganistán e Irak, donde la violencia también ha causado el desplazamiento forzoso de parte de la población.
Gustafson advirtió de que los conflictos impiden a las familias asegurar su alimentación y a menudo interrumpen el comercio de mercancías, hacen subir drásticamente los precios de los alimentos e imposibilitan la vacunación de los animales.
Los desastres naturales han sido determinantes en el deterioro de la seguridad alimentaria en Etiopía, Malaui, Zimbabue y Mozambique, afectados por la falta de lluvias asociada al fenómeno El Niño, y en Haití, país sumido en una grave sequía que sufrió el impacto del huracán Matthew a finales de 2016.
Otros países con graves problemas de hambre generalizados o en regiones concretas son la República Democrática del Congo, Kenia, Sudán, Guatemala, Uganda, Burundi, la República Centroafricana, Chad, Madagascar y Níger, ya sea por el efecto de los conflictos o la sequía.
Ante esas crisis de larga duración y cada vez más complejas, la FAO reclamó más prevención y una actuación temprana antes de que se agoten los recursos y aumenten los índices de desnutrición entre los más vulnerables.
El economista jefa del Programa Mundial de Alimentos, Arif Husain, insistió en la necesidad de consensuar la información que se recoge para tener datos actualizados en todo momento y poder actuar de forma más coordinada.
Djimé Adoum, secretario del Comité permanente interestatal para la lucha contra la sequía en el Sahel (CILSS), lamentó que muchas poblaciones están marginadas y no reciben una «cantidad justa de inversiones», al tiempo que pidió a los gobiernos ser conscientes del problema y destinar parte de su presupuesto para evitar que las crisis se repitan.
El informe también sostiene que se necesitan más fondos para estudiar países donde no se tienen datos recientes suficientes o hay discrepancias entre organizaciones sobre el nivel de inseguridad alimentaria, como son los casos de Corea del Norte, Eritrea, Pakistán y Venezuela.
Lo mismo sucede con Birmania y Libia, que junto con Ucrania podrían sufrir un deterioro de su situación alimentaria, mientras que se requieren más datos para confirmar si Mali, Senegal, Mauritania, Liberia o Sri Lanka comenzarán a padecer crisis por hambre este año.