Alto al fuego negociado entre USA Y RUSIA: En Siria hay tregua y se fortalece el gobierno de Al Assad

Nada es definitivo y menos en Siria, teatro de guerra desde 2011. Se debe valorar como positiva la tregua que negociaron EE UU y Rusia, y que comenzó el pasado sábado. El dato saliente es el fortalecimiento del gobierno de Al Assad.

Alto al fuego negociado entre USA Y RUSIA: En Siria hay tregua y se fortalece el gobierno de Al Assad

Autor: Director

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El 15 de marzo próximo se cumplirán cinco años de la agresión de los terroristas de Al Qaeda y el Estado Islámico o Daesh contra el gobierno sirio de Bashar al Assad. Fue en la mal llamada “Primavera Árabe”, en realidad un invierno crudo y bien estadounidense, por el sesgo político en contra de Siria, Libia, Irán, Irak, Egipto, Yemen y otros países de Medio Oriente y África.

En aquel momento los medios alineados con el Departamento de Estado norteamericano y la Unión Europea defendían a los “rebeldes” que luchaban contra la “dictadura” de al Assad. La realización periódica de elecciones en Siria no alteró el relato norteamericano de que en los frentes rebeldes anidaba la democracia y en el gobierno sirio el autoritarismo.

Sin embargo, año a año desde entonces las cosas se fueron aclarando para buena parte del mundo. Quedó de manifiesto que el Ejército Libre Sirio y la Coalición opositora fueron camaradas de ruta deglutidos a mitad del camino por los terroristas de Brigadas Al Nusra, filial siria de Al Qaeda, y el Estado Islámico del califa Abu Bakr al-Baghdadi.

La cantidad de barbaridades que cometieron esas organizaciones, con miles de víctimas, sobre todo a partir de 2014 en Siria e Irak, fueron colocando las cosas en su lugar. Tenía razón Al Assad en que Washington, la Unión Europea, Turquía y las monarquías árabes, sobre todo Arabia Saudita, estaban apoyando al terrorismo en Siria, a pesar de su alegada lucha contra el terrorismo a escala global. Damasco les podía enrostrar: “Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”.

La ONU tiene a Staffan de Mistura como mediador internacional para Siria y a Yacub el Hilloun como coordinador humanitario. La entidad habla de 260.000 muertos desde el inicio de la agresión terrorista, millones de desplazados dentro de país y entre 4 y 5 millones de refugiados sirios que huyeron a Turquía, Jordania y otros destinos sin llegar a éstos en muchos casos. No sólo el niño Aylan se ahogó en una playa lejana…

Por eso, en tan duras condiciones de muerte, dolor y destrucción humana, material y cultural, es muy positivo que se haya negociado “un alto al fuego” o, como lo llama Al Assad, un alto a las operaciones de combate. Según el mandatario esta última expresión es la adecuada, pues lo otro es procedente cuando hay una guerra entre dos ejércitos. Damasco ningunea a la dupla terrorista EI-Al Nusra y prefiere llamar la atención sobre los ochenta países que los apoyan directa o indirectamente, como denunció en un reciente reportaje (El País, 22/2).

No le fue fácil a Serguei Lavrov, canciller de Rusia, y a su colega norteamericano, John Kerry, llegar a los buenos términos de esa tregua. Más duro será lograr que se cumpla.

Por aproximaciones

El primer anuncio de tregua fue formulado desde Munich, Alemania, el 12 de febrero, con los ministros ruso y estadounidense como figuras descollantes y participación de otros representantes del Grupo Internacional de Apoyo a Siria.

Según lo informado allí, la tregua iba a comenzar en una semana, el 19 de febrero. El plazo serviría para que Moscú hiciera las tratativas con el gobierno amigo de Al Assad y Washington las consultas con sus aliados europeos, Turquía y Arabia Saudita. En rigor la coalición que lidera EE UU consta de 65 miembros, que primero reclamaban a coro la salida de Al Assad y luego debieron explicar porqué desde setiembre de 2014 tuvieron que pasar a bombardear posiciones del EI en Siria e Irak.

Ya que se menciona los bombardeos, en los últimos días la coalición conducida por la administración Obama realizó un primer ataque aéreo también en Libia, tierra de nadie, desde que la OTAN invadió y asesinó al presidente Muammar Khadafy en 2011. Así se está convirtiendo en una base de Estado Islámico, con un baluarte en Sirte y dominio de zonas costeras. Una Libia con dos gobiernos enfrentados, uno con asiento en Trípoli y otro en Tobruk, es un escenario perfecto para que el terrorismo takfiri y yihadista se mezcle con los miles de inmigrantes que parten de sus puertos hacia Italia y el sur de Europa.

Volviendo a lo anunciado en Munich, algo falló en su implementación pues no pudo entrar en vigor el 19 de febrero. Se negoció otra vez entre la cancillería de Rusia y el Departamento de Estado y se corrió el arco para la medianoche del sábado 27 de febrero.

Esta vez, no sin contratiempos y algunos atentados terroristas en Siria, el alto al fuego empezó a cumplirse. Rusia, que viene participando desde fines de setiembre de 2015 con operaciones aéreas solicitadas por Damasco, informó que en esos días sus aviones no emprenderían misiones para no generar confusión ni dar lugar a falsas denuncias.

En el medio quedó clarificado que lo convenido excluía a las dos organizaciones terroristas mencionadas, que no fueron parte de la negociación ni se sintieron alcanzadas por sus obligaciones. Es más, su reacción fue cometer varios atentados suicidas y con coches bombas en ciudades sirias, incluso en la periferia de la capital, con un saldo de más de 140 muertos y muchísimos heridos, en su abrumadora mayoría población civil. Esas muertes también desmitifican a esos supuestos musulmanes sunnitas, toda vez que la mayoría de sus víctimas son…musulmanes. Eso confirma que su envase religioso oculta a medias su contenido político íntimamente ligado -por lo menos en su creación y desarrollo- a potencias imperialistas, Turquía y Arabia Saudita.

Desde Ryad, la rama “moderada” del terrorismo, el Consejo Supremo para la Negociación, dijo que “provisoriamente” aceptaba la tregua. La casa Al Saúd sigue siendo muy generosa en dinero y apoyo político para esta parte de la contrarrevolución siria, mientras alberga planes aún más agresivos que se comentarán más adelante.

El presidente sirio aceptó gustoso el fruto de la negociación ruso-norteamericana, aclarando que su ejército nacional seguirá atacando a las bandas terroristas mencionadas y que están fuera de lo acordado. El problema es que si se castiga al chancho suele aparecer el dueño del animal (léase EE UU, Turquía y Arabia Saudita).

Al Assad, fortalecido

La actitud positiva del gobierno sirio frente a la tregua, y consiguientemente a las perspectivas de reducir el conflicto armado, fortalece la figura de Al Assad. Lo negociado en Munich no incluyó, como otras veces, la salvaguarda de la postura norteamericana y europea sobre “un nuevo gobierno” en Damasco. Ese prerrequisito de salida del mandatario no tuvo lugar y eso tiene que ver con su fortalecimiento. En el citado reportaje de El País planteó la necesidad de avanzar en la unidad nacional y una reforma de la Constitución, para fortalecer la democracia. Con eso dejó en ridículo las acusaciones sobre que la suya es “una dictadura”.

Esa tonificación es política pero también militar, puesto que el Ejército Árabe Sirio de cien mil hombres fue recuperando posiciones de manos terroristas, incluso en zonas adversas de Latakia, Homs, Aleppo e Idlib. La aviación rusa y sus demoledores golpes al EI y al Nusra colaboraron en mucho para esa contraofensiva gubernamental que apunta estratégicamente -sin plazos aún- a retomar Raqqa, donde aquellos establecieron la “capital” de su califato. También colaboraron con Siria unos 3.000 milicianos de Hezbollah libaneses y los asesores del Cuerpo de Guardianes de la Revolución de Irán.

La tregua impulsada por Rusia y EE UU fue aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas mediante la resolución 2268, que no le impide a Al Assad continuar con su ofensiva contra las organizaciones terroristas. Se presume que el avance hacia Raqqa va a continuar.

Y en ese punto aparece un serio riesgo para esta distensión en Siria: la administración Obama parece contar con un plan B. El secretario de Estado Kerry no fue claro pero deslizó que si continúan las acciones en Siria (y de hecho, las de Al Assad contra el terrorismo van a seguir), Washington contemplará un plan alternativo para echar abajo ese gobierno aliado a Rusia e Irán. Lo odian porque sus planes de gasoductos desafían a corporaciones norteamericanas, qataríes y turcas.

¿En qué consistiría el plan yanqui? En invadir Siria desde Turquía, por el norte, y desde Arabia Saudita, por el sur (no limita con Siria pero le basta superar la pequeña Jordania).

Ankara ha manifestado que pese a la tregua seguirá bombardeando Siria con la excusa de combatir a los kurdos de la milicia YPG y el combativo Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Una fuerza turca violó la frontera el 21 de febrero. La monarquía saudita blanqueó su deseo de enviar tropas a Siria, violando su soberanía.

Por eso Moscú, por medio del viceministro de Exteriores, Serguei Ryabkov, expresó su preocupación por los preparativos de Turquía en la frontera con Siria. Dijo que una intervención armada supondría un “golpe irreparable a la tregua”.

Ha comenzado marzo, un mes clave porque se cumplen cinco años del inicio de la agresión y también para saber si la frágil tregua tendrá algo más de vida o si vendrá más violencia, de la mano del “plan B” norteamericano, turco y saudí.

 

 


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