Desde que el 1 de octubre del año pasado se realizara el referéndum de independencia en Cataluña, el escenario tanto para los catalanes como para el gobierno español encabezado por Mariano Rajoy se ha vuelto apretado, donde cada movimiento genera una serie de ajustes en el tablero.
Hoy el gobierno español controla la institucionalidad autónoma catalana, ha puesto recursos judiciales que permitieron la represión el día de las votaciones, mantiene presas a autoridades del gobierno catalán y a su presidente, junto a cuatro consejeros, en el exilio en Bélgica. Junto con eso convocó a elecciones en la región, cuyos resultados aún no se pueden concretar, pues quien logró la mayoría, Carles Puigdemont, espera en Bruselas el curso de los acontecimientos.
Los catalanes, en tanto, mantienen la movilización a pesar del desgaste que ha significado esta etapa en el proceso independentista. La calle se ha convertido en el espacio de manifestación ciudadana por recuperar la institucionalidad, la libertad de los presos políticos y concretar la autodeterminación. Eso, mientras en los pasillos del Parlamento catalán siguen buscando la fórmula para encontrar la salida política al conflicto.
Ana Surra es uruguaya de nacimiento, fue militante del movimiento Tupamaro y se declara catalana por adopción. En los meses previos al golpe de Estado en Chile, tras salir de Uruguay luego de que los militares asaltaran el poder en la república oriental, estuvo alfabetizando a mineros en Aconcagua. Salió del país como refugiada y luego de un largo periplo migró a Barcelona en 1998, donde sigue adelante con sus labores políticas.
Desde 2015 ocupa un escaño en el Congreso de los Diputados de España, como parte de la bancada del partido Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), donde ha intensificado su labor en favor de los migrantes, tarea a la que se ha dedicado desde su llegada al país. Por cierto, ha hecho suya la aspiración de la independencia catalana.
En conversación con El Ciudadano, Surra explica que el proceso independentista no se encuentra detenido, sino que en otra fase que tiene relación con liberar a los presos y recuperar la institucionalidad catalana. «El problema es que no quieren que asuman quienes nosotros votamos, ese es el asunto. Esto es una verdadera pulseada«, sostiene para graficar el actual momento.
«Tenemos que seguir acumulando fuerza y la gente va para adelante, ya no va para atrás, no se vuelve a una autonomía», expresa Surra al ser consultada sobre la posibilidad de una negociación con el gobierno español. Y agrega: «Nosotros vamos a seguir con nuestra lucha de independencia».
Ante el complejo escenario en Cataluña, con presos políticos, una institucionalidad controlada por el gobierno español, una investidura incierta y un proceso de independencia pausado, ¿cuál es la prioridad para este momento?
Primero, el proceso no se encuentra pausado, esto forma parte. Se ha avanzado mucho y seguimos avanzando, tenemos una correlación de fuerzas dentro de la lucha de clases. Hay situaciones que deben definirse porque la gente quiere la independencia de Cataluña, vota por eso y lo vamos a lograr. Todos suponíamos que esto se resolvería en una España del siglo 21, incluida en la Europa democrática, por lo tanto, la táctica debe acomodarse. Entonces debemos encuadrar cómo hacemos para aplicar lo que la gente votó: el gobierno de los mismos que estaban y recuperar las instituciones catalanas. A partir de eso entendemos que se debe acabar la aplicación del artículo 155 que está metiendo las narices en todo y que opera como una dictadura. Eso es lo prioritario, lo que no significa retroceder ni incumplir el mandato de la ciudadanía.
En lo que se refiere a la recuperación de las instituciones, ésta se ha centrado en la figura del presidente Puigdemont
Su legitimidad radica en que la gente lo votó y punto. El problema está en que el gobierno español analiza la lucha de clases desde «el yo o yo pierdo» y perder para ellos sería el que se votara por Puigdemont o Junqueras; por eso a uno lo mantienen en el exilio y al otro en prisión sin fundamento, porque no quieren que ellos estén a la cabeza de las instituciones.
Pero bajo esa lógica, ¿se puede llegar a un punto de estancamiento?
Nosotros no estamos estancados, esta situación la estamos llevando al Parlamento Europeo y a otros espacios. Cuando más días pase el gobierno español teniendo presos a gente ilegalmente y no permitiendo que tome la presidencia del gobierno la persona que fue más votada, es una debilidad para ellos. Incluso ahora amenazan a las escuelas -cosa que corresponde a las autonomías, no al Estado español- como una forma de presionar para que hagamos gobierno de cualquier manera. Ahora nosotros no somos tan tontos para que pase un período sin tener un gobierno, estamos tirando todas las puntas para Europa, para España, para el mundo, diciendo: «Queremos poner nuestro gobierno y no nos dejan».
Pero queda la sensación de que es Puigdemont o nada
Esto no es el culto a la personalidad, cualquiera que esté en su lugar puede llevar perfectamente bien la Generalitat. Pero el problema es que no quieren que asuman quienes nosotros votamos, ese es el asunto. Esto es una verdadera pulseada. Pero no vamos a perder todo por una persona.
¿Cuál es el margen que queda para activar un plan B?
No hay plan B, porque es el mismo plan. El asunto es que quedó totalmente claro que no se activa el período para convocar nuevas elecciones hasta que no se vote por primera vez un presidente. Es falso que pasando un mes se podían convocar nuevas elecciones, todo el mundo aceptó eso. El problema es que no podemos quedarnos con las instituciones en manos del gobierno español. De hecho, se le entregó un informe detallado a Roger Torrent, presidente del Parlamento Catalán, que señala todo lo que se ha perdido con la aplicación del 155 y donde nos han invadido. Para nosotros no es perder si se cambian las personas, nosotros estamos luchando por investir al gobierno legítimo.
«Vamos a seguir con nuestra lucha de independencia»
El escenario de represión judicial y policial en su momento, escenifica lo que planteas como dictadura del gobierno español, pero éste cuenta con el apoyo de Europa. ¿Qué impresión te dejan estos cuatro meses de silencio europeo?
Mucha gente tenía ilusión de que Europa dijera «que esto no puede ser», pero nosotros no tenemos ilusión de eso. Son los pueblos de Europa los que nos van a defender y apoyar, por lo que hay que enfocar el trabajo más que en los dirigentes europeos, donde cada uno mira de acuerdo a sus intereses. Debemos apoyarnos en los pueblos europeos, que recién ahora están entendiendo bien lo que pasa en Cataluña. Esa correlación de fuerza es la que debe ser favorable a Cataluña -no solo la de los gobiernos-, que estos se vean presionados por sus pueblos.
¿El pueblo español está dispuesto a presionar al gobierno de Rajoy?
Eso también lo estamos haciendo. Hemos conversado con los republicanos españoles para que vean que nuestra lucha no es contra ellos, como repite el gobierno español y la Radio Televisión Española (RTVE). Nosotros queremos una república y no una monarquía, queremos las mismas reivindicaciones y no es por el capricho de una persona, sino que nuestro pueblo es una nación que quiere tener un Estado y ellos nos deben apoyar en eso. Mucha gente quiere eso en España y también hay quienes apoyan el garrote, que es donde se apoya el gobierno de Rajoy. El tema es que mucha gente no entiende nuestra lucha porque el Ejecutivo español se ha dedicado a tergiversarla, pero nosotros no estamos contra los españoles.
Entendiendo que en algún momento se tendrá que dar una negociación, como lógica política, ¿hay algún sacrificio que está dispuesto a hacer el independentismo catalán para la recuperación de las instituciones, liberar a los presos político?
¿Qué sacrificio? Nosotros queremos un país nuestro y que lo mandemos nosotros, no vamos a parar hasta que lo tengamos. Tenemos que seguir acumulando fuerza y la gente va para adelante, ya no va para atrás, no se vuelve a una autonomía. De hecho, la discusión más grande es «¿por qué debemos volver a una autonomía?… Si debemos seguir con nuestra república, que venga Puigdemont y Junqueras para seguir adelante». Entonces debemos explicarle a la gente que se busca recuperar nuestras finanzas, que no las manejamos porque nos dieron un golpe de Estado a nuestras instituciones, y mantener el objetivo que teníamos.
¿Nada de replegarse y luego salir adelante?
Seguimos para adelante de una manera diferente. Nosotros no vamos a volver. A veces me río cuando escucho al Partido Socialista Catalán (PSC), que pareciera que no fuera catalán, decir «volvamos a lo de antes», ya pasamos eso. Si estamos ahora diciendo que queremos un gobierno en el que no puedan llevar a nadie preso, seguir para adelante para recuperar las instituciones lo hacemos porque la situación se dio así, no es que queramos volver a la autonomía. Nosotros vamos a seguir con nuestra lucha de independencia.
«Hay que acumular fuerzas políticas que permitan a las fuerzas vivas decir basta»
El proceso de independencia ha sido largo, desde 2010. ¿Cómo se analiza desde el escenario actual?
Claro, esto empezó cuando se cepillaron al Estatuto de Autonomía en julio de ese año, a partir de ahí empezó a crecer. En ese momento la gente que pensaba en la independencia no superaba el 20% y ahora somos casi el 50%.
¿Cómo puede definir el estado de forma del movimiento social respecto del proceso de independencia catalana?
En este momento, si bien se está movilizando por la libertad de los presos, está instalada la discusión entre los que defienden el instalar ya la república y los que dicen que hay que juntar un poco más de fuerza y organizarse bien frente a los embates que nos van a dar, porque nosotros somos un movimiento pacífico que no vamos a aguantar al ejército español. Hay que acumular fuerzas políticas que permitan a las fuerzas vivas decir basta. No sé qué pasará en el futuro, porque todo es nuevo, pero sí sé que vamos a tener nuestra república independiente.
¿Cómo proyectan las siguientes semanas? Queda la sensación de que no se esperaban muchas de las acciones realizadas por el gobierno de Rajoy
Claro, la represión no la esperábamos. El artículo 155 es interpretativo, porque no dice mucho. Por ejemplo, ahora quieren intervenir la educación, lo que es imposible, ya que en ninguna comunidad autónoma pueden invadir esa competencia. Pero Rajoy tiene que lograr que se aprueben los presupuestos generales y el Partido Nacionalista Vasco ya dijo que no entregaría los votos mientras exista el 155, porque los vascos entienden que a ellos también se les aplicará el 155 de la noche a la mañana. El escenario está abierto en todos los frentes.