Después de casi cuatro décadas de tensiones y enfrentamientos, Armenia y Azerbaiyán parecen estar al borde de un acuerdo histórico que pondría fin a uno de los conflictos más largos y complejos en la región del Cáucaso Sur. La noticia de este avance fue recibida con esperanza por ambos países, que han librado varias guerras desde finales de la década de 1980, cuando la región de Nagorno Karabaj, habitada mayoritariamente por armenios, se separó de Azerbaiyán, desatando un ciclo de violencia y desplazamientos.
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En los últimos días, los gobiernos de Armenia y Azerbaiyán dieron señales claras de que habían alcanzado un consenso sobre los términos de un acuerdo de paz. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Armenia anunció que el acuerdo estaba listo para su firma y expresó la disposición de su país para negociar la fecha y el lugar en que se llevaría a cabo el acto formal. Las negociaciones entre ambos países han sido complicadas, pero el acuerdo representaba un avance significativo tras meses de intensas discusiones.
En este proceso, Armenia mostró disposición para aceptar las principales propuestas de Azerbaiyán, lo que permitió superar los puntos más conflictivos del acuerdo. Sin embargo, aunque se había considerado la posibilidad de un comunicado conjunto, Azerbaiyán optó por hacer un pronunciamiento unilateral, lo que reflejaba las diferencias persistentes en las negociaciones. No obstante, el gobierno de Azerbaiyán expresó su satisfacción por la conclusión de las conversaciones y resaltó que el próximo paso era la modificación de la Constitución de Armenia, un requisito indispensable para garantizar el reconocimiento pleno de la soberanía azerí sobre Nagorno Karabaj.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, ha sido claro en su disposición a revisar la constitución, un proceso que podría involucrar un referéndum en el que se decidirían los cambios fundamentales. Sin embargo, aún no se ha fijado una fecha para esta consulta, lo que deja en suspenso el calendario para la firma del acuerdo.
El último enfrentamiento, que tuvo lugar en septiembre de 2023, resultó en la toma por parte de Azerbaiyán de la región de Nagorno Karabaj, obligando a más de 100,000 armenios a huir hacia Armenia. Este evento fue un punto de inflexión, que forzó a ambas naciones a reactivar las conversaciones de paz, bajo la mediación de actores internacionales que han presionado por una solución definitiva al conflicto.
A pesar de los desafíos que aún persisten, este posible tratado de paz ofrece una oportunidad única para que Armenia y Azerbaiyán inicien un nuevo capítulo. La firma del acuerdo representaría no solo un final a un conflicto de generaciones, sino también un paso hacia la estabilización de una región que ha estado marcada por la violencia y las disputas territoriales durante demasiado tiempo.
Foto: El Ciudadano
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