Lo que parecía un viaje de aventura terminó siendo una tragedia. El equipo de fútbol tailandés «Los Jabalíes Slavajes» compuesto por 12 niños y su entrenador, que permanecieron atrapados durante 10 días en la cueva de Tham Luang, fueron dados de alta este miércoles del hospital de Prachanukroh, en la ciudad de Chiang Rai y ofrecieron una rueda de prensa para dar a conocer su travesía.
«Bebíamos el agua que caía de las rocas», explicó Pornchai Khamluan, de 15 años, durante los nueve primeros días no comieron nada y bebían agua de lluvia.
Los Jabalíes Salvajes llegaron unos 4 km de la entrada de la cueva pasando un punto normalmente seco conocido como Playa de Pattaya, donde perdieron el sentido del tiempo, contaron los rescatados.
«Fue un milagro cuando vimos que llegó el buzo que no era tailandés», contó Adul Sam-On, de 14 años, a lo que continuó «Mi cerebro no funcionaba muy bien», expresó el joven vestido con el uniforme de Los Jabalíes Salvajes junto a los demás compañeros.
Ekkapol Chantawong, el entrenador de 25 años, relató: «Habíamos planificado estar una hora, pero cuando íbamos de regreso nos encontramos inundaciones, grandes rocas y barro dentro del agua. Por lo que se nos impedía salir y tuvimos que adentrar más en la cueva para poder resguardarnos».
Continuó: «Fue cuando nos dimos cuenta que nos habíamos quedado atrapados, sabíamos que teníamos que mojarnos y nadar». Agregó: «todos sabemos nadar. Después de entrenar a fútbol solemos nadar».
Pero, ¿por qué no salieron? El entrenador contó que desde el punto en el que estaban tenían que bucear para conseguir la salida. «Había pasado una hora entonces nos preguntamos si íbamos a ir más lejos o no. Acordamos que teníamos que volver, porque necesitábamos una hora para volver». Y revela que escuchó que alguien preguntó si estaban perdidos.
Otro de los niños rescatados relató que «en ese momento, estaba pensando que estaba perdido. El entrenador nos dijo que había oxígeno en la cueva, me dije que me tenía que calmar y no tener miedo».
«Dentro de la cueva no se podía escuchar nada» por el nivel alto de la inundación, coincidieron los menores y cuentan que tenían una cuerda que los unía a todos.
Chantawong agrega entonces que tuvieron que subir al punto más alto y pensaron que había una solución para salir.
«Le dije a los niños que teníamos que cavar para dejar el agua salir pero no fue posible. Entonces pensamos en buscar un lugar para pasar la noche porque estaba cada vez era más oscuro. Les dije a todos que no tuvieran miedo», comentó.
La primera noche
Ese día, recuerdan los 12 niños y el entrenador, fue difícil, pero tranquila. «La primera noche rezamos antes de dormirnos. En ese momento, no tenía miedo porque pensé que el día siguiente el agua habría bajado«, dijo el entrenador.
Y otro de los niños agrega, «bebimos el agua que caía de las paredes de la cueva. No teníamos nada de comida». Otro explica que «el entrenador nos dijo que estuviéramos quietos, para consumir la menor energía posible».
Chantawong prosiguió la historia: «Al quinto día hablamos entre nosotros y dijimos que teníamos que buscar una manera de salir. Hablamos de si debíamos avanzar o retroceder. Decidimos retroceder y hablamos entre nosotros otra vez. Había dos soluciones, esperar un rescate o avanzar. En ese momento escuchamos el agua subiendo y miramos delante y vimos que subía hacia nosotros también. Tuvimos que andar a otro punto y durante una hora el agua subió tres metros más».
«No teníamos comida pero seguíamos bebiendo agua e intentábamos cavar para buscar una salida». Hasta que al noveno día llegaron unos buzos británicos y descubrieron a los niños atrapados.
«No sabíamos cuánto tiempo llevábamos ahí y sólo les preguntamos cuánto más íbamos a permanecer en la cueva. Nos dijeron que diez días, pero nuestra cabeza no podía hacer matemáticas. Fue un momento milagroso», manifestó otro de los muchachos.
Después de ese milagro, continuó el delicado rescate que consiguió sacarlos sanos y salvos. «Ahora valoro la vida más», concluyeron los niños arrodillados ante un retrato del rey de Tailandia, Rama X.
El entrenador junto a los muchachos rindieron homenaje ante un retrato del rey de Tailandia, Rama X. Foto: AFP / LILLIAN SUWANRUMPHA
Gozan de buena salud
El director del hospital de Prachanukroh, Chaiwetch Thanapaisal, agregó que la salud de los niños y su entrenador actualmente es buena y que estos tienen «todas las pruebas concluidas y no presentan infección alguna».
Antes de la rueda de prensa, los niños fueron atendidos por psiquiatras para asegurarse que las preguntas, preparadas de antemano, no les provocaran ningún trauma.
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