China es actualmente una potencia espacial de primer orden. Hace una década el número de tecnologías espaciales en las que Rusia aventajaba a China era abrumador, pero hoy la diferencia se ha reducido drásticamente y en muchas áreas, incluso, se ha invertido. En general, China tiene ambiciosos planes espaciales para la próxima década y, lo más importante, dinero para hacerlos realidad.
Se espera en lo spróximos días la visita de una delegación a Moscú para examinar la cooperación en el ámbito de programas tripulados. En particular, se espera que propongan considerar la posibilidad de crear una estación espacial conjunta.
Se acaba de anunciar el primero de esos acuerdos: Rusia y China aunarán esfuerzos para explorar la Luna. China participará en la misión Luna 26, también denominada Luna-Resurs 1, prevista para 2022.
Luna 26 es un orbitador de 2,2 toneladas y 160 kilogramos de instrumentos científicos, que levantará un mapa de la Luna para estudiar su composición mineral y la distribución de hielo polar.
Al mismo tiempo, activarán otra misión china al polo sur de la Luna en 2023. No se ha detallado en qué consistirá exactamente la colaboración, pero se espera sea de instrumentos científicos y el uso compartido de instalaciones de seguimiento terrestres. Además, los dos países crearán un centro de investigación conjunto para estudios lunares.
China tiene un programa de exploración lunar mucho más ambicioso que el ruso, no ha enviado ningún orbitador lunar desde la Chang’e 2 en 2010 y no planea hacerlo en el futuro.