Las dos economías más grandes del mundo se enfrascaron en una guerra comercial después de que el presidente norteamericano Trump anunciara, en junio de 2018, la imposición de aranceles a productos chinos con la excusa de reducir el déficit comercial con la nación asiática.
A partir de este sábado China comenzó a aplicar nuevos aranceles a las mercancías provenientes de Estados Unidos (EE.UU.) por el valor de 60.000 millones de dólares, en respuesta a la decisión del gobierno de Donald Trump de elevar del 10 al 25 por ciento los aranceles a las importaciones chinas, por valor de 200.000 millones de dólares.
El pasado10 de mayo, los aranceles a los productos chinos fueron elevados del 10 al 25 por ciento, pero el mandatario norteamericano ordenó empezar a subir los aranceles al resto de las importaciones chinas, por un valor estimado de 300.000 millones de dólares.
El Ministerio de Finanzas de China advirtió que la subida de los aranceles por parte de EE.UU. es una medida desfavorable, que daña los intereses de ambas partes y contradice las expectativas de la comunidad internacional.
Asimismo, advirtió que Pekín responde al proteccionismo comercial norteamericano y a la política de acciones unilaterales de Washington que agravó el conflicto comercial.
No obstante, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lu Kang, se mostró esperanzado de que Estados Unidos decida volver a la mesa de negociaciones.
«Nuestras puertas están abiertas al diálogo, pero las negociaciones deben ser sinceras y tener sentido, el acuerdo mutuamente beneficioso debe basarse en los principios de respeto mutuo», indicó.
Consumidores estadounidenses son los más afectados
La mayoría de los estadounidenses considera que como consumidores están pagando los aranceles adicionales que la Administración Trump impuso a las importaciones chinas, reveló una encuesta.
De acuerdo con el sondeo realizado por la Universidad de Monmouth, cuando se les preguntó quién asumirá el costo de los aranceles sobre los productos chinos, el 62 por ciento de los encuestados dijo que son los consumidores estadounidenses, en comparación con solo el 23 por ciento que creía que los productores chinos son los principales perjudicados.
«La política arancelaria de Trump no ha ganado ningún adepto en el último año. Y ahora, la mayoría de los estadounidenses dicen que al final ellos pagarán la factura de una guerra comercial en expansión con China», dijo Patrick Murray, director del Instituto de Encuestas de la Universidad de Monmouth.
Según la encuesta, el 62 por ciento de los encuestados dijo que es «muy probable» que, como resultado de los aranceles, las compañías estadounidenses que venden productos chinos o que usan materiales chinos en sus productos recarguen los costos adicionales a los consumidores.
La guerra comercial está saliendo del dominio arancelario. Washington está tratando de impedir que empresas chinas como Huawei compren productos de los Estados Unidos o hagan negocios con corporaciones norteamericanas.
Por su parte, Pekín ha preparado un plan para restringir las exportaciones de hacia los Estados Unidos.
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