Durante sus 67 años de historia, la CIA ha suministrado armas a los insurgentes en todo el mundo, desde Angola hasta Nicaragua y Cuba. Los últimos esfuerzos de este país para entrenar a la denominada oposición siria moderada es solo otro ejemplo de tales intervenciones, indica un informe publicado el martes por el diario estadounidense The New York Times.
De acuerdo con el citado análisis, realizado en los últimos dos años, muchos de los intentos de la agencia para armar a las fuerzas foráneas tuvieron un mínimo impacto a largo plazo.
Todo esto ocurre mientras, en abril del año pasado, el presidente de EE.UU., Barack Obama, autorizó a la CIA a armar a los insurgentes sirios en su base en Jordania y, recientemente, ha permitido expandir ese apoyo a Arabia Saudí.
Un plan similar puesto en marcha en Afganistán para combatir a las fuerzas soviéticas, según el estudio de la CIA, fue el único proyecto de este tipo que resultó exitoso. Aun así, éste también tuvo su lado oscuro, ya que algunos de estos combatientes, más tarde, formaron el núcleo de Al-Qaeda.
Ya en el mes de agosto, el canciller sirio, Walid al-Moalem, tachó de “ridícula” la división de los grupos armados en moderados y extremistas: “cualquier parte o persona en Siria, que se levante en armas contra el Estado y el Ejército (sirios) y asesine a ciudadanos inocentes, es un terrorista”.