Los diferentes sucesos que han venido ocurriendo en el espacio internacional, hace pensar, que una confrontación bélica entre estas naciones no es del todo descabellado
Nuevamente es espacio árabe es noticias gracias a las diferentes declaraciones de presidentes, primeros ministros y funcionarios de alto rango dentro de las administraciones o gobiernos de la zona. Y es que, desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca del norte, parece que el planeta se ha retrotraido a la era de la Guerra Fría.
Ya desde El Ciudadano, hemos estado viendo con gran preocupación diferentes factores que pueden potenciar una confrontación en la zona, o por lo menos elevar la tensión a niveles inusitados. La hegemonía estadounidense se ha hecho palpable gracias a las múltiples acciones de Trump y su séquito disgregado en diferentes cargos de importancia.
Irán, uno de los países con gran producción de petróleo, ha mantenido por mucho tiempo diferencias con Estados Unidos, hecho nada extraño por sus orígenes culturales disímiles, pero, el problema inició formalmente cuando los persas dijeron al mundo su intención de usar la energía atómica para fines pacíficos, hecho que conllevó con el tiempo a la formación del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), que es un acuerdo internacional sobre el programa nuclear de Irán establecido en Viena el 14 de julio de 2015 entre este país y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas —China, Francia, Rusia, Reino Unido, Estados Unidos— sumados a Alemania), y la Unión Europea.
En este acuerdo Irán acordó eliminar sus reservas de uranio enriquecido medio, disminuir sus reservas de uranio enriquecido bajo en 98% y reducir en dos tercios sus centrifugadoras de gas durante trece años. A lo largo de los quince años siguientes, Irán solo enriquecería uranio hasta 3,67%.
En el marco de este acuerdo fueron suspendidas las sanciones que hasta el momento mantenía EE. UU., no obstante, a finales del año pasado, la administración Trump a través de su secretario de Estado Mike Pompeo acusó a Teherán de violar el «espíritu» del acuerdo al apoyar a organizaciones como Hizbolá, Hamas, los rebeldes hutíes en Yemen y el Gobierno de Bashar al Assad en Siria, -como es costumbre-, sin presentar prueba alguna.
La medida afecta a más de 700 organizaciones, individuos, barcos y aviones que tienen que ver con las transacciones petroleras, a fin de ahogar la economía de Irán. Sin embargo, estas medidas, no han dado los réditos esperados en los lapsos necesarios, es por ello que la presión ha aumentado, pero por otros medios.
Luego de estas acusaciones, se ha visto un inusitado movimiento militar en la zona pérsica, a lo que se avizoraba un posible «incidente», hecho realidad con el ataque a dos petroleros, justo en el Golfo de Omán, localizado al sudeste, del estrecho de Ormuz (a escasos 33Km de Irán ), que tiene en el lado sudoeste al golfo Pérsico.
Era previsible que un hecho de este tipo podría suceder, y no es de extrañar que luego de un gran movimiento de buques y navíos militares al Golfo Pérsico, además de las declaraciones del 30 de mayo pasado del enviado especial de EE. UU. para Irán, Brian Hook, en las que aseveró que se habían desplegado fuerzas en la región, agregando que «Pensamos que este despliegue tiene un efecto disuasivo ante posibles cálculos erróneos del régimen [iraní]», un incidente como este (petroleros-Omán) se encuentre en la palestra pública.
El caso del ataque a los buques petroleros en el Golfo de Omán, -que cada día hace ver con más fuerza que se trata de un acto de bandera falsa-, da condiciones perfectas para que se vea con buenos ojos enviar más equipamiento y buques militares por parte de EE. UU. a la zona, por lo que de inmediato anunció el envío de un buque destructor, el USS Mason, al golfo de Omán tras el incidente. Estos actos ya son «normales» en las políticas belicistas de este país.
Varios aspectos de la cronología de los hechos nos hace pensar que el acto es de bandera falsa, inicialmente, que el mismo día de los hechos (13 de junio), el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, afirmó que detrás de los ataques, estaba Irán, quien por su parte, siempre a negado desde ese momento toda implicación.
Este viernes pasado (14 de junio) , un nuevo comunicado aparece desde Washington emitido por el presidente de los EE. UU. Donald Trump, en una entrevista en la cadena Fox, acusando también del ataque a Irán, así lo reseñó el medio digital Rusia Today (RT). Esto sirvió de sustento y apoyo a su secretario de Estado Mike Pompeo, quien lo dijo a pocos minutos de sucedidos los hecho, sin el término de lapsos suficientes para una investigación seria.
«Irán lo hizo y ustedes saben que lo hizo, porque ustedes vieron el barco», aseveró Trump, afirmando que se encontró una mina marina sin explotar que tenía, -según el mandatario-, escrito «Irán escrito por todas partes», refiriéndose a que, en las imágenes de los petroleros, se muestran claramente de donde procedió el ataque.
Casi siempre, luego de declaraciones de este tipo realizadas por los Estados Unidos, los apoyos de sus aliados son inmediatos, normalmente de Inglaterra y Francia, no obstante en esta oportunidad, debido a las distensiones relacionadas con los aranceles y a las declaraciones de Trump sobre Europa, tardaron un poco más pero llegaron, aunque solo de los más apegado a Washington, Gran Bretaña y Arabia Saudita.
Reino Unido inició este apoyo el 14 de junio indicando en documento que se envió a la agencia de noticias Sputnik lo siguiente «Tras una investigación propia (de las circunstancias de lo sucedido) el Reino Unido llegó a la conclusión (…) de que los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, que es una estructura de las Fuerzas Armadas iraníes, atacaron dos petroleros el 13 de junio», agregando que Irán ya había en el pasado perpetrado ataques contra buques petroleros.
Arabia Saudita ha esperado un poco más y lo hace por medio del príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, respondiendo en una entrevista con el diario Asharq al Awsat donde dijo que Irán está detrás de los ataques a los buques petroleros en el golfo de Omán.
«El régimen iraní no ha respetado la visita del primer ministro de Japón (Shinzo Abe) a Teherán (quien para el 13 de junio iniciaba una visita a Irán) y respondió a sus esfuerzos (diplomáticos) con ataques a dos petroleros, incluido uno japonés», dijo, citado por la agencia Reuters, en referencia a los ataques del jueves 13.
Todas estas acusaciones, son dadas en medio de una falta absoluta de pruebas y donde la Organización de Naciones Unidas (ONU) a llamado a la calma. El secretario general de este ente, António Guterres, condenó el 14 de junio los ataques a barcos petroleros en el golfo de Omán, y sugirió no sacar conclusiones apresuradas antes de esclarecer las circunstancias.
De igual forma Rusia y Turquía hicieron lo propio en relación al tema, el primero haciendo un llamado a evitar la escalada de tensión en torno a Irán, y el segundo abogando por realizar una investigación seria, así lo dejó asentado el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu.
A partir de este entramado, ¿cuál es la respuesta persa?
Irán no se ha hecho esperar en cuanto a respuestas y declaraciones, en primer lugar rechazando los hechos con los petroleros y en segundo lugar haciendo énfasis en su camino iniciado, a partir de la salida de EE. UU. del acuerdo, en aumentar el enriquecimiento de Uranio.
Es por esto que el 17 de junio la Organización de Energía Nuclear de Irán aseguró que este mes superará el nivel de 300 kilogramos de uranio enriquecido que le permite el pacto nuclear, el que se mantienen con los países restantes.
«A partir de este día empezamos a superar el tope de 300 kilogramos de uranio enriquecido», dijo el portavoz de la institución, Behruz Kamalvandi, a la televisión local.
El pasado 8 de mayo, al cumplirse un año de la retirada de Estados Unidos del pacto nuclear, Irán suspendió parcialmente sus obligaciones en el marco del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), como se conoce a ese acuerdo.
Pero esto no es una mera pataleta, es un método de presión al continente europeo para que le ayude a evadir las sanciones que los Estados Unidos le ha impuesto y pretende hacer cumplir, es por ello que declaran sobre una segunda etapa del enriquecimiento, sin embargo acota Kamalvandi que Europa aún tiene tiempo y suficientes posibilidades para que ayuden a Irán a eludir las sanciones unilaterales de Estados Unidos.
«Si Europa toma medidas prácticas para garantizar los intereses iraníes, Teherán volverá a cumplir totalmente sus compromisos previstos en el acuerdo nuclear», señaló.
Kamalvandi precisó que su país superará en los próximos dos meses y medio el techo de 130 toneladas de agua pesada contemplado en el PAIC.
Ante esto, las respuestas no se han hecho esperar, sin embargo la más sonora de todas es la presentada por el jefe de la Casa Blanca, en la que ya habla abiertamente de una «Guerra», y es que, con todas las implicaciones mencionadas, hechos, acusaciones y actores, todo parece estar servido para los hechos.
El día de hoy 18 de junio el presidente de EE. UU., Donald Trump, afirmó durante una entrevista con la revista Time que podría recurrir al uso de la fuerza militar contra Irán para que esa nación no obtenga armas nucleares, así lo reseño el medio RT en su espacio digital.
El mandatario estadounidense indicó que las armas nucleares «ciertamente» serían la causa para una guerra entre EE.UU. e Irán. «Ciertamente iría por las armas nucleares», declaró.
De igual forma expresó dudas en cuanto a qué otros motivos podrían llevar a su nación a un conflicto militar contra Irán y dijo que dejaría «un signo de interrogación» al respecto. esto sin hacer ninguna observación sobre el ataque a los petroleros en el Golfo de Omán.
Y entonces ¿cuál es la motivación del fehaciente encono por este ataque?, si es un acto de bandera falsa, ¿qué lo motivaría?, lo cierto es que en la actualidad simplemente hay una medición de fuerza en el espacio geográfico, las declaraciones generan aliados, las que no neutralidad y y las que no se encuentran en la misma linea enemigos. Parece que se prepara a la opinión pública estadounidense (pilar fundamental para solicitar permiso al Congreso), sobre la necesidad de confrontar a Irán e iniciar la guerra, espacio necesario para re impulsar la economía Estadounidense en pleno espacio de apogeo arancelario, una confrontación que se genere en el espacio del estrecho de Ormuz, permitiría a los occidentales una excusa para controlar la zona, y su contraparte lo sabe.
Qué importancia tiene controlar la zona del estrecho de Ormuz
Esta respuesta es muy sencilla, -aunque para los que vivimos en sectores lejanos (América del Sur), no parece tan importante, si lo es desde el espacio geográfico-, la dominación de este estrecho permite ejecutar decisiones de geopolíticas y geoestrategias significativas, y es que, es uno de los pasos marítimos más estratégicos del mundo ya que conecta a los productores de petróleo de Medio Oriente con mercados clave en Asia Pacífico, Europa y América del Norte.
Su ubicación lo hace especial, está entre Omán e Irán, conectando el paso marítimo de los países del Golfo, —Irán, Kuwait, Arabia Saudita, Bahréin, Qatar y Emiratos Árabes Unidos— , con el Mar de Arabia y más allá. En su punto más angosto, el canal separa a Omán de Irán por tan solo 33 kilómetros. es de esta cercanía que se sugiere a Irán como promotor de lo sucedido a los cargueros.
Tiene dos vías marítimas, y cada una mide apenas 3km y aunque es estrecho, no es llano, en realidad es lo suficientemente profundo como para permitir el paso de los barcos petroleros más grandes del mundo. Pasan por este pequeño canal, casi 19 millones de barriles de petróleo al día, que vendría a ser más o menos la quinta parte de las exportaciones del planeta, esto lo convierte en el paso más importante para la producción petrolera mundial. Incluyendo el petróleo de la Organización de Países Exportadors de Petróleo (OPEP) Arabia Saudita, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, así como la mayoría del gas natural licuado de Qatar, el mayor productor del mundo.
Todo parece indicar un desarrollo inminente de acciones, sin embargo, variables endógenas pudieses interferir en los planes, y son nada más y nada menos que las elecciones presidenciales de Norte América, elemento que sin duda tendrá un preponderancia importante en la toma de las decisiones.
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