Obama estaría pensando seriamente en el otoño de su Presidencia (Lame Duck), en borrar definitivamente el estigma impreso por la Administración Bush en los aparatos de poder (establishment) tras afirmar en su viaje a Berlín que “la guerra emprendida por George W. Bush no puede ser eterna” y citando a James Madison añadir que «ninguna nación puede preservar su libertad en medio de una guerra continua». Así, tras la significativa erosión de la imagen de EEUU en el mundo tras los sangrantes episodios de vulneración de los Derechos Humanos en Abu Ghraib y Guantánamo, una de las primeras decisiones de Obama tras su investidura en el 2009fue firmar una orden ejecutiva para exigir el cierre de la prisión en la base naval de Guantánamo en el plazo de un año, pero en su segundo mandato sus asesores todavía siguen buscando los mecanismos legales para finiquitar el «limbo jurídico» de Guantánamo, espacio virtual fruto de la ingeniería jurídica del llamado «Comité de Guerra» ( nombre en clave del selecto grupo de juristas y asesores que trabajaron a las órdenes de la Troika formada por Rumsfeld, Hayden y Cheney), verdaderos detentores del Poder durante el nefasto mandato de George W. Bush.
Con respecto a Cuba, Obama ordenó en enero del 2011 la restitución de las políticas de la administración Clinton reduciendo las restricciones de viajes y envíos de dinero desde Estado Unidos a Cuba , pero tras estas maniobras de distracción, subyacerían las conversaciones secretas entre el cubano-judío y Profesor de la Universidad de Denver, Arturo López -Levy y las autoridades cubanas para negociar el trueque de Gross por los 3, lo cual representaría eliminar un significativo escollo en el largo camino para restablecer la normalidad en las relaciones entre EEUU y Cuba y granjearse la enemistad del exilio anticastrista de Miami. Por último, tras las declaraciones de Benjamin Netanyahu en las que reafirma “el derecho del pueblo judío a construir en Jerusalén”, (lo que traduciría en la construcción de 1.000 nuevas viviendas en Jerusalén Este), asistimos de nuevo a la escenificación de un “desencuentro en las formas” entre Obama y Netanyahu y que como en anteriores ocasiones se finiquitará con una tibia condena por parte de EEUU de “ la actual política de construcción de viviendas en Cisjordania y Jerusalén Este ” al tiempo que se procederá a la firma entre el Ministerio de Defensa judío y la empresa estadounidense Lockheed-Martin para la adquisición de un nuevo escuadrón de aviones de última generación F-35. Sin embargo, existiría además un “desencuentro de fondo” entre las Administraciones de Netanyahu y Obama debido al concepto geopolítico imperante en la Administración Obama y cuyo cerebro sería el ex-Consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter, Zbigniew Brzezinski. Así, Brzezinski en un discurso ante al Consejo Nacional Irano-estadounidense (NIAC), afirmó que “creo que los EE.UU. tiene derecho a decidir su propia política de seguridad nacional y no seguir cual mula estúpida lo que hagan los israelíes”.
El mensaje diáfano de Obama hacia Israel sería que “la paz en Oriente Próximo y Medio (Oriente PROME) es posible a través del diálogo y que Israel y Estados Unidos tienen que negociar con Irán y con Siria, dos actores cruciales en la política de Oriente Próximo”, postulados que serían un misil en la línea de flotación del Gobierno de Netanyahu que aspira a resucitar el endemismo del Gran Israel (Eretz Israel), doctrina que tendría como principal adalid a Isaac Shamir al defender que “Judea y Samaria (términos bíblicos de la actual Cisjordania) son parte integral de la tierra de Israel. No han sido capturadas ni van a ser devueltas a nadie”, y en la que se basarían los postulados actuales del partido Likud liderado por Netanyahu quien aspira a convertir a Jerusalén en la “capital indivisible del nuevo Israel”, tras la invasión de su parte oriental tras la Guerra de los Seis Días (1.967).
Teniendo en cuenta la pérdida del control del Senado por parte del Partido Demócrata tras las elecciones legislativas de medio término(midterms), del 4 de Noviembre, Obama tirará la toalla en su lucha solitaria contra el establishment y en su particular partida de ajedrez contra el filisbusterismo republicano, adoptará una conducta transgresora en el tramo final de su mandato. Así, Obama podría intensificar su particular “operación profiláctica” de los agentes patógenos del establishment (Cuarta Rama del Gobierno) así como reconsiderar el tradicional veto de EEUU en el Consejo de Seguridad de la ONU ante propuestas “nocivas para el Estado israelí”, lo que sería en un serio obstáculo para diseñar la arquitectura del Gran Israel-Eretz Israel, por lo que Obama será considerado la “bestia negra” del establishment anglo-judío tras-nacional quien procedrá a la implementación de una intensa campaña de descalificación personal y política de Obama en los medios de comunicación dominantes o “mainstream media”, (especialmente virulenta en los medios manejados por los “think tank” Heritage Foundation y Cato Institute), preludio de la gestación de una trama endógena que podría terminar por reeditar el Magnicidio de Dallas (Kennedy,1.963).
Dicho complot será una auténtica obra de ingeniería laberíntica que tendrá como cerebros a la Homeland Security-CIA y al Mossad israelí con el objetivo inequívoco de lograr que EEUU vuelva a la senda de las democracias formales tuteladas por el establishment anglo-judío y tras su asesinato, aumentará la presión del lobby pro-israelí de EEUU ( AIPAC) sobre su sucesor , el actual vicepresidente Joe Biden, para proceder a la desestabilización de Siria e Irán por métodos expeditivos, momento que será utilizado aprovechado por la Trilateral EEUU-Gran Bretaña-Israel para proceder a rediseñar la cartografía del puzzle inconexo formado por los actuales países de Oriente Próximo y Medio y así lograr unas fronteras estratégicamente ventajosas para Israel, siguiendo el plan orquestado hace 60 años de forma conjunta por los gobiernos de Gran Bretaña, Estados Unidos e Israel y que contaría con el respaldo de los principales aliados occidentales, ingresando mientras Obama en el Olimpo ingrávido de los mitos tras la estela de John F. Kennedy.