Comprar de segunda mano: una tendencia que favorece la conservación del planeta

Piezas de alta costura y de las más afamadas firmas de la moda se ofrecen sin complejos en establecimientos especializados en este tipo de mercancía

Comprar de segunda mano: una tendencia que favorece la conservación del planeta

Autor: Félix Eduardo Gutiérrez

Una fotografía de la cantante española Rosario Flores en la tienda Vintalogy de Madrid, España, causó especial simpatía entre sus seguidores. La imagen publicada por el diario El País sugiere la inclinación de la cantante por proveerse de vestuario y artículos usados.

Muy atrás quedó aquella falsa creencia de vincular crisis económica con la adquisición de enseres y prendas textiles de segunda mano. El tema es más complejo de lo que se cree. Se trata de una marcada tendencia que recorre el mundo y que va más allá del estatus social.

Implica conciencia de la conservación del planeta, transformación de los valores y superación de arraigados prejuicios. Lo demuestra hoy en día el exitoso surgimiento en las grandes capitales del mundo de tiendas especializadas en el ramo de lo usado, e igualmente los intercambios y ventas facilitadas por aplicaciones móviles y páginas web, que contribuyen al auge de esta moda, sustentada también en mercados al aire libre.

Un ejemplo es Vintalogy, el local que visitaba Rosario Flores cuando fue fotografiada. Una tienda de 1.000 metros cuadrados ubicada en pleno centro de Madrid, que se presenta como la más grande de Europa y se dedica, en exclusiva, a expender piezas de segunda mano.

Rosario Flores en la tienda Vintalogy de Madrid, España. Foto Web.

Teresa Castañedo, su fundadora, explicó en una reseña para El País que “todo en la moda son ciclos, los centros comerciales tuvieron su tiempo de auge, pero ahora gusta más el comercio de centro de ciudad, con algo de originalidad y una personalidad más propia que la de las grandes cadenas».

Dijo que «ahora entramos en un ciclo en el que la gente valora lo de segunda mano. Actualmente se compra esta ropa con orgullo, no con vergüenza. Los clientes aprecian la originalidad de las prendas de vestir usadas sin ningún tipo de rechazo a su vida anterior, porque huyen de la moda en cadena».

Aseguró que quienes compran ropa y artículos usados generalmente son personas conscientes de la necesidad de cuidar el ambiente. No es un secreto que la industria textil es una de las más contaminantes del planeta. Por ello Castañedo se pregunta: si tanta ropa se está produciendo a tan grandes velocidades y con costos ambientales y humanos tan altos ¿qué hacer con las prendas usadas?

Todo tipo de prendas de vestir usadas de afamadas marcas, como Dior, Louis Vuitton, Prada y Chanel. se venden en una tienda de México. Foto Web.

Citó como ejemplo que el estadounidense promedio genera más de 30 kilos de residuos textiles al año y, según la Organización Mundial de la Salud, si China alcanzara una población de 1.450 millones de personas, esto implicaría un mercado de casi 19 millones de toneladas de prendas anuales.

En Ciudad de México, en América Latina, existe otra experiencia interesante de ventas de accesorios y todo tipo de prendas de vestir usadas de afamadas marcas como Dior, Louis Vuitton, Prada y Chanel.

Es un establecimiento llamado Troquer, fundado por Lucía Martínez Ostos e Ytzia Belausteguigoitia, quienes participaban con sus amigas en una reunión que se llamaba “La Permuta”.

Contaron en un reportaje para la revista colombiana Semana que en este grupo se daban cita para rotar e intercambiar ropa. A algunas les agradaba comprar cosas de segunda mano, como muebles y artesanías de diseñador, siempre y cuando fueran piezas únicas.

La experiencia de intercambio fue tan buena que buscaron transformarla en negocio en 2013. “En el ropavejero no te dan el valor que es y por una bolsa Chanel te pagan muy poco. Dijimos: no podemos con el consumismo de usar y desechar», contó Belausteguigoitia.

Plataformas en línea han ayudado a promover el mercado de prendas de segunda mano.

En Colombia Ana Jiménez es manager de Trendier, una aplicación de compra y venta de ropa usada. En su opinión, las plataformas en línea han ayudado a promover el mercado de prendas de segunda mano.

«La economía colaborativa que nos ha brindado internet –afirma- ha hecho que cambien los valores, es decir, ya no estamos tan enfocados en poseer y acumular sino en una cultura de usar y disfrutar las cosas”.

Indicó que bajo estos dos parámetros nacen en todo el mundo plataformas como Trendier, en las que las mujeres compran y venden sus prendas, de esta forma alargan su vida útil.

Señaló que “pueden seguir estrenando, que es lo que más amamos las mujeres, de manera constante pero con un impacto menor en el medio ambiente”.

 

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