Con en lanzamiento de proyectiles, Corea del Norte busca aumentar la presión sobre Estados Unidos después de que las negociaciones nucleares entre los dos países hayan quedado estancadas.
Corea del Norte lanzó este sábado varios proyectiles de corto alcance desde su costa este, de su territorio en un gesto que podría hacer regresar la Península a la escalada de tensión que sufrió durante 2017.
El ensayo fue confirmado por el ejército surcoreano que informó que los cohetes fueron disparados en sucesión poco después de las 9 de la mañana (hora local) desde la ciudad de Wonsan, un área donde en el pasado este país ha llevado a cabo ejercicios militares y pruebas de artillería.
Según el comunicado emitido por la Oficina del Estado Mayor Conjunto, «los proyectiles volaron entre 70 y 200 kilómetros sobre el Mar del Este (nombre que las dos Coreas dan al Mar de Japón)».
«Corea del Sur se halla en proceso de análisis adicional para obtener más información», señala el texto.
Proyectiles no misiles
Inicialmente, el comunicado señalaba que se trataba de un lanzamiento de misiles, pero después se modificó la terminología utilizada para describirlos como «proyectiles».
“Lo que el Norte ha disparado esta vez no es un misil balístico”, declaró un oficial militar surcoreano a la agencia de noticias surcoreana Yonhap.
De este modo, el ejército norcoreano podría estar probando artillería de cohetes, un hecho que no violaría las sanciones de la ONU impuestas a Pyongyang por sus pruebas nucleares y de misiles balísticos.
De hecho, Corea del Norte probó un misil por última vez en noviembre de 2017, cuando disparó un Hwasong-15 ,que podía alcanzar cualquier punto del territorio continental estadounidense.
Poco después, Pyongyang declaró completo su programa de armamento nuclear y comenzó una fase de acercamiento a Seúl y Washington.
Estancamiento de las negociaciones
Con el lanzamiento de proyectiles de este sábado, Corea del Norte busca aumentar la presión sobre Estados Unidos después de que las negociaciones nucleares entre los dos países hayan entrado en punto muerto tras el fracaso de la cumbre que sostuvieron Kim Jong-Un y Donald Trump en Hanói, Vietnam en febrero pasado.
Pyongyang ha expresado su descontento por este estancamiento y el pasado día 18 de abril informó que había probado una nueva arma táctica.
El líder Kim Jong Un advirtió si EE.UU insistía en «imponer sanciones y presionar» a Corea del Norte, su país podía «considerar una nueva forma de salvaguardar nuestra soberanía e intereses».
«Parece claro que Corea del Norte está enfadada por lo que parece ser una falta de flexibilidad en la posición de la administración Trump y su apego por la política de ‘máxima presión'», opinó el analista Harry Kaziani, del think tank Centro para el Interés Nacional, citado por Reuters.
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