En 2020, unas 1282 personas gravemente enfermas pusieron fin a sus vidas utilizando los servicios de suicidio asistido en Suiza, lo que representa 68 personas más que en 2019, reseñó el portal SWI swissinfo.ch.
La cifra fue suministrada por la empresa EXIT, la principal empresa especializada en ofrecer el servicio en el país alpino.
El suicidio asistido es legal en Suiza desde la década de 1940. La ley suiza tolera el suicidio asistido cuando los pacientes actúan por sí mismos y los ayudantes no tienen ningún interés personal en su muerte.
Los suicidios asistidos representan alrededor del 1,5% de las 67 000 muertes registradas de media en Suiza cada año.
El número de miembros de los grupos EXIT aumentó el año pasado a más de 166 000, una tendencia de nuevas membresías que también se ha observado en lo que va de 2021.
EXIT Deutsche Schweiz, que cubre las regiones helvéticas de habla alemana e italiana, registró un aumento de 51 suicidios asistidos, con un total de 913 en 2020. También en la Suiza de expresión francesa aumentó el número de personas que decidieron poner fin a su vida: 369 en total, con el acompañamiento de EXIT Suisse Romande.
Alrededor de una tercera parte de las personas acompañadas por EXIT padecía cáncer, mientras que otras tenían enfermedades relacionadas con la edad, problemas cardíacos o dolores crónicos. La edad media fue de 78,7 años, y el número de mujeres fue superior (59%) al de los hombres.
Ayudar a suicidarse es un empleo
Los trabajadores de Exit, la mayor organización de suicidio asistido, suelen ser jubilados. Suministran la medicación fatal a los pacientes que quieren morir. Pero su papel va mucho más lejos.
Más de 40 personas están registradas en Exit como asistentes. Según Jürg Wiler, vicepresidente de esa organización, la mayoría son jubilados de más de 65 años.
Casi 1 000 personas reciben asistencia de Exit cada año. Por lo general (98% en 2019) optan por morir en sus propios hogares o en la institución donde viven.
Los asistentes llevan la dosis fatal de pentobarbital, siempre recetada por un médico, a la casa del paciente. Una vez que este se ha autoadministrado la dosis y se ha producido el deceso, el asistente permanece en el lugar durante la inspección policial.
Previamente ayudan a los pacientes a prepararse para el último día. También atienden a familiares en duelo y amigos cercanos que están presentes en la hora final.
Las personas que asisten a quienes deciden poner fin a sus días deben cumplir numerosas condiciones y participar en un programa de formación de un año para conocer los aspectos médicos, legales y psicológicos del suicidio asistido y saber cómo cuidar a los pacientes.
Los asistentes de Exit se emplean por contrato. Por cada caso que manejan, reciben 650 francos, además de una asignación básica para gastos como llamadas telefónicas y viajes al lugar del fallecimiento. “Como regla general, un asistente dedica aproximadamente 20 horas a cada caso.
Eso equivale a una tarifa de 35 a 40 francos por hora, aproximadamente el equivalente a la paga en trabajos de enfermería”.
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