La reciente decisión del presidente Donald Trump de suspender la financiación federal para agencias de reasentamiento de refugiados ha generado una profunda crisis en decenas de organizaciones que apoyan a miles de refugiados recién llegados a Estados Unidos. Estas agencias, encargadas de garantizar el acceso a necesidades básicas como vivienda y alimentos durante los primeros meses de los refugiados en el país, se encuentran paralizadas y sumidas en la incertidumbre.
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La suspensión, anunciada el 24 de enero, ha dejado a líderes de las organizaciones buscando claridad sobre cómo podrán seguir operando sin el respaldo económico federal. Entre las principales preocupaciones está el destino de miles de refugiados que dependen de estos recursos para integrarse en la sociedad estadounidense.
Krish O’Mara Vignarajah, presidenta de Global Refuge, describió la medida como un golpe devastador para el programa de reasentamiento. «Esta decisión paraliza el programa», afirmó, subrayando el impacto negativo sobre una iniciativa que ha permitido a personas que huyen de guerras, persecuciones y desastres naturales encontrar un refugio seguro en Estados Unidos durante décadas.
La orden afecta principalmente a las agencias religiosas, que desempeñan un papel crucial en la acogida de refugiados. De las diez agencias nacionales que gestionan el reasentamiento, siete tienen raíces religiosas. La mayoría depende en gran parte de fondos federales para operar. «No estamos recibiendo ninguna orientación útil del gobierno en este momento», señaló Mark Hetfield, presidente de HIAS, una agencia judía de reasentamiento. Además, afirmó con firmeza que pelearán contra el gobierno para revertir la medida.
La administración Trump ya había frenado la admisión de nuevos refugiados, pero la reciente orden parece ir un paso más allá, afectando a aquellos que ya están en suelo estadounidense y que ahora se verán privados de los recursos necesarios para su integración. Según Matthew Soerens, vicepresidente de World Relief, una organización evangélica de apoyo a refugiados, la suspensión de fondos dificultará su misión de ayudar a los recién llegados a lograr autosuficiencia económica.
El Departamento de Estado, por su parte, justificó la medida como parte de una revisión de 90 días del programa de asistencia extranjera. No obstante, las agencias temen que el recorte pueda volverse permanente. Mientras tanto, el secretario de Estado Marco Rubio ha asegurado que se mantendrán los fondos para ayuda humanitaria crítica, aunque aún no se sabe si las agencias de reasentamiento se beneficiarán de esa exención.
Impacto en miles de refugiados
El alcance de esta crisis es significativo: se estima que al menos 26.494 refugiados y receptores de Visas de Inmigrante Especial podrían verse afectados, principalmente aquellos que llegaron en los últimos tres meses y que dependen del apoyo financiero para comenzar su vida en Estados Unidos. Muchas de estas personas son afganos que colaboraron con las fuerzas militares estadounidenses, lo que añade una dimensión humanitaria y política al conflicto.
La cuestión del reasentamiento de refugiados se ha politizado cada vez más en los últimos años. Bajo la primera administración de Trump, las admisiones de refugiados cayeron a cifras históricamente bajas, en contraste con el esfuerzo de su sucesor, Joe Biden, que revitalizó el programa y admitió cerca de 100.000 refugiados en su primer año de mandato.
Sin embargo, el vicepresidente JD Vance ha sido crítico con el papel de la Iglesia en la defensa de los refugiados, sugiriendo que su motivación puede estar más vinculada a beneficios económicos que a preocupaciones humanitarias. La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos respondió asegurando que su trabajo en este campo es una obra de misericordia y un compromiso de larga data con los vulnerables.
Con la incertidumbre aún latente, las agencias de reasentamiento luchan por mantenerse a flote y cumplir su misión. La suspensión de fondos podría tener consecuencias devastadoras no solo para los refugiados, sino también para las comunidades que han acogido a estas personas, quienes ahora carecen del apoyo necesario para integrarse.
Foto: Redes
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