La Croacia de la severa crisis económica que no viste en el Mundial

Desde 2008, Croacia ha acumulado una caída del Producto Interior Bruto (PIB) superior al 12 %. El país tiene una cifra de desempleo que alcanza el 17% y se ceba sobre todo en los jóvenes, ya que la mitad de ellos está sin empleo

La Croacia de la severa crisis económica que no viste en el Mundial

Autor: Chevige González Marcó

Mientras Kolinda Grabar-Kitarovic, la presidenta de Croacia, se convertía por estos días en Moscú en una atracción mediática paralela a la del Mundial de Fútbol, en su país, la situación más allá del éxito de su selección no pintaba bien. En realidad, Croacia nunca ha podido recuperarse económicamente desde hace una década.

En 2013, Croacia ingresó a la Unión Europea, un evento que, para el entonces gobierno socialdemócrata, ayudaría a salir del foso. No obstante, no hubo recuperación económica y un año después las elecciones las ganaría la ultraderecha xenófoba. Sí, esa simpática mujer con apariencia sencilla se convirtió desde entonces en la presidenta de la pequeña nación de apenas 4 millones de habitantes.

Kolinda Grabar-Kitarovic, la presidenta del show mediático en Rusia 2018. Foto: Agencias

Una crisis estructural

Desde 2008, Croacia ha acumulado una caída del Producto Interno Bruto (PIB) superior al 12%. El país tiene una cifra de desempleo que alcanza el 17% y se ceba sobre todo en los jóvenes, ya que la mitad de ellos está sin empleo.

El propio Banco Central de Croacia llegó a situar al país como el peor de la Unión Europea, junto a Grecia, en cuanto al ambiente emprendedor, sobre todo por el exceso de burocracia.

Croacia tiene también el desafío de diversificar su economía, que depende mucho del turismo, un sector que el año pasado aportó un 15% al PIB del país. En 2017, la probable quiebra de una poderosa red de supermercados amenazó con hundir más la economía del país. De allí podemos denotar la fragilidad del sistema económico del país.

Mientras Croacia formó parte de la antigua Yugoslavia, y bajo el sistema socialista, poseía una economía más diversificada en torno a la industria química. Pero tras su declaración de independencia, y luego de la guerra que finalizó en 1995, se avanzó en un proceso de privatizaciones que remató las capacidades productivas del país y se volcó hacia los servicios.

Los gobiernos croatas entregaron a sus más cercanos la mayoría de las empresas construídas en el socialismo. Muy pocas sobrevivieron bajo la administración de sus nuevos dueños, que sólo amasaron ganancias patrimoniales para invertir en otras áreas, fundamentalmente comerciales y especulativas.

Se dice que Croacia tiene las playas más bellas de la Unión Europea. Foto: Web

Kolinda no es esa mujer humilde

Durante el Mundial de Fútbol, la presidenta Kolinda Grabar-Kitarovic avanzó en una operación mediática que deslumbró al mundo e incluso a sus propios ciudadanos, pero su figura en realidad esconde otros intereses. El año que viene, el país va a elecciones y Kolinda está muy abajo en las encuestas.

La presidenta croata, pagó de su bolsillo el viaje al Mundial de Rusia y las entradas para apoyar al equipo nacional. La realidad es que en 2010 se conoció que mientras desempeñaba el cargo de embajadora en Estados Unidos, utilizó el vehículo oficial para viajes privados y muchos de ellos los hizo su marido, Grabar-Kitarovic, quien devolvió el dinero malgastado de su bolsillo, pero sólo cuando se conoció la noticia.

El partido de la presidenta, la Unión Democrática Croata, no es muy distinto a la xenófoba Liga del Norte en Italia ni a Ciudadanos en España. Su triunfo en 2014 se basó en culpar a los inmigrantes y refugiados de la crisis. En la campaña propuso que se construyeran vallas como las de Hungría para evitar la entrada de los migrantes al país.

Grabar-Kitarovic también se opuso a las cuotas de reparto de migrantes que la Unión Europea acordó en 2015 para reubicar a 160.000 refugiados. De los 1.600 que le tocaban, Croacia aceptó sólo a 100, el 6% del total.

El último ataque xenófobo contra los refugiados ha sido la Ley de Extranjería, reformada hace un año para prohibir la asistencia a necesidades básicas como la vivienda, la salud, el saneamiento o la alimentación a los inmigrantes en situación irregular. Se salvan sólo personas en “casos de emergencia médica o humanitaria o en situaciones de peligro mortal”, como señala Amnistía Internacional.

Aparte, Kolinda se fotografió hace un par de años con la bandera de la Ustasha, una banda terrorista que se alió con los nazis en 1929 para perseguir a judíos, gitanos, bosnios y serbios musulmanes. Sus miembros buscaban la independencia de Croacia y la creación de un Estado supremacista en el que los croatas estuvieran por encima del resto de “razas”. Grabar-Kitarovic le quitó importancia diciendo que la bandera había ondeado en el Parlamento el día que consiguió la independencia.


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