La Iglesia Católica ha estado envuelta, a lo largo de su historia, en muchos casos de abuso sexual a menores de edad y Chile no ha sido la excepción. Sin ir más lejos, el Caso Karadima aún trae repercusiones en la visita papal a nuestro país, debido a que el Obispo Juan Barros, encubridor de los abusos de Karadima, asistió de todas formas a la Misa del Papa Francisco en el Parque O’higgins, lo que generó muchas críticas en los chilenos.
En ese sentido, muchas veces se ha catalogado a Karadima como pedófilo ante los abusos sexuales que cometió en contra de diferentes adolescentes feligreses de su capilla, término que es correcto pero que no tiene relación necesariamente con la pederastia.
Los pedófilos son aquellas personas que tienen interés por un niño menor de edad y que sienten un deseo sexual por ellos. Son individuos que se entretienen sexualmente con niños menores de edad y adolescentes, pero no se traduce, necesariamente, en el acto sexual completo, es decir, no cometen el abuso de violación propiamente tal.
Por otro lado, los pederastas son aquellos que abusan sexualmente de un menor, sin oprimir ese deseo sexual y que terminan concretando una violación. Por consiguiente, un pederasta es un pedófilo, pero no necesariamente un pedófilo es un pederasta, esto quiere decir que ambos términos, no son sinónimos como muchos creen.
El Ciudadano