Cada vez que vemos uno de esos tutoriales que nos cambian la forma de hacer las cosas, cuando usamos Google Maps para tomar el camino más eficiente de vuelta a casa, cuando encontramos el regalo perfecto para un amigo en el buscador de Google o simplemente cuando compartimos una hoja de cálculo con nuestros compañeros de equipo en el trabajo, estamos usando la red de Google. Una nube que busca ser cada vez más confiable, rápida y segura.
Esta red tiene muchos componentes, por ejemplo nuestros centros de datos en Chile, que se encargan de realizar las búsquedas de Google Search, almacenan las fotos de Google Fotos, los videos YouTube y hacen funcionar las aplicaciones de GSuite. Otro elemento importante son las regiones de Google Cloud Platform, como la que lanzamos el año pasado en San Pablo, Brasil. En todo el mundo, la red de Google tiene más de 100 puntos de presencia y 7500 nodos. Todas estas “partes” de la nube están conectadas por una gran red que incluye 11 cables submarinos y miles de kilómetros de fibra óptica alrededor del mundo.
Hoy estamos anunciando un paso muy importante en esta infraestructura donde Google se convierte en la primera compañía tecnológica que – sin ser especializada en telecomunicaciones – invierte en el desarrollo de un cable submarino internacional totalmente privado.