Los legisladores norteamericanos quieren obligar a la intérprete a revelar lo que Trump y Putin conversaron en privado durante la cumbre de Helsinki.
La necesidad de conocer si hubo algún comentario sobre la posible relación de Rusia en los asuntos de Estados Unidos, están impulsando a muchos parlamentarios a presionar para que sea interpelada la traductora de los mandatarios.
Los políticos contrarios a Trump, aseguran que al no conocerse lo que se discutió en la reunión privada, el peso de dar a conocer los detalles, recaen en los hombros de la otra norteamericana que se encontraba en el lugar: Marina Gross.
Según los expertos políticos e internacionalistas, refieren que, si un intérprete da a conocer una conversación confidencial entre líderes mundiales, no tendría precedentes y pudiese ser peligroso.
«Nunca ha sucedido en la historia de Estados Unidos», dijo Harry Obst, que se desempeñó como intérprete de siete presidentes. «Y si no ha sucedido en más de 200 años, debe haber una buena razón para ello».
Sin embargo, un número de políticos demócratas que cada vez aumenta más, están solicitando que la intérprete Marina Gross, que sea interpelada y llevada ante un comité del Congreso norteamericano en la reunión que sostuvo el líder de la Casa Blanca Donald Trump con su par ruso, Vladimir Putin.
Otra de las exigencias que tiene los demócratas, es que la mujer deberá entregar las notas que tomó durante su estadía en la reunión privada que sostuvieron los dos líderes mundiales el pasado lunes en Helsinki.
«No tiene precedentes citar a un traductor para revelar detalles de una reunión privada entre el presidente y otro líder mundial, pero las acciones de Trump no tienen precedentes de una manera que dañe nuestra seguridad nacional», dijo el político Bill Pascrell Jr. en una carta a los principales legisladores sobre el Comité de Supervisión de la Cámara y Reforma Gubernamental.
“El público estadounidense merece saber si Trump hizo alguna concesión, reveló secretos de seguridad nacional o intentó sacar provecho de la presidencia”, dijo Pascrell.
Stephanie van Reigersberg, quien trabajó como intérprete del Departamento de Estado durante 32 años antes de retirarse en 2005, aseguró que “al igual que un médico o un sacerdote, los intérpretes y traductores están sujetos a un código de ética que dictamina que toda la información privilegiada o confidencial que se les confía en el curso del trabajo permanece confidencial”.
«Lo que pase en una reunión entre líderes mundiales no depende de usted para divulgarlo o no», dijo.
Gross es un traductor experimentado y respetado que trabaja para la Oficina de Servicios Lingüísticos del Departamento de Estado, que ofrece intérpretes para la Casa Blanca. Ella llegó al departamento por primera vez como contratista, pero eventualmente fue nombrada como parte del personal y ha prestado sus servios para varios funcionarios públicos.
Las fotos de archivo de la Casa Blanca muestran a Gross sonriente junto a Laura Bush durante la visita de la entonces primera dama con miembros del Equipo Paralímpico Ruso en Sochi, Rusia, en 2008. Otra foto del año pasado refleja que está sentada por el entonces secretario de Estado Rex Tillerson, durante las palabras de apertura del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, antes de una reunión bilateral en Moscú.
Quedará en espera, si los partidos demócratas, consiguen mediante artimañas legales, obligar a Marina Gross, para que comparezca ante el senado para revelar lo conversado entre ambos presidentes.