Días de duelo nacional

El Estado Islámico se hizo cargo de los ataques ocurridos en Francia, ataques que dejaron más de 350 heridos y al menos 129 muertos. El terrorismo sigue a la orden del día, mientras tanto Hollande declaro duelo por 3 días.

Días de duelo nacional

Autor: Nicole Moscovich

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En un comunicado difundido en internet, un texto firmado por el Estado Islámico reivindica el ataque perpetrado por «ocho hermanos con cinturones explosivos y rifles de asalto contra lugares cuidadosamente escogidos en el corazón de París». «Que Francia y aquellos que siguen su rumbo sepan que serán los blancos principales del Estado Islámico», advirtió la organización jihadista, que cuenta entre sus filas a miles de extranjeros, incluyendo varios cientos de franceses.

Luego de conocerse el comunicado, el presidente Hollande declaró la guerra contra la milicia terrorista: «Esto es un acto de guerra perpetrado por Daesh», dijo en referencia al acrónimo en árabe de Estado Islámico, tras concluir una reunión de su gabinete de seguridad en el Palacio del Elíseo.

«Ante un ataque cometido de forma cobarde, vergonzosa y violenta, Francia será implacable contra los bárbaros de Daesh», advirtió el jefe de Estado francés, que durante la noche del viernes al sábado ya había decretado el estado de excepción en el país y había ordenado el reforzamiento de los controles fronterizos.

Al menos 128 personas murieron y unas 300 resultaron heridas, 80 en estado muy grave y 177 relativamente graves, según el último balance provisional comunicado por el fiscal François Molins, quien además reveló que los atentados fueron casi simultáneos, protagonizados por al menos siete jihadistas.

Seis de los autores hicieron estallar sus cargas y otro fue abatido por la policía, pero antes varios de ellos abrieron fuego al azar contra transeúntes, gente sentada en un café, espectadores de un concierto de rock o asistentes de un partido de fútbol, contó el funcionario judicial que investiga los hechos.

Frente a la Torre Eiffel patrullan policías fuertemente armados. Los hombres, algunos con el rostro tapado con máscaras oscuras, dejan vagar las miradas por los alrededores. El emblema de París permanece cerrado este día, al igual que todas las instalaciones públicas en la capital francesa. Aun así, muchas personas se sacan fotos allí.

En toda Francia impera un estado de excepción. Sin embargo, en muchos lugares de París, la ciudad tiene casi el aspecto de siempre. «París es grande», dice un hombre en los Jardines de Luxemburgo. Para él, los atentados perpetrados en la noche del viernes estaban muy lejos. No obstante, hay menos gente en la ciudad que en un sábado normal y las caras de no pocas personas expresan cierta tensión.

La policía ha instalado un retén en un cruce del bulevar Jules Ferry. En las cercanías se encuentra la sala de conciertos Bataclan, donde los terroristas mataron la noche anterior a al menos 80 personas. En la tarde del sábado, varios curiosos se acercan con cámaras a los cordones rojiblancos que impiden el paso. Camiones de la policía con grúas pasan delante. Policías revisan las bolsas de transeúntes que quieren entrar en la zona cerrada. La gente lo toma con calma.

Una calma que, pese a la muy tensa situación, también reinaba entre los miles de espectadores que en la noche del viernes seguían en el Stade de France el partido amistoso entre Francia, país anfitrión de la Eurocopa 2016, y el campeón mundial Alemania. En las cercanías del estadio habían explotado dos bombas, pero entre los casi 80.000 espectadores no se desató un pánico masivo.

Solo poca gente utilizó el último metro de la línea 13 que por la noche se desplaza desde el estadio de fútbol, en el suburbio de Saint Denis, hacia el centro de la ciudad. Era una de las pocas líneas que seguían en servicio. Las masas de espectadores habían abandonado el Stade de France por esta estación del metro. Solo unos cuantos hinchas se quedaron atrás.

Fuente: Página 12


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